Nueva York, 23 de septiembre de 2025 – Total News Agency – TNA –El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, volvió a ofrecer un respaldo político al régimen de Nicolás Maduro en el escenario internacional. Durante su discurso en la apertura del debate general de la 80.ª Asamblea General de las Naciones Unidas, Lula pidió que no se cierre el camino al diálogo con Venezuela, pese a que la experiencia de los últimos años muestra que el chavismo lo ha utilizado como una estrategia para ganar tiempo y perpetuarse en el poder.
El pedido de Lula ante la comunidad internacional
Fiel a la tradición brasileña de abrir las sesiones de la ONU, Lula reclamó que América Latina se mantenga como “zona de paz” y defendió la vía del diálogo en el caso venezolano. “El camino al diálogo no se le debe cerrar a Venezuela”, afirmó, insistiendo en que cualquier salida debe evitar la confrontación.
Al mismo tiempo, condenó el “uso de la fuerza letal” en el Caribe, al que calificó como “ejecuciones extrajudiciales”. Según Lula, este tipo de prácticas vulnera derechos fundamentales y agrava tensiones regionales.
Una defensa controvertida
La posición de Lula no sorprende: desde su regreso al poder ha mantenido una línea de apoyo diplomático hacia Caracas, pese a las denuncias de violaciones a los derechos humanos y la falta de garantías democráticas en Venezuela. Para críticos y opositores venezolanos, el llamado al diálogo no es más que un salvavidas para Maduro, quien ha usado sucesivas rondas de negociaciones para dilatar soluciones, dividir a la oposición y consolidar su permanencia en el gobierno.
América Latina como “zona de paz”
En su intervención, Lula reiteró que la región sigue siendo “un continente libre de armas de destrucción masiva, sin conflictos étnicos ni religiosos”, aunque reconoció un “momento de polarización e inestabilidad crecientes”. También advirtió sobre la comparación entre delincuencia y terrorismo, al señalar que “la manera más eficaz de luchar contra el narcotráfico es mediante la cooperación”.
El mensaje del mandatario brasileño fue interpretado como un intento de reforzar su liderazgo en el Sur Global, pero también dejó en evidencia las tensiones internas que genera su insistencia en validar al régimen venezolano bajo el argumento del diálogo, un camino que desde hace años no ha generado cambios reales ni avances democráticos.