Por Dario Rosatti
Buenos Aires, 3 de octubre de 2025 — Total News Agency-TNA —Lo que debía ser un Gran Premio electrizante en las calles de Bakú terminó siendo más digno de un expediente de la SIDE que de un manual de Fórmula 1. Allí estaban ellos: tres hombres de la inteligencia argentina, enviados en misión encubierta para proteger a Franco Colapinto de las oscuras garras de Alex Albon. El plan era perfecto, casi salido de una película de espías… salvo por un detalle: fallaron.
La carrera fue anodina, apenas condimentada por el choque y abandono de Oscar Piastri y la victoria rutinaria de Max Verstappen. Pero el verdadero drama no estuvo en los boxes, sino en las sombras. Según trascendió, Sergio Neifert, cabeza de la SIDE, ordenó un despliegue inusual: enviar al mismísimo Director del SIA y al Subsecretario de Administración a “garantizar” que Colapinto no fuera saboteado. Para mantener la corrección normativa, se sumó incluso el joven Laudra un representante de la DAI, que solicito su nombre permaneciera en secreto, por obvios motivos. Lo importante es cumplir con el marco regulatorio, aunque se trate de Fórmula 1.
Los agentes, a su pesar —o eso alegaron en el parte—, tuvieron que alojarse en un hotel cinco estrellas, en habitaciones de dos mil dólares la noche. Todo sacrificio es poco por la patria y, claro está, por Colapinto. El subsecretario de Administracio José Lago Rodríguez consiguió las actas secretas que disponen de los fondos para la operación, secundado por Alejandro Colombo, director de SIA y protagonista de un ascenso fulgurante: de lidiar con deudas personales, según murmuran detractores, a la opulencia de Bakú con gastos reservados. La transformación es digna de estudio.
El caso de Lago Rodríguez merece párrafo aparte. No solo ocupa su cargo en la SIDE: también fue nombrado, por decreto 551/25, como uno de los síndicos generales del Estado. Según especialistas en derecho administrativo, ambos cargos serían incompatibles. Pero seguramente es un malentendido burocrático; ya sabemos que en la Argentina los decretos a veces son más veloces que los autos de la parrilla de salida.
Lo cierto es que la misión imposible terminó en fracaso. Pese a tanto espionaje, lujo encubierto y papeleo secreto, Albon hizo lo que Albon sabe hacer: chocó a Colapinto y lo dejó sin puntos, en el último lugar. Y mientras el piloto argentino lamía sus heridas deportivas, los tres agentes regresaban discretamente a Buenos Aires, con la amarga certeza de que ni el espionaje criollo pudo evitar lo inevitable.
El pais envuelto en llamas politica y economicamente y tres de los funcionarios de la estructura de inteligencia deciden ir a pasear a Baku para ver la carrera y con fondos reservados. Ni el presidente se tomo vacaciones, muchchos.
Fuera de joda, era “nesario” (tonada riojana).
Fuentes: Documentación interna, agentes especializados en automovilismo y fuentes del recontraespionaje vernáculo, con perdón de la palabrota.