La advertencia de Estados Unidos y el rol de Milei
Buenos Aires, 11 de octubre de 2025 – Total News Agency – TNA –.–La reciente declaración del secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, sobre el supuesto compromiso del presidente Javier Milei de “sacar a China de la Argentina”, generó un fuerte debate diplomático y económico. Distintos analistas locales interpretan que el reclamo de Washington responde a una exigencia política y estratégica, más que a un interés comercial inmediato.
Estados Unidos busca limitar la influencia china en la región y, en especial, en sectores considerados sensibles como las telecomunicaciones, los puertos, la infraestructura aeroportuaria, la energía nuclear y las estaciones espaciales, entre ellas la base de observación satelital que China mantiene en Neuquén, cuyo funcionamiento se desarrolla bajo estricto hermetismo.
Un vínculo comercial con déficit estructural
China se mantiene como uno de los tres principales socios comerciales de la Argentina, junto con Brasil y Estados Unidos. Sin embargo, el intercambio bilateral sigue siendo altamente deficitario: el país asiático le vende a la Argentina más del doble de lo que compra. Según estimaciones privadas, mientras las exportaciones argentinas rondan los 12.000 millones de dólares, las importaciones desde China ascienden a 24.000 millones.
Pese a esa asimetría, el analista Marcelo Elizondo, presidente del Comité Argentino de la Cámara de Comercio Internacional, advirtió que “la fortaleza del vínculo sigue siendo el comercio de granos, soja y alimentos”, aunque resaltó que el interés de Washington es frenar los avances chinos en sectores estratégicos como la Hidrovía, el 5G o los puertos patagónicos.
Otros observadores destacan qué, pese a los anuncios de Beijing, China nunca concretó inversiones industriales en la Argentina destinadas a crear fábricas, producir localmente o exportar desde el país, a diferencia de las naciones occidentales. Los grandes proyectos prometidos en energía, transporte o infraestructura quedaron en etapas preliminares o fueron suspendidos.
El equilibrio diplomático y el juego geopolítico
Para el exembajador argentino en China, Diego Guelar, “el 80 % de las exportaciones de carne y el 70 % de los granos argentinos tienen como destino el mercado chino”, por lo que “ese vínculo no va a desaparecer, sino que probablemente crezca”. No obstante, advirtió que “la relación estratégica con Washington es fundamental. Somos Occidente y no existe la opción entre Estados Unidos o China”.
El analista Rosendo Fraga coincidió en que las declaraciones de Bessent no sorprenden, pues “ratifican la posición inicial de Milei”, quien desde su asunción afirmó que sus aliados eran “Estados Unidos e Israel”. Fraga recordó además que en los dos años de gobierno libertario, la diplomacia argentina se concentró en Occidente, sin visitas a Asia, África ni Oceanía.
Fraga agregó que el objetivo norteamericano es neutralizar la influencia de China en la región, y mencionó temas estratégicos como la eventual Base Naval Integrada y Polo Logístico Antártico en Ushuaia, punto clave del paso interoceánico sur que podría convertirse en el único corredor Atlántico-Pacífico si se cerrara el Canal de Panamá.
El swap chino y el interés financiero de Washington
Uno de los puntos de fricción más relevantes es el swap de monedas vigente con China, equivalente a 18.000 millones de dólares, un monto similar al apoyo financiero que Estados Unidos proyecta ofrecer a la Argentina a través de nuevos mecanismos de cooperación. Según expertos, el gobierno norteamericano presionará para cancelar el swap en cuanto llegue su vencimiento, buscando reemplazarlo por instrumentos de crédito occidentales.
Elizondo consideró que no habrá una ruptura comercial, pero sí un intento de “restringir los avances chinos en áreas estratégicas”. Además, destacó que las reformas impulsadas por Milei —como la desregulación del comercio exterior y la eliminación del Impuesto PAIS sobre importaciones— mejoraron el flujo comercial con China y Brasil, aunque sin alterar la naturaleza dependiente del intercambio con el gigante asiático.
Un socio comercial, no un inversor
En el balance general, la presencia china en la Argentina ha sido principalmente comercial y financiera, no productiva. A diferencia de empresas europeas o estadounidenses, China no instaló plantas de ensamblaje ni parques industriales para exportar desde territorio argentino. Su estrategia ha estado centrada en la compra de materias primas, la concesión de créditos atados a proyectos y la instalación de infraestructura vinculada a su interés geopolítico.
De esta manera, mientras el vínculo comercial con Beijing sigue siendo relevante, los analistas coinciden en que la advertencia de Washington no busca cortar el comercio, sino redefinir la orientación estratégica del país hacia sus aliados históricos.