Por Daniel Romero
Buenos Aires, 27 octubre 2025 – Total News Agency-TNA –En un giro que parece ser el comienzo de una segunda etapa más pragmática en su mandato, el presidente Javier Milei emergió este domingo desde el podio del Hotel Libertador con un tono inusualmente empático, extendiendo la mano a sectores de la oposición dispuestos a sumarse a su agenda de reformas, pero dejando claro que no todos están invitados a la mesa. Tras un triunfo electoral que superó las expectativas más optimistas –con La Libertad Avanza rozando el 41 por ciento de los votos a nivel nacional y victorias en provincias clave como Buenos Aires–, Milei celebró no solo el violeta que tiñó el mapa político, sino también la oportunidad de consolidar un Congreso más afín que le permita avanzar en promesas pendientes como la reforma laboral y tributaria.
Un discurso más templado
El mandatario, que durante la campaña había arremetido con su habitual vehemencia, (a excepción de los últimos días) contra el “kirchnerismo” y el “estatismo”, optó esta vez por un registro dialoguista que sorprendió incluso a sus allegados. “Agradezco a todos los argentinos por este mandato renovado”, proclamó, en un guiño inclusivo que contrastó con sus intervenciones previas. Convocó explícitamente a los gobernadores peronistas moderados –excluyendo, por supuesto, a figuras como Axel Kicillof, a quien tildó de “parte del problema” por su adhesión a ideas que, según Milei, asfixian la libertad económica–. El llamado se extendió también al PRO y a Mauricio Macri, con quien el diálogo parece reabierto tras gestos recientes: “Tenemos un excelente interlocutor en el expresidente, y contaremos con él para la batalla por la civilización occidental”, ironizó, recordando la felicitación de Donald Trump, que aplaudió el “aplastante” resultado como validación de su confianza en el libertario.
Esta postura, si se consolida, podría ser el bálsamo que Argentina necesita para volver a ser grande, como sueña Milei. No se trata solo de retórica: con el nuevo Congreso que se conformará en diciembre –pasando de 37 a 93 bancas en Diputados con aliados–, el oficialismo gana margen para vetar embates opositores y negociar quórums. Pero el desafío radica en transformar esa mayoría numérica en consensos reales, especialmente en un país donde el 40 por ciento de los votantes aún no se alinea con el mileísmo puro.
Calmar la interna y redefinir el gabinete
Detrás de la euforia del búnker, persiste la necesidad imperiosa de apaciguar las tensiones internas que han marcado los últimos meses. Milei postergó la definición de los cambios en el Gabinete, asociándolos directamente a la nueva composición legislativa: “Necesito los mejores interlocutores para implementar esta agenda”, confesó en una entrevista posterior, aludiendo a un proceso de consultas que podría extenderse hasta el 11 de diciembre. En este recálculo, el Triángulo de Hierro –conformado por él mismo, su hermana Karina y el asesor Santiago Caputo– emerge como pilar intacto, pese a roces pasados que amenazaron con fracturas. “Una es la hermana de sangre, el otro el hermano de la vida”, bromean en los pasillos de la Casa Rosada, mientras el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, aspira a un rol ampliado sin interferencias. En este punto, hay quienes aseguran quiere irse y aflojar un poco con el stress. Su esposa, la primera interesada.
La clave, en este relevo, será priorizar idóneos con moral comprobada en cada área. Especial énfasis merece la lucha contra el narcotráfico, un frente donde Estados Unidos observa con lupa –y donde un tropiezo podría erosionar el respaldo de Washington–. Milei ya lo dejó entrever en actos recientes: “Estamos exterminando la inseguridad y el narcotráfico”, prometió en Córdoba. Es necesario y urgente reforzar la Secretaría de Inteligencia con perfiles orientados a la protección nacional y, de paso, a blindar su propia presidencia de infiltraciones. En tono ligero, pero con el fondo de lecciones aprendidas, un colaborador cercano deslizó que el Presidente no puede permitirse otro traspié logístico: “No vaya a ser que la camioneta presidencial se quede sin nafta otra vez; debe llegar a destino, cueste lo que cueste”.
La mano dura contra el narcotráfico y una Inteligencia eficaz
En este contexto, la renovación del Gabinete no debería ser un mero maquillaje administrativo, sino una oportunidad para alinear el equipo con prioridades estratégicas. La agencia de inteligencia, en particular, debe pivotar hacia una orientación proactiva de la mano de idóneos con moral comprobada: no solo para desmantelar redes externas que amenazan al país, sino para salvaguardar la estabilidad del Ejecutivo ante presiones externas en oscuras asociaciones internas. Washington, atento a estos movimientos, podría intensificar su cooperación si ve compromiso genuino –un guiño que Milei, con su afinidad trumpista, no querrá desaprovechar.
El respaldo renovado de una sociedad agotada pero esperanzada
Por otro lado, este triunfo no es un cheque en blanco, sino el reflejo de un sacrificio colectivo que Milei parece, por fin, comprender. La sociedad argentina, golpeada por la inflación y la incertidumbre, acudió a las urnas con un respaldo renovado al oficialismo, pese al ausentismo y las penurias diarias. Si el discurso templado de anoche es indicio, el Presidente capta el mensaje: las victorias electorales no bastan; urge traducirlas en alivio tangible para quienes “llegan a fin de mes a duras penas”, como él mismo admitió en campaña. “Es fuerte el resultado”, reconoció, pero agregó que “está en nosotros aprovechar esta oportunidad de oro”. En un país polarizado, ese “nosotros” inclusivo podría ser el puente hacia una gobernabilidad más sólida.

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