Madrid, 28 octubre 2025 – Total News Agency – TNA –La economía de Rusia mantiene, por ahora, la capacidad de sostener los esfuerzos bélicos de su Gobierno gracias a su fondo soberano, la recaudación empresarial y una menor dependencia de las exportaciones energéticas, aunque los analistas advierten que se avecinan tensiones estructurales que podrían limitar ese margen.
Situación actual y resiliencia aparente
Según el economista Vladislav Inozemtsev, cofundador del laboratorio Centro de Análisis y Estrategias en Europa (CASE), “la posibilidad de una recesión prácticamente no afecta hoy a la estabilidad económica y política de Rusia”.
La inflación ronda el 8 % en septiembre —superior al doble del objetivo del 4 % del Banco de Rusia y el cuádruple de los estándares occidentales—, y el banco central ha recortado sus tipos de interés refencia casi 50 puntos porcentuales hasta situarlos en torno al 16,5 %.
El crecimiento interanual fue del 1,4 % en el primer trimestre y del 1,1 % en el segundo, lo que sitúa al país en una senda parecida a la de los últimos dos años, aunque con claros signos de desaceleración.
Modelos de financiación de la guerra
La clave del presente está en un modelo que combina varios elementos:
- Una participación del petróleo, gas y otros bienes primarios en los ingresos públicos que ha caído —pasó de más del 50 % en 2011-2014 a cerca del 25 % hacia mediados de 2025—.
- El uso intensivo del fondo soberano junto con un nivel de deuda público relativamente bajo (alrededor del 17,7 % del PIB al cierre de 2025, según el CASE).
- Un déficit presupuestario moderado, estimado en torno al 2 % del PIB, que Moscú ha logrado cubrir con reservas y mercado interno de bonos, evitando una dependencia masiva del endeudamiento externo.
- La capacidad de exportar hidrocarburos y otros productos básicos, además de recursos para eludir parcialmente las sanciones: por ejemplo, mediante ventas a la India y China o rutas alternativas para el petróleo.
Factores de riesgo y horizonte de desgaste
Pese a esta resiliencia, los analistas alertan sobre vulnerabilidades latentes que podrían erosionar la capacidad del país para financiar su operación militar a mediano plazo. Entre ellas:
- La falta de crecimiento productivo y avance tecnológico, que limita el aumento de la productividad.
- El agotamiento gradual del fondo soberano y de las reservas líquidas; algunos expertos sostienen que podrían agotarse hacia finales de 2025.
- La dependencia aún significativa de sectores vinculados a materias primas y al petróleo, lo que expone al país a bajadas de precios o pérdidas de cuota de mercado.
- Un mercado laboral tensionado, inflación elevada, tipos de interés altos y una confianza empresarial debilitada, lo que reduce los márgenes de maniobra para sostener crecimiento y gasto militar simultáneos.
De acuerdo con las proyecciones del CASE, podría producirse una contracción moderada de entre el 1 % y el 1,4 % del PIB en 2026 si no se corrigen estos desequilibrios.
Conclusión
En definitiva, Rusia hoy cuenta con las palancas para sostener el frente de guerra, pero el horizonte muestra fisuras crecientes. Su modelo de “economía de guerra” resiste por ahora gracias a reservas, ingresos alternativos y políticas de contención del gasto externo, pero las aristas estructurales —tecnológicas, productivas y fiscales— plantean la pregunta de cuánto durará ese margen. Será clave observar si el país realiza ajustes reales o si el desgaste se acumula hasta comprometer su capacidad de proyección militar.
Fuentes consultadas
Stockholm Institute of Transition Economics (SITE) – Informe “Financing the Russian War Economy” (2025)
Carnegie Endowment for International Peace – “Russia’s Economic Gamble” (2024)
CSIS (Center for Strategic & International Studies) – “Russian Wartime Economy: From Sugar High to Hangover” (2025)
Atlantic Council – “Russia and Ukraine are locked in an economic war of attrition” (2025)

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