Por Daniel Romero
Bagdad, 5 de noviembre de 2025-Total News Agency-TNA-El gobierno de Irán habría acelerado recientemente el envío de armas y logística a milicias chiíes radicadas en Irak como preparación para una eventual escalada militar frente a Israel, según fuentes israelíes e iraquíes consultadas por medios del Medio Oriente. Este rearme estratégico se inscribe en una lógica de expansión del “eje iraní” y abre un nuevo frente geográfico en el complejo tablero del conflicto entre Teherán y Tel Aviv. Estados Unidos, observa con preocupación.
El incremento de armamentos incluye drones de ataque, misiles de mediano alcance y sistemas de vigilancia avanzados, destinados a milicias como Kataib Hezbollah, parte del brazo armado de las Fuerzas de Movilización Popular (PMF) en Irak. Estas fuerzas operan bajo la órbita de la Quds Force de Irán y ahora disponen de capacidades para lanzar ataques desde territorio iraquí hacia objetivos israelíes.
El fortalecimiento militar se produce en un contexto de tensión creciente en Oriente Medio, donde Israel observa con alarma la consolidación de amenazas en sus fronteras. Desde la inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) y el servicio de inteligencia Mossad se advierte sobre ataques combinados con drones, misiles y movimientos terrestres que podrían articularse desde Irak, Siria y Jordania.
Para Bagdad, esta dinámica genera una coyuntura compleja: por un lado, persiste la profunda influencia iraní sobre el Estado iraquí y sus fuerzas de seguridad; por la otra, el primer ministro Mohammed Shia al‑Sudani ha intentado mantener cierta distancia de la escalada militar y ha condicionado el desarme de las milicias al retiro de las tropas estadounidenses.
El uso del territorio iraquí como posible plataforma desde la cual Teherán desplegaría su ofensiva contra Israel simboliza una extensión de la guerra por poder que Irán lleva adelante desde años, mediante redes de milicias y aliados regionales. En los últimos meses, Irán habría reorientado su alianza hacia Irak, tras sufrir reveses diplomáticos y militares en Siria, Líbano y Gaza.
En lo político-estratégico, esta escalada también representa un desafío para la autonomía de Irak. La presencia reforzada de milicias y el rearme promovido desde Irán tensionan la soberanía del gobierno central y complican su equilibrio entre Teherán y Washington. La situación se agrava en medio de la transición electoral que vive el país con comicios parlamentarios el 11 de noviembre de 2025.
A nivel internacional, el rearme desde Irak amplía la capacidad de Irán para proyectar fuerza fuera de sus fronteras y complica a Israel la delimitación de sus amenazas inmediatas, al convertir el territorio iraquí en una zona de posible lanzamiento de misiles o drones. Esto también activa mecanismos de alianza en defensa para Jerusalén junto con Washington.
Para los analistas, la decisión de Irán de rearmar su red de milicias en Irak obedece a una lógica de disuasión y contingencia: ante la posibilidad de un nuevo enfrentamiento directo con Israel, Teherán busca disponer de un frente adicional que incluso pudiera llenar el vacío dejado por aliados tradicionales debilitados.
En resumen, la presencia iraní en Irak no solo se mantiene sino que se reactiva bajo parámetros más agresivos, con miras a un enfrentamiento mayor con Israel. Para Irak, la cuestión reviste carácter central: si bien comparte intereses estratégicos con Irán, también arrastra la carga de convertirse en escenario de un conflicto regional que podría desestabilizar su propio sistema interno.
Relaciones Actuales entre Irán e Irak (Noviembre 2025)
Las relaciones entre Irán e Irak se mantienen cordiales y estratégicas, marcadas por una profunda influencia iraní en el ámbito político, económico y de seguridad iraquí, aunque con señales de debilitamiento en el último año debido a presiones externas y dinámicas internas en Irak. Tras décadas de tensiones históricas (como la guerra de 1980-1988), la caída de Saddam Hussein en 2003 facilitó un acercamiento, con Irán convirtiéndose en un actor dominante en Bagdad. En 2025, la cooperación bilateral se ha intensificado en seguridad, pero las elecciones parlamentarias iraquíes del 11 de noviembre representan un punto de inflexión que podría reducir la hegemonía de Teherán.
1. Ámbito de Seguridad y Militar
Irán e Irak han profundizado su alianza en este frente, enfocándose en la coordinación fronteriza y la prevención de amenazas transfronterizas. En agosto de 2025, firmaron un memorando de entendimiento que fortalece la colaboración para evitar el uso del territorio o espacio aéreo iraquí en ataques contra Irán. Un evento clave fue el uso del espacio aéreo iraquí por parte de Israel en un ataque contra Teherán el 14 de junio de 2025, lo que llevó a Bagdad a presentar una queja formal ante el Consejo de Seguridad de la ONU y a reunirse con altos funcionarios iraníes en Bagdad para analizar desafíos regionales.
Esta cooperación representa un riesgo para Estados Unidos e Israel, ya que alinea a Irak con el “eje iraní” y reduce la influencia estadounidense en las instituciones de seguridad iraquíes. Milicias chiíes respaldadas por Irán, como las Fuerzas de Movilización Popular (PMF), juegan un rol central, aunque el primer ministro iraquí, Mohammed Shia’ al-Sudani, ha condicionado su desarme a la retirada total de tropas estadounidenses. En octubre de 2025, se reportaron tensiones por ataques israelíes que involucraron rutas aéreas sobre Irak, reforzando la postura iraquí de no permitir su territorio como plataforma contra Teherán.
2. Ámbito Político e Influencia
Irán mantiene una vasta influencia en Irak a través de facciones chiíes y el “Marco de Coordinación” (Coalition Framework), que domina el parlamento actual. Sin embargo, su poder se está erosionando en 2025 debido a factores como la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria (finales de 2024), presiones de la administración Trump en EE.UU. para que Bagdad distancie a las milicias de Teherán, y el boicot sin precedentes del Movimiento Sadrista (liderado por Muqtada al-Sadr) desde 2022. Este boicot podría permitir a Irán influir indirectamente en hasta 70 escaños, comprando lealtades, pero fragmenta el bloque chií.
Las elecciones del 11 de noviembre de 2025, con 329 escaños en juego (25% para mujeres y cupos para minorías), usan votación biométrica exclusiva por primera vez, lo que favorece a partidos grandes y podría inclinar el equilibrio hacia bloques más independientes o prooccidentales. Analistas prevén que Irán acepte cambios moderados, como la integración de las PMF en el ejército regular, para preservar su presencia económica y política, pero no a costa de una pérdida significativa. Figuras como Nouri al-Maliki (ex primer ministro pro-Irán) han instado a al-Sadr a reconsiderar el boicot para mantener el equilibrio sectario. Candidatos como Adnan al-Zurfi (pro-EE.UU.) o Haider al-Abadi (intermedio) podrían emerger, con los kurdos alineándose con Washington.
3. Ámbito Económico y Comercial
Irán domina el comercio bilateral, con exportaciones clave como electricidad, gas y bienes de consumo que representan hasta el 20% de las importaciones iraquíes. En 2025, esta dependencia se ha mantenido pese a sanciones internacionales, con acuerdos para evadir pagos en dólares mediante trueques. Sin embargo, el debilitamiento regional de Irán (incluyendo su aislamiento tras la “Operación Al-Aqsa Flood” en 2023) ha impulsado a Irak a diversificar socios, como con Turquía y el Golfo, aunque Teherán retiene control ideológico y económico en provincias chiíes del sur.
4. Contexto Regional y Perspectivas
En un Medio Oriente volátil, las relaciones Irán-Irak sirven como contrapeso a la influencia estadounidense e israelí, pero Irán enfrenta aislamiento: aliados como Hamás, Hezbolá y los hutíes están debilitados, y su alianza con Rusia (proveedor de drones) no compensa pérdidas en Siria e Irak. El ministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, ha expresado esperanza en la estabilidad siria, que impacta indirectamente en Bagdad. Para noviembre de 2025, las elecciones podrían prolongar la formación de gobierno (hasta 2026, con el fin de la misión de la ONU en Irak), favoreciendo un equilibrio pragmático: Irak busca estabilidad interna, mientras Irán prioriza diplomacia sobre poder duro.
En resumen, las relaciones son asimétricas y de dependencia, con Irán como socio clave pero en retroceso. Un resultado electoral favorable a facciones independientes podría fomentar mayor autonomía iraquí, aunque la cooperación en seguridad persista. Fuentes recientes en redes como X destacan tensiones históricas y percepciones de “puppet regimes”, pero no alteran el panorama oficial. Si necesitas detalles sobre un aspecto específico, ¡dímelo!

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