Washington, 7 noviembre 2025 – Total News Agency-TNA-La Fuerza Aérea de Estados Unidos realizó un nuevo lanzamiento de prueba de un misil balístico intercontinental Minuteman III sin ojiva nuclear desde la Base Espacial Vandenberg, en California, en un ejercicio de verificación de la capacidad de disuasión estratégica del país. El ensayo, confirmado por el Departamento de Guerra y la Fuerza Aérea en un comunicado difundido durante la madrugada del jueves, se efectuó con el propósito de comprobar la fiabilidad, precisión y operatividad del sistema que constituye uno de los pilares del arsenal nuclear estadounidense.
El proyectil, identificado oficialmente como GT-254, recorrió aproximadamente 6.760 kilómetros antes de impactar en su punto de destino en el Centro de Pruebas de Defensa contra Misiles Balísticos Ronald Reagan, ubicado en el atolón de Kwajalein, Islas Marshall. La operación estuvo a cargo de la 625ª Escuadrilla de Operaciones Estratégicas del Comando de Ataque Global, con apoyo técnico del avión de mando y control E-6B Mercury de la Armada estadounidense.
La teniente coronel Karrie Wray, comandante del 576º Escuadrón de Pruebas de Vuelo, explicó que la prueba “no es solo un lanzamiento, sino una evaluación exhaustiva para verificar y validar la capacidad del sistema de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) para cumplir su misión crítica”. Según la oficial, los datos recopilados son esenciales para asegurar la fiabilidad y precisión continuas del Minuteman III, un sistema operativo desde la década del 70 y que sigue siendo pieza clave del poder disuasivo norteamericano.
El ensayo, programado con anticipación, se enmarca en una serie de lanzamientos anuales rutinarios que permiten al Pentágono analizar la performance de sus misiles, sus sistemas de control y la interoperabilidad con las fuerzas estratégicas de comando. Sin embargo, este nuevo test adquiere especial relevancia al coincidir con un clima geopolítico de creciente tensión y competencia tecnológica entre las grandes potencias.
El general Stephen L. Davis, alto funcionario de la Fuerza Aérea, subrayó que “a medida que modernizamos nuestro sistema con el programa de armas Sentinel, debemos seguir manteniendo la operatividad de la flota actual de Minuteman III”. El oficial añadió que la evaluación GT-254 “contribuye directamente a garantizar la precisión y fiabilidad constantes de nuestro sistema disuasorio”.
El Minuteman III, diseñado originalmente por Boeing, forma parte del triángulo nuclear estadounidense junto con los submarinos estratégicos de la clase Ohio y los bombarderos B-52 y B-2. Su vida útil, prevista inicialmente para cuatro décadas, ha sido extendida mediante sucesivos programas de modernización en espera de la llegada de su reemplazo: el LGM-35A Sentinel, actualmente en fase de desarrollo por Northrop Grumman.
El nuevo misil Sentinel está destinado a sustituir gradualmente a los Minuteman III a partir de 2030, pero el proceso enfrenta retrasos y sobrecostos, lo que obliga al Departamento de Defensa a sostener la operatividad del actual sistema por más tiempo del previsto.
La prueba se produjo apenas días después de que el presidente Donald Trump anunciara su decisión de reanudar los ensayos nucleares, suspendidos desde hace más de tres décadas, argumentando que la medida responde al incremento de pruebas armamentísticas realizadas por Rusia y China. Según expresó el mandatario, Washington “no puede permanecer inactivo mientras sus rivales desarrollan capacidades estratégicas avanzadas”.
Los recientes lanzamientos rusos de misiles de propulsión nuclear Burevestnik y de drones submarinos Poseidón, así como las pruebas hipersónicas chinas, alimentaron la percepción en el Pentágono de que la carrera armamentista ha entrado en una nueva fase. La administración estadounidense sostiene que las pruebas del Minuteman III —pese a no portar carga nuclear— son un mensaje inequívoco de que la capacidad disuasoria del país “permanece plenamente operativa y en constante evolución”.
En un escenario internacional marcado por la desconfianza mutua y la modernización de los arsenales estratégicos, el ensayo realizado desde Vandenberg reafirma el compromiso de Estados Unidos con la doctrina de “disuasión creíble” y la continuidad de su superioridad tecnológica en materia de defensa nuclear.

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