Buenos Aires, 13 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA-El Gobierno de Javier Milei decidió adelantar de manera significativa el tratamiento de la reforma laboral y trabajar contrarreloj para obtener una primera aprobación en el Senado durante diciembre. La maniobra, que modifica el plan inicial de llevar el debate recién a febrero, fue confirmada por la futura jefa del bloque oficialista, Patricia Bullrich, durante una reunión realizada este miércoles con senadores de La Libertad Avanza. La estrategia oficial apunta a aprovechar el recambio legislativo del 10 de diciembre, que incrementará la presencia del oficialismo en ambas Cámaras, y lanzar desde esa fecha unas sesiones extraordinarias de alto voltaje político que incluirán además el Presupuesto 2026 y las reformas penal y tributaria.
Bullrich transmitió a los senadores que el proyecto de reforma laboral ingresará directamente por la Cámara alta, con el objetivo de que el tratamiento comience apenas inicien las extraordinarias y que se logre la media sanción antes de fin de año. Para ello, el Ejecutivo deberá enviar el texto en los primeros días de diciembre, un paso indispensable para que el Senado pueda organizar comisiones y convocar al debate en un calendario complicado por las fiestas, que impedirán sesionar el 24, 25 y 31 de diciembre.
La apuesta es ambiciosa: la reforma laboral se discutiría en paralelo al tratamiento exprés del Presupuesto, que el Gobierno pretende convertir en ley también antes del cierre del año. Esto supone un doble desafío para el oficialismo, que deberá administrar simultáneamente dos debates de alto impacto político, económico y social, con negociaciones en múltiples frentes y un margen de tiempo muy acotado. La posibilidad de convocar a una sesión entre Navidad y Año Nuevo es analizada por el Ejecutivo como herramienta para evitar demoras críticas.
El borrador de la reforma laboral, que aún no fue formalmente remitido al Congreso, contempla cambios de fondo orientados a flexibilizar la contratación, agilizar mecanismos de despido, impulsar aumentos salariales por productividad y actualizar las normas de la Ley de Contrato de Trabajo para adaptarlas a nuevos modelos laborales. Las versiones que circularon semanas atrás incluyen incentivos para la formalización, modificaciones en los convenios colectivos y eventuales ampliaciones de la jornada laboral. Aunque ninguno de estos puntos fue oficializado, fuentes parlamentarias sostienen que el texto mantendrá esa línea general.
El clima político en el Senado es complejo. Si bien Milei contará desde diciembre con un número mayor de legisladores propios, el oficialismo sigue lejos de alcanzar por sí solo el quórum necesario y deberá negociar con bloques provinciales, sectores dialoguistas de la oposición y gobernadores con intereses vinculados al mercado laboral. La conducción parlamentaria de Bullrich será determinante para articular esos acuerdos y evitar que el proyecto quede atrapado en maniobras dilatorias.
En paralelo, la Cámara de Diputados deberá concentrarse en el Presupuesto 2026, que requiere aprobación en comisiones y tratamiento en el recinto en plazos muy breves. El oficialismo busca sancionar la ley de gastos antes del 31 de diciembre, lo que obliga a una coordinación ajustada entre ambas Cámaras para que los dos proyectos centrales —reforma laboral y Presupuesto— no colisionen entre sí ni saturen la capacidad operativa del Congreso en un mes especialmente restringido.
Entre analistas parlamentarios se advierte que la decisión de acelerar la reforma laboral obedece al cálculo político del Gobierno de que diciembre, con el recambio legislativo fresco y las extraordinarias recién iniciadas, ofrece un momento más favorable que febrero, cuando la temperatura social suele aumentar y los sindicatos suelen desplegar mayor capacidad de presión. Además, una media sanción obtenida en diciembre permitiría a Milei llegar al verano con un triunfo político relevante y aumentar la presión sobre Diputados para completar la aprobación en febrero.
El tratamiento acelerado implica riesgos, especialmente en un tema que divide aguas en el sistema político y sindical. Algunos legisladores creen que el Gobierno subestima la resistencia gremial, mientras otros consideran que el oficialismo decidió avanzar ahora porque entiende que una reforma de este calibre se vuelve más difícil cuanto más avanza la gestión. Lo cierto es que Milei apuesta a que un avance concreto en diciembre marque la dinámica del 2026 y le permita encarar las demás reformas estructurales con mayor fortaleza institucional.

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