Buenos Aires, 14 de noviembre de 2025 – Total News Agency-TNA-El reciente entendimiento comercial entre Argentina y Estados Unidos, presentado como un “framework” o marco general para el comercio y las inversiones, marca un hito en la relación bilateral, aunque aún mantiene bajo reserva los detalles centrales que definirán su verdadero alcance económico y político. Según fuentes involucradas en las negociaciones, el acuerdo está completamente elaborado y solo resta que el presidente estadounidense Donald Trump determine el momento político adecuado para anunciar públicamente los aspectos más sensibles.
La presentación formal del jueves pasado confirmó la existencia de un esquema general que abre la puerta a beneficios arancelarios significativos para las exportaciones argentinas y a mejores condiciones para las inversiones, aunque evitó profundizar en puntos claves como los niveles de preferencia otorgados, los sectores alcanzados o las condiciones para productos sensibles como la carne, el aluminio y el acero. La confidencialidad, coinciden fuentes de ambos países, es parte central de la estrategia de Washington para administrar el impacto interno del pacto.
La espera para avanzar había comenzado semanas atrás: el acuerdo estaba prácticamente listo desde hacía más de un mes, pero Trump decidió postergar su anuncio hasta la resolución del prolongado shutdown que paralizó a la administración federal durante 43 días. Recién entonces, en un movimiento coordinado con anuncios vinculados a El Salvador, Guatemala y Ecuador, la Casa Blanca decidió activar este marco bilateral, en un contexto de fuerte presión doméstica por la suba del precio de los alimentos.
En este punto aparece uno de los elementos más sensibles: el impacto del acuerdo en el mercado de la carne bovina. Aunque el documento oficial apenas menciona que ambas naciones “mejorarán recíprocamente el acceso al comercio de carne”, funcionarios estadounidenses indicaron que está prevista la exención del arancel del 10% aplicado por Trump a los productos argentinos. También deslizaron que, al menos en la letra formal, no habría una ampliación inmediata de la cuota de exportación argentina hacia Estados Unidos. Sin embargo, fuentes argentinas sostienen que la suba de la cuota —de 20.000 a 80.000 toneladas anuales— figura dentro del acuerdo, aunque aún no ha sido comunicada por razones políticas internas en Washington.
El sector estadounidense de ganaderos y legisladores republicanos ha manifestado su rechazo a cualquier aumento de cupos, especialmente en un año donde la presión inflacionaria sobre los alimentos se volvió un elemento central del debate político. La Casa Blanca, no obstante, insiste en que el ingreso de carne argentina contribuirá a aliviar los precios al consumidor en el corto plazo, y que el USDA implementará medidas para sostener a los productores locales.
Otro de los puntos aún abiertos es el del aluminio y el acero. En 2018, Trump había elevado los aranceles a estos metales hasta el 50% bajo la categoría de “seguridad nacional”. El nuevo acuerdo podría establecer una reducción arancelaria acompañada de un límite de exportación, similar al que se había negociado durante la administración de Mauricio Macri. La redacción del marco bilateral menciona que Estados Unidos “podría considerar positivamente” el impacto del acuerdo en su seguridad nacional, sin explicitar reducciones ni compromisos definitivos.
Mientras se aguarda la comunicación de los anexos técnicos, equipos de abogados trabajan para verificar la compatibilidad del acuerdo con las legislaciones de ambos países y con las reglas de la Organización Mundial de Comercio. También se evalúa si ciertos aspectos deberán pasar por el Congreso estadounidense o por el Parlamento argentino, aunque por ahora no hay definiciones firmes.
Expertos como Ignacio Albe, del Atlantic Council, consideran que el anuncio representa una señal estratégica de Washington hacia Buenos Aires. Destacan que la eliminación de aranceles para productos que Estados Unidos no produce es inusual, y que Argentina aparece en este caso como una excepción frente a la postura proteccionista general aplicada incluso a socios históricos como la Unión Europea o Japón. También señalan que el reconocimiento del país en eventuales medidas vinculadas a la seguridad nacional constituye un gesto poco común dentro de la política comercial estadounidense.
Las posibilidades para Argentina, coinciden los analistas, son amplias: mayor previsibilidad para exportadores, acceso preferencial para sectores clave, potencial ampliación de cuotas y un marco para inversiones que podría atraer capitales en áreas estratégicas. Sin embargo, el impacto real dependerá de los detalles aún no difundidos y de la forma en que Trump administre su anuncio, condicionado tanto por su agenda política interna como por el delicado equilibrio entre proteccionismo y necesidad de bajar precios en un año de profunda presión inflacionaria.

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