Moscú, 21 noviembre 2025-Total News Agency-TNA-.El Kremlin endureció su postura para un acuerdo en la guerra de Ucrania este viernes, lanzando un ultimátum directo al presidente Volodímir Zelenski para iniciar negociaciones de paz “inmediatamente”, advirtiendo que continuar el conflicto “carece de sentido” y resulta “peligroso” para Kiev, con el “espacio para decisiones libres” reduciéndose ante los avances rusos en el frente oriental. Dmitri Peskov, portavoz presidencial, enfatizó que el “eficaz trabajo de las Fuerzas Armadas rusas” debe convencer a Zelenski de que “es mejor llegar a un acuerdo ahora que después”, en un mensaje que coincide con la filtración de un controvertido plan de paz de 28 puntos impulsado por Estados Unidos, que exige concesiones territoriales masivas a Ucrania a cambio de garantías de seguridad.
El anuncio de Peskov, emitido durante una rueda de prensa en el Kremlin, llega en un momento de momentum ruso en el campo de batalla. En la última semana, las tropas de Vladimir Putin capturaron 16 localidades, consolidando el control del 75% del bastión de Pokrovsk en Donetsk –el principal objetivo de la ofensiva actual– y avanzando hacia Mirnograd y la carretera Pavlograd. En Járkov, el bastión de Kupyansk cayó completamente en manos rusas tras la liberación de Platónovka, permitiendo el dominio total de la ruta Séversk-Krasny Limán. Fuentes ucranianas admiten que las unidades en Pokrovsk están “atrapadas en ollas” con pérdidas graves, mientras Zelenski prometió “limpiar” Kupyansk con solo “60 rusos” presentes –una afirmación desmentida por inteligencia occidental, que estima 300 efectivos enemigos infiltrados con drones Lancet y buggies para evadir artillería.
Estos éxitos militares –que incluyen la toma de Novoaleksandrovka en Dnipropetrovsk y avances en Zaporiyia– sirven de telón de fondo al ultimátum ruso, que Peskov vinculó al rechazo de Moscú a un alto el fuego unilateral acordado en la cumbre de Alaska en agosto de 2025. “Rusia se opone a negociar con un megáfono en la mano”, ironizó, aludiendo a las declaraciones públicas de Zelenski. El vocero negó haber recibido “oficialmente” el plan estadounidense de 28 puntos, presentado el jueves a Kiev por generales del Pentágono, pero reiteró fidelidad al marco bilateral con Washington, excluyendo a la OTAN y Europa.
El plan de paz, filtrado por Axios y confirmado por Financial Times, agrupa sus 28 puntos en cuatro bloques: paz en Ucrania, garantías de seguridad, estabilidad europea y relaciones EE.UU.-Rusia-Ucrania. Sus concesiones a Moscú son drásticas: reconocimiento de facto de Crimea, Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia como rusos (incluyendo el 12% de Donbás aún bajo control ucraniano), con una zona tampón desmilitarizada en el este; reducción del Ejército ucraniano a 600.000 efectivos (de 850.000 actuales), renuncia a armas de largo alcance y prohibición de ingreso a la OTAN; elecciones en 100 días bajo supervisión internacional; y un acuerdo de no agresión ruso-europeo, con Rusia reintegrada al G8 y sanciones levantadas. A cambio, Ucrania recibe garantías de seguridad estadounidenses –con respuesta militar “decisiva” ante invasiones futuras–, soberanía confirmada en fronteras restantes y un fondo de 100.000 millones de dólares de activos rusos congelados para reconstrucción, del que EE.UU. se lleva el 50% de ganancias.
Zelenski, en una videollamada con aliados europeos este viernes, rechazó el plan como “imposición colonial”, insistiendo en “líneas rojas” innegociables: recuperación total de territorios y OTAN como meta. Reunido en Estambul con Recep Tayyip Erdogan –quien medió el pacto de granos de 2022–, el líder ucraniano evitó al enviado de Trump, Steve Witkoff, por desacuerdos con los 28 puntos. “Trabajaremos con EE.UU., pero la paz debe ser digna”, declaró, coordinando con Alemania, Francia y Reino Unido –que proponen la línea de frente como base negociadora, no cesiones totales– para contrarrestar presiones de Washington. Rustem Umerov, asesor de seguridad ucraniano, negó participación en el borrador: “No hay decisiones sin soberanía”.
En Moscú, Putin visitó el puesto de mando de la agrupación Západ, recibiendo informes sobre la toma de Kupyansk, y descartó impactos negativos de sanciones recientes a Rosneft y Lukoil –que redujeron exportaciones a China e India en 20%–, afirmando que “no detendrán la operación especial”. El Kremlin, vía María Zajárova, reiteró no agresión a Europa, pero condicionada a fin de expansión OTAN. Analistas como Fiona Hill (exasesora de Trump) ven en el plan un “Gaza 2.0”: capitulación ucraniana disfrazada de paz, con Witkoff y Kiril Dmitriev como arquitectos. La UE, en la cumbre G20 en Sudáfrica, urge inclusión de Kiev, con Ursula von der Leyen advirtiendo: “Cualquier iniciativa debe contar con ucranianos”.
El ultimátum ruso, en sintonía con avances en Pokrovsk (donde Ucrania reporta 1.000 civiles atrapados) y Kupyansk (caída confirmada por DeepState), presiona a Zelenski en un momento vulnerable: escándalos de corrupción llevaron a dimisiones ministeriales, y Trump amenaza con cortar armas si no firma antes del 27 de noviembre (Día de Acción de Gracias). Europa, liderada por Olaf Scholz y Emmanuel Macron, propone congelar la línea actual sin cesiones, mientras Rusia acumula 1,7 millones de bajas ucranianas estimadas. En un conflicto con 500.000 muertos, este pulso diplomático podría sellar el destino de Ucrania –o prolongar la agonía.

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