Martín Guzmán viajará en unas semanas a Washington. Cerca suyo explican que el plan incluye verse con Kristalina Georgieva. La última reunión presencial que tuvieron fue en Roma, pre pandemia y en las postrimerías de la negociación entre Argentina y los acreedores privados.
Mucha agua pasó bajo el puente en ese tiempo. Argentina con el acuerdo con bonistas ahorró pagar US$ 41.000 millones en los próximos cinco años. Ahora las conversaciones giran alrededor de otro tema: ver en qué plazo y condiciones -que no perjudiquen al Gobierno en las elecciones de octubre-, Argentina refinancia la deuda con el FMI (US$ 44.000 millones).
El canal de diálogo entre las partes perdió potencia en estos últimos meses. Se agregaron ruidos a la conversación y la voz de Guzmán no se oye igual de nítida. Cristina Kirchner prefiere un acuerdo a 20 años en vez de 10 años como anunció Guzmán. Así lo establece el plan de Facilidades Extendidas. “Está claro que es el Ministerio de Economía el que lleva adelante las conversaciones, pero indudablemente no vamos a escatimar ningún esfuerzo para fortalecer la posición Argentina y favorecer que el ejecutivo consiga la mejor negociación para el país”, dicen en La Cámpora, cuyos senadores enviaron una carta-halcón esta semana recriminándole al Fondo por el acuerdo que firmó con Mauricio Macri. Guzmán, públicamente, dejó en claro su posición: para firmar un acuerdo a 20 años habría que reformar los estatutos del FMI y no es el objetivo de esta negociación.
En Washington, el ministro pondrá tres temas sobre la mesa: bajar los intereses de la deuda que cobra el FMI, recibir dólares por la emisión de DEG y señalar los deberes que viene haciendo. Los dos primeros temas son interesante para La Cámpora, el último incomoda a Kirchner.
El viernes Guzmán pidió a sus pares del G-20 que el Fondo modifique los recargos que aplica a sus créditos. Argentina pagará este año US$ 1.337 millones de intereses al organismo. Guzmán pretende que la tasa que cobre sea la más baja, 1%. Hoy es 3%. El taxi de los intereses corre más alto cuando la deuda se acumula más de 36 meses. Es el costo de la estrategia Guzmán: Argentina habrá pagado en 4 años sólo de intereses el equivalente al 15% del préstamo si se sigue pateando la pelota con el FMI calculó la consultora ACM.
El segundo tema son los DEG. En el Gobierno y en Juntos por el Cambio estiman que ingresarían al Banco Central unos US$ 3.350 millones. Un respaldo de cara a octubre.
Finalmente, los deberes que Guzmán exhibirá en Washington. Esos de los que La Cámpora no habla o mira para otro lado. Aquí van:
– en enero hubo superávit fiscal. Por primera vez desde diciembre de 2019 los ingresos crecieron más que el gasto. Según Eco Go el déficit fiscal este año sería menor al estimado en el Presupuesto (4,5% del PBI), proyecta 3,6%.
– en los primeros 23 días de febrero el Banco Central no le pasó un centavo al Tesoro (tampoco en el año). Guzmán consiguió nuevamente financiamiento neto positivo en febrero alcanzando un total de $76.733 millones en el primer bimestre.
– el impuesto a las fortunas, las retenciones y la potencial asignación de DEG reforzarán los ingresos.
– en febrero el Central compró dólares de manera neta todos los días. Terminó US$ 630 millones arriba (aunque el FMI observará aquí que no se acumularon reservas y es un tema crucial que el Fondo mira).
El Gobierno gana así grados de libertad para transitar el puente a la cosecha que empieza hacia fines de marzo pisando el dólar. Eco Go sostiene que de ese modo llegaría a diciembre con una tasa de inflación cercana a 40%.
El Banco Central no quiere riesgos. Señaló en la semana que la economía podría crecer más si el Gobierno firmara un acuerdo con el FM en el primer semestre.
“Si existiera un mínimo de voluntad política, el Gobierno podría sorprender muy positivamente al mercado en el primer semestre desde el punto de vista fiscal y monetario”, dijo la consultora 1826 en su último informe.
Para Guzmán el viaje a Estados Unidos será algo más que la economía y la foto con Georgieva. Acaso la justificación de la vacuna contra el Covid que recibió el 29 de enero. “Todos los ministros necesitan en general tomar aire porque adentro el clima siempre es tóxico”, explican cerca suyo.
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