Papelón en la subasta de los autos de Marcelo Balcedo: el ganador no tenía la plata

La subasta era una noticia por sí sola. Se trataba de cuatro autos y camionetas de alta gama que pertenecían a Marcelo Balcedo (58), el ex líder del Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación (Soeme), valuados en unos 800 mil dólares. Lo que ocurrió después fue impensado: un “borracho” se metió en el remate, hizo las mejores ofertas por tres de los vehículos pero al final no tenía la plata y arruinó la subasta. Ahora lo investigan por estafa.

El episodio, bizarro por cierto, ocurrió en Uruguay, donde Balcedo fue detenido en enero de 2018 y cumple una condena por “lavado de activos, contrabando y tráfico de armas”. En esa causa le incautaron al sindicalista una flota de autos de lujo, dos mansiones en Punta del Este, un arsenal de armas y municiones y cerca de 7 millones de dólares en una caja fuerte y cinco cofres de seguridad en un banco.

Se sospecha que la fortuna es producto de corrupción con los fondos del gremio, que llegaría a los 500 millones de pesos según una investigación de la Justicia Federal de La Plata.

La subasta de cuatro de esos autos organizada por la Junta Nacional de Drogas de Uruguay estaba programada para el jueves a las 11 en un salón del Radisson Victoria Plaza de Montevideo. Los autos eran un Porsche Panamera, un Porsche Boxster S, un Chevrolet Camaro y una 4×4 Land Rover Range Rover Sport. El objetivo de las autoridades era recaudar 250 mil dólares por los cuatro coches.

La situación venía condimentada de antemano porque el lunes la esposa de Balcedo, Paola Fiege (36) -también condenada-, pasó por el salón de la Asociación Nacional de Rematadores Tasadores y Corredores Inmobiliarios (Anrtci) donde estaban exhibidos los vehículos para interiorizarse sobre la subasta.

En diálogo con el sitio Montevideo Portal, Fiege manifestó su intención de recomprar los vehículos que la Justicia uruguaya le había decomisado.

El martes se sumó otro ingrediente: Sergio Omar Martínez (51), dueño de una concesionaria de autos vinculada a Balcedo y que estuvo preso en una causa por lavado de dinero, pidió la suspensión del remate de los cuatro autos de lujo aduciendo que dos eran de su propiedad. La Justicia no atendió a su reclamo y la subasta se realizó el jueves.

Esa mañana en el Ballroom del Radisson había una buena cantidad de interesados por los autos del sindicalista. Minutos después de las 11, el rematador Mario Molina empezó a ofrecer los vehículos. Las pujas comenzaron. Fiege estaba en la sala pero en silencio.

Un hombre de campera deportiva que ofertaba por el Boxster S, el Camaro, la Range Rover y el Panamera empezó a llamar la atención de los presentes. La subasta se puso dinámica pero finalmente esta persona desconocida, que nunca dejaba de hablar por teléfono, consiguió ganar tres de los cuatro remates.

Se adjudicó el Porsche Panamera por 125 mil dólares, la Range Rover por USD 133 mil y el Camaro por USD 82 mil. No pudo con el Boxster S que se lo llevó otro interesado por 73 mil. El remate fue un éxito rotundo para los organizadores, ya que casi duplicaron el monto que tenían de objetivo.

Lo inesperado vino cuando llegó el momento de poner el gancho en la operación y dejar la seña por los tres autos. “Lo esperamos, caballero”, le dijo Molina al hombre de campera deportiva y lo invitó a pasar a una sala reservada.

Las reglas del remate establecían que el ganador tenía que dejar una seña del 30% del precio fijado para cada vehículo. Es decir, unos 102 mil dólares. El hombre dijo entonces que en realidad es mecánico y que fue en representación de un empresario de Nueva Palmira, Colonia, que tenía la plata pero no en efectivo, sino en campos y una escribanía.

Después llamó a la hija del empresario para que firmara la compra de los vehículos. La joven se presentó en el Radisson Victoria Plaza y dio una versión que desconcertó aún más a los organizadores: “Mi padre es un borracho, tiene problemas psiquiátricos y no posee tanto dinero”.

El papelón derivó en una denuncia por estafa de la Junta Nacional de Drogas y en una investigación de la Dirección del Crimen Organizado e Interpol. Cuando lo citaron a declarar, el mecánico confirmó su versión inicial ante la Policía: “Ese hombre de Nueva Palmira me dijo que cuando ganara la puja en el remate tenía que llamar a su hija y decirle que ella vaya a firmar la compra de los autos”.

La Policía de Colonia fue a buscar al empresario a su casa y, al llegar, se encontraron con una persona en estado de ebriedad. Los oficiales igual lo notificaron que estaba citado a declarar en Montevideo y el hombre se negó. Según informó El País, la Justicia evaluaba pedir su detención y trasladarlo a una comisaría para interrogarlo.

Ahora todo puede derivar en una causa penal contra el mecánico y el empresario. Lo concreto es que la subasta de los autos quedó suspendida. Volvería a hacerse en un mes. Hubo polémica en Uruguay sobre los motivos por los que no le adjudicaron los vehículos a los oferentes que quedaron en segundo lugar. El tema es que esa regla no fue informada en el momento de la subasta y, a la vez, como se investiga una “estafa” los precios podrían haber sido inflados durante la puja.

Incluso cuando todavía no se sabía cuál iba a ser el desenlace de la subasta, el rematador Molina reconoció que vieron “mucha gente interesada” en los autos pero que nunca se imaginó que los precios de venta iban a ser “tan arriba”.

La esposa de Balcedo apenas terminó la subasta se levantó de su silla, comenzó a aplaudir y se retiró acompañada de un hombre. En diálogo con el diario El Observador de Uruguay, Feige dijo que los precios de los autos estaban “sobrevalorados” y agregó: “Quizás porque eran nuestros. Se ve que es atractivo tener autos de un líder”, dijo.

El caso Balcedo

Balcedo está sindicado por la Justicia argentina como el “jefe” de “una asociación ilícita” acusada de desviar 500 millones de pesos pertenecientes al gremio Soeme entre 2012 y 2018. Por esa causa, hay diez amigos y familiares del sindicalista enviados a juicio oral excepto Balcedo, por el que todavía se espera su extradición desde Uruguay.

En el país vecino, lo que había sido el “decomiso de dinero más grande de la historia” -a partir de la investigación argentina- fue desinflándose con el paso del tiempo. Primero la Justicia uruguaya benefició a Balcedo y a su esposa Paola Fiege -también detenida- con prisión domiciliaria en una de sus mansiones. Después, el pedido de 11 años de cárcel para Balcedo bajó a cuatro años y 8 meses en un acuerdo en el que el gremialista y su esposa se declararon culpables para evitar el juicio oral. Fiege fue sentenciada a tres años de prisión. Los dos evitaron volver a la cárcel.

A cambio tuvieron que entregarle al Estado uruguayo 8 millones de dólares, una mansión en Maldonado y los cuatro coches de alta gama de la subasta frustrada: el Porsche Panamera, el Porsche Boxster S, el Chevrolet Camaro y una 4×4 Land Rover Range Rover Sport.

Por último, la Justicia terminó devolviéndole al matrimonio gran parte de los vehículos de lujo de una flota de 14 que le habían decomisado, entre ellos, una Ferrari California, un Mercedes-Benz SLR McLaren, una camioneta Dodge Ram 2500 SLT, una pick up Ford Raptor, cuatro jets ski, entre otros. También les dejaron una mansión y les reembolsaron 2,5 millones de dólares.

En octubre de 2020 el juez federal Ernesto Kreplak, que investiga a Balcedo y su entorno en nuestro país, le había pedido a la Justicia uruguaya que mantuviera secuestrados los 2,5 millones de dólares que le habían incautado en la investigación. El juez pidió la extradición de Balcedo en distintas oportunidades para que declare por el desvío de fondos del Soeme y lavado de activos. Le adjudican 61 bienes entre autos de alta gama, embarcaciones y propiedades. Balcedo nunca fue extraditado ni tampoco pudo ser indagado por videoconferencia.

EMJ

Fuente Clarin