En medio de su gira europea, Martín Guzmán justificó el paquete de medidas que presentó su equipo económico la semana pasada. Para el ministro de Economía, una mayor intervención estatal ayudará a cumplir con la meta de inflación propuesta para este año. “El Estado debe jugar un rol en alinear comportamientos con aquello que macro económicamente es factible en una economía que aún no ha resuelto sus problemas de coordinación. Nosotros estamos llevando a cabo esas acciones para corregir los desvíos que se dieron entre lo que se proyectaba y lo que se realizó; y poder cumplir con los objetivos macroeconómicos del Presupuesto”, dijo Guzmán a este diario.
Sin embargo, los economistas consultados por Clarín coinciden en que la meta del 29% de inflación anual que se trazó Guzmán a fines del año pasado ya quedó distorsionada y que las estrategias que se plantearon la semana pasada de controles de precios e intervención sector por sector difícilmente consigan el efecto deseado. Reclamaron un plan consistente desde el punto de vista monetario y fiscal “para desarmar los efectos de la feroz emisión” del año pasado.
“Es cierto que hay una falta de coordinación entre las expectativas de los formadores de precios y lo que está ocurriendo… Pero no sabemos quién está equivocado. La gente no está siguiendo las pautas de inflación puestas en el Presupuesto porque hay un contexto que el Gobierno no previó en su diagnóstico: la caída de la demanda de dinero“, afirmó el economista Daniel Marx, de Quantum, quien añadió: “Esto ocurre en parte debido a la desconfianza hacia adelante. pero también porque las tasas de interés están muy por debajo del aumento de los precios. Al mismo tiempo, es cierto que hay un tema de oferta, pero el Gobierno tiene dificultades para entender cuáles son los incentivos necesarios para aumentarla”.
En este punto, Gabriel Zelpo advirtió: “En esta situación, una mayor intervención estatal solo disminuirá la oferta y agravará aún más el problema de los precios. Las anclas planteadas no están surtiendo efecto: el Gobierno disminuyó su tasa de depreciación del tipo de cambio y aún así los precios no se mutaron”.
El economista Pablo Goldin remarcó: “La historia argentina está llena de este tipo de iniciativas: con medidas puntuales, sectoriales, micro para bajar la inflación precio por precio, mercado por mercado. Pueden servir transitoriamente, dentro de un programa macro más integrado”, dijo y enfatizó: “La inflación es un problema macroeconómico. El control de precios puede ser un capitulito más dentro de un esquema general con foco en los problemas macro”.
Para Hernán Hirsch, el diagnóstico oficial falla justamente debido a la poca coordinación de las variables macro: “Salvando las distancias, la situación económica resulta similar a lo que ocurría en el gobierno de Macri. No estaban dadas las condiciones macro para cumplir con una meta demasiado exigente. El Gobierno ahora tiene que recurrir a otros instrumentos, como el control de precios, porque tanto su política monetaria como su política fiscal no son consecuentes con los objetivos propuestos”.
Amilcar Collante coincidió: “Parece que Guzmán no va a ir a la raíz del problema, sino que que insistirán con más controles. Eso está probado que fracasó. Debería anunciar alguna señal fiscal ( achicar meta de déficit fiscal de 4,5%) y consecuentemente la emisión monetaria futura del BCRA. De fondo, no hay un ancla de expectativas .Porque que no hay un plan macroeconómico ( fiscal y monetario) de mediano plazo a la vista”, explicó.
A pesar de las dudas que genera el programa propuesto por el Gobierno, los analistas coinciden con Guzmán en que a partir del mes que viene podrían comenzar a bajar los precios, aunque muy lejos del ritmo esperado.”Si el dólar aumenta en torno al 1,3% mensual, los salarios cerca de 2,5% y las tarifas menos del 1% por mes, debería garantizarse que la inflación baje sin necesidad de un control de precios“, dijo Gabriel Rubinstein, que prevé que para fin de año la tasa de inflación sea de 40% anual.
Fuente Clarin