La víctima, Lodia Savino, asegura que se salvó por “milagro”.
Una mujer que en 2016 fue herida de dos balazos en la cabeza durante un robo en su casa del barrio porteño de Parque Chacabuco concretado por dos delincuentes que fueron condenados por un tribunal oral, y cuyas penas fueron confirmadas en las últimas horas por la Cámara de Casación, aseguró que “un milagro” le permite seguir viva, afirmó que lo que la salvó fue que le dispararon a corta distancia y dijo que actualmente vive con un botón antipánico.
Se trata de Lodia Savino (66), una ciudadana italiana que, en una entrevista con Télam, aseguró que luego del hecho se tuvo que mudar de su departamento porque aún “hay una culpable libre”, en referencia a la empleada de limpieza del edificio en el que vivía, quien era novia de uno de los dos hombres que la atacaron.
El fallo
Recientemente, la sala I de la Cámara Nacional de Casación ratificó lo resuelto por el Tribunal Oral de Menores (TOM) 3 porteño, cuando condenó en 2018 a Federico Loza Vadalá (29) y a un joven que al momento del hecho tenía 17 años, quienes habían sido contratados por Savino para que le arreglaran el calefón de su departamento.
Con la firma de los jueces Gustavo Bruzzone, Horacio Días y Patricia Llerena, la cámara confirmó las condenas a 28 años de prisión para Loza Vadalá (29) y 11 años y 9 meses para el joven, a quienes consideró coautores del “robo agravado por el uso de arma, en concurso real con homicidio agravado por alevosía, por haber sido cometido para facilitar otro delito y para procurar la impunidad, y por el uso de un arma de fuego, en grado de tentativa”.
Savino, la sobreviviente del intento de homicidio, consideró que el trabajo del tribunal oral fue “excelente”, al tiempo que señaló que durante el juicio relató “todo lo que le pasó antes del hecho hasta que sucedió”, y lo hizo “con una claridad meridiana”, ya que recuerda “absolutamente todo”.
“El menor (condenado) me dijo que no había dejado de ser exacta en el relato, me dio la razón. Lo que pasa es que a él no le dijeron que querían que yo resultara muerta. El tema es que yo los conocía, (Loza Vadalá) era el novio de la señora que hacía la limpieza en el edificio y en mi casa”, señaló la mujer.
En ese sentido, aseguró que “es la principal culpable, pero por otro juzgado quedó libre de culpa y cargo. Si no fuera por ella, yo no los conocía a estos dos señores”.
En cuanto al ataque que sufrió, Savino expresó: “Es un milagro. ¿Quién sobrevive a dos tiros en la cabeza y tres cortes en el cuello? Lo que me salvó, creo, fue que las balas fueron disparadas a corta distancia y no tomaron velocidad”.
“Yo me tuve que mudar y tengo botón antipánico, porque hay una culpable afuera que primero me vendió a mí y después a ellos”, concluyó la sobreviviente.
Según pudo acreditarse durante el juicio y confirmó el Tribunal de Alzada, el hecho ocurrió entre las 15.15 y las 15.40 del 6 de diciembre de 2016, cuando Savino contrató a Loza Vadalá para que le realizara trabajos de mantenimiento en un departamento -que tenía previsto alquilar-, ubicado en avenida Eva Perón al 1500, en Parque Chacabuco.
El joven era novio de la empleada doméstica de la mujer y ya había realizado tareas de pintura y albañilería en la zona, por lo que se presentó en la vivienda con un ayudante de 17 años y fue conducido por la víctima hasta la cocina para que le arreglara un calefón.
En ese marco, mientras Loza Vadalá simulaba reparar el artefacto, el adolescente aprovechó un descuido de la mujer y le disparó dos veces con un arma de fuego calibre .22, impactando en la nuca y en la zona temporal derecha.
Tras ello, la tomó del cuello, la golpeó, intentó asfixiarla y le produjo tres cortes en el cuello con una navaja, hasta que la víctima cayó desvanecida.
Fue entonces que los imputados extrajeron de la cartera de la víctima las llaves del domicilio donde vivía la mujer, otro departamento de un edificio ubicado en avenida Juan Bautista Alberdi al 1200, en el vecino barrio de Flores y a unas 10 cuadras del anterior.
Hacia allí se dirigieron ambos delincuentes y finalmente robaron 33.000 pesos, 3.800 dólares y joyas.
En tanto, minutos después del ataque, cuando volvió en sí, la víctima observó que le sangraba el cuello, por lo que llamó por teléfono a su marido, quien rápidamente dio aviso a la Policía y se acercó al lugar para socorrerla.
Un móvil de la entonces llamada comisaría 12 de la Policía de la Ciudad llegó a la vivienda y los efectivos solicitaron la presencia de una ambulancia del SAME que trasladó a la mujer hasta el hospital Piñero.
Los médicos descubrieron que tenía dos orificios de bala, por lo que debieron extraerle uno de los proyectiles, mientras que el otro le quedó alojado y fue sacado días después tras someter a la mujer a una cirugía.
A su vez, los efectivos policiales habían interrogado a la novia de Loza Vadalá, quien indicó que el imputado solía parar en un bar ubicado en Pedernera y Rivadavia, del barrio de Flores, o en otro de Lima al 1700 del barrio de Constitución, donde fue detenido un día después del intento de asesinato junto al adolescente que lo ayudaba en la tareas.
Finalmente, en un fallo unánime, el Tribunal condenó a Loza Vadalá a 28 años de prisión, mientras que al entonces menor de edad lo sentenciaron a 11 años y 9 meses de cárcel al unificar la pena con otras condenas de ejecución condicional.
Fuente Telam