“Mentiras”, “manipulación”, “subversión”: Raúl Castro, que entregó este lunes las riendas del Partido Comunista de Cuba, no tiene pelos en la lengua para hablar de internet, que se ha convertido en el arma favorita de la oposición.
El país de 11,2 millones de habitantes fue durante mucho tiempo uno de los menos conectados del mundo.
Todo cambió con la llegada de internet móvil a finales de 2018: la gente lo adoptó de manera vertiginosa, a pesar de su alto precio, con 4,2 millones de personas ahora conectadas.
El presidente, Miguel Díaz-Canel, sucesor de Raúl Castro al frente del partido, se jactaba de alentar “la informatización de la sociedad”. Pero rápidamente se desilusionó, ante una inédita inquietud social, que ahora es visible desde el exterior.
El lunes, mientras 300 delegados del partido se reunían en un congreso en La Habana, se viralizó en redes sociales un video en el que se veía la detención del artista disidente Luis Manuel Otero Alcántara en una zona deprimida de la capital.
Decenas de activistas, periodistas independientes y artistas denunciaron, a través de Twitter, que la policía les impidió salir de sus casas, una técnica generalmente utilizada por las autoridades para impedirles reunirse.
Otros dijeron, a través de las cuentas en redes de sus familiares o amigos, que fueron privados de internet.
Una mujer mira mensajes en su celular, en una calle de La Habana. Internet móvil llegó a fines de 2018 a Cuba. Foto: AFP
Lucha por el control de la tecnología
Ted Henken, sociólogo estadounidense y autor del libro, “La revolución digital de Cuba”, que se publicará próximamente, considera que “hay una lucha en Cuba sobre quién tendrá el control de las tecnologías digitales y no sabemos cómo terminará”.
“Después de la llegada del 3G, las movilizaciones tanto en línea como en la calle aumentaron y se hicieron más frecuentes. Después de noviembre vimos que tenían cada vez más impacto, lo que provocó una respuesta muy fuerte del gobierno”, añade.
Noviembre de 2020 marcó un antes y un después. Durante diez días, el contestatario Movimiento San Isidro (liderado por Otero Alcántara) se refugió en una casa para exigir la liberación de un rapero. El grupo se filmó a través de Facebook y las imágenes se difundieron dentro y fuera de la isla.
Tras su desalojo, unos 300 artistas se manifestaron el 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura, difundiendo mensajes a través de redes sociales, para exigir más libertad de expresión, algo jamás visto en Cuba.
Un hombre se conecta a internet con su celular, junto a una imagen de Fidel Castro en La Habana. Foto: AFP
“Activismo revolucionario en las redes”
Para Raúl Castro, detrás de esas protestas se esconde el enemigo de siempre: Washington.
“No olvidemos que el gobierno de los Estados Unidos creó el ‘Grupo de Trabajo de Internet para Cuba’, (fundado en 2018 por el Departamento de Estado) que aspira a que las redes sociales se conviertan en canales de subversión”, afirmó el ex presidente.
“Sin embargo, la verdad es otra, la contrarrevolución interna, que carece de base social, liderazgo y capacidad movilizadora, continúa decreciendo en la cantidad de sus miembros y el número de acciones de impacto social, concentrando su activismo en las redes sociales e internet”, agregó.
Presente en el congreso, el poeta octogenario Miguel Barnet se lanzó en la misma dirección: “Que el enemigo no se equivoque (…), aquí la revolución no está en las redes sociales, está en las calles”.
Sin embargo, por precaución, el Partido Comunista adoptó una resolución para fortalecer el “activismo revolucionario en las redes sociales”.
Es necesario “estar a la ofensiva”, remarcó el sábado el jefe del departamento ideológico, Víctor Gaute, reemplazado durante el congreso.
Días antes del congreso, el Consejo de Estado aprobó un nuevo decreto para regular las telecomunicaciones destinado a “defender los éxitos del Estado socialista”, pero cuyos detalles aún no se conocen.
En varias ocasiones en los últimos meses, Twitter suspendió cuentas de medios y de organismos oficiales cubanos, así como de activistas comunes, por violar sus reglas sobre “manipulación”.
Para el ex diplomático Carlos Alzugaray, el uso que hace el gobierno de internet como “un instrumento de hacer propaganda” no es el más juicioso.
Según Alzugaray, las cuentas de los ministros cubanos son “una repetición de lo que dice el presidente”.
Sobre todo porque no solo la disidencia navega por internet: los defensores de los animales, los militantes por los derechos de los homosexuales o los jóvenes cubanos cansados de las colas frente a las tiendas también se expresan en las redes sociales sin pedir un cambio de sistema político.
Michael Bustamante, profesor de la Universidad Internacional de Florida, critica este enfoque “binario” del gobierno, porque lo que está pasando en las redes sociales también es reflejo de una realidad: “Habla con cualquiera en la calle de Cuba hoy, y te dirá que la frustración y el pesimismo están generalizados”, tuiteó.
Fuente: AFP
CB
Fuente Clarin