Luego de la pelea con el subsecretario de Energía Eléctrica, Federico Basualdo, el ministro de Economía, Martín Guzmán, quedó acorralado en dos ámbitos estratégicos de su labor: el gabinete económico y el FMI. En ambos se juegan el control de dos variables sensibles para ganar las elecciones: dólar e inflación.
La orden que bajó de la Jefatura de Gabinete al ministro fue elocuente: silbar bajito en las próximas horas, al mejor estilo Nicolás Trotta. En abril el dólar blue subió 7%, más que la inflación (se espera alrededor de 3,5%), y si bien el jueves descendió, las presiones continuarán hasta octubre.
El ministro de Economía, con su pedido de renuncia al subsecretario a través de los medios el viernes, abrió un frente y un camino inesperado.
La conversación sobre el futuro de lo subsidios no dejaba de ser un intercambio académico de miradas sobre la política tarifaria y subsidios. De manera abrupta, Guzmán movió el eje de la conversación a un terreno no habitual para él. Desplazó del ring la cuestión técnica y el diálogo por mensajes a través de los medios y acusaciones sin disimulo. “Es una declaración de guerra”, respondió un economista del Patria el viernes por la tarde. Hay enojo aún hoy.
Con esta carga a cuestas, ahora Guzmán deberá resolver tres frentes en materia económica que de todos modos ya arrastraba. En cada uno de ellos enfrentará un actor de peso y el riesgo de que el desgaste al que sometió su figura condicione su labor. La percepción de cada interlocutor podría ser ¿Cómo seguirá Guzmán? Estamos hablando de La Cámpora (Cristina Kirchner), Miguel Pesce y Kristalina Georgieva.
Con todos ellos el ministro deberá sentarse a conversar y calibrar números decisivos para el futuro del dólar y la inflación. Las claves en cada tema son:
Subsidios (Cristina Kirchner)
Guzmán anotó lo siguiente: hasta marzo los subsidios ($ 185.925 millones) aumentaron 70,8% versus el mismo período del año anterior. Las prestaciones sociales ($ 1.027.716 millones) sólo 32,4%.
Para el ministro esto no es sostenible. Para Kirchner no es sostenible subir tarifas. Según trabajos privados, los subsidios favorecen al 30% de la población que concentra el 60% del ingreso de la economía.
El ministro comenta que el congelamiento energético no sólo impacta en las cuentas fiscales y que si el déficit aumenta más de lo esperado, deberá recurrir a más emisión monetaria. También advierte que la capacidad de producción del sector de cara a 2022 está en el límite y utiliza el término “restricción” para referirse a que si la industria no produce más habrá un cuello de botella el año que viene que obligará al país a importar más combustible. Y las reservas estarán comprometidas para pagar la deuda, no el gas. En una reunión hace unas semanas, el Presidente y el ministro acordaron que Basualdo no seguiría. Ese plan ahora se ve interrumpido. Continuará.
Emisión monetaria (Miguel Pesce)
El principal factor de la emisión monetaria, comentan en Economía, ya no es el financiamiento del déficit del Tesoro. El combustible que más se echa al fuego es el pago de intereses Leliq y pases a los bancos por parte del BCRA. Aumentó 67% en un año.
Esos pesos hoy están en poder de las entidades financieras pero si el dólar se sigue atrasando y la incertidumbre macroeconómica aumenta, la presión sobre el dólar aumentará como sucedió en octubre del año pasado. De ahí que para Guzmán no es momento de deslizar el tipo de cambio porque cualquier volatilidad cambiaria podría agitar ‘la calma’ de esos pesos que andan dando vuelta en la economía.
Una tensión extra podría haber entre Guzmán y Pesce: ambos competirán por esos mismos pesos como en la época de Toto Caputo y Federico Sturzenegger. Guzmán los querrá para financiar el déficit a través de sus licitaciones y Pesce para absorber la base.
FMI (Kristalina Georgieva)
El organismo reclama, como en toda negociación, un interlocutor único. El problema es que en Washington notaron (no ahora con este episodio, sino ya antes) que Guzmán si bien es la persona que Fernández designó como ministro no es quien tiene la última palabra. Y esta semana ha quedado demostrado.
Fue lo que dijo días atrás Alejandro Werner, el director del Departamento de Hemisferio Occidental, que anunció esta semana su ida del Fondo. “Parece que hay diferencias significativas de opinión dentro de la alianza política del presidente Fernández sobre la dirección que deben tomar, tanto en lo que respecta a la política como a las negociaciones con el Fondo”.
Guzmán y Sergio Chodos se enojaron con Werner y transmitieron su queja. Pero en el FMI creen que Werner tiene razón. No es el único miembro del staff que lo dice en privado.
Fuente Clarin