Un homenaje similar al de Angela Merkel antes de viajar a Europa y en el arranque de la campaña

El homenaje recién empezó una vez que Axel Kicillof se presentó en el Centro Cultural Kirchner, unos minutos pasado el mediodía. Alberto Fernández y la primera dama ya esperaban adentro, reparados del frío penetrante de las inmediaciones que no intimidó al gobernador bonaerense, que caminó en compañía de su secretario desde el helipuerto de Casa Rosada hasta el viejo correo.

Kicillof fue el último en llegar, y el representante más cercano de Cristina Kirchner -ausente a pesar de la invitación oficial-, al acto en recuerdo de las más de 92 mil víctimas de COVID en Argentina que el Gobierno ideó con una puesta en escena similar a la que la cúpula de la coalición del gobierno alemán encabezó en abril pasado para honrar a los casi 80 mil muertos que el país europeo contaba por esos días.

La ceremonia de abril en Berlín, con un homenaje de orquesta y una puesta en escena con velas análoga a la de este domingo al mediodía en el salón de los escudos del CCK, estuvo liderada por el presidente socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier y la canciller Angela Merkel.

Fue, según fuentes oficiales, el antecedente que se buscó imitar para homenajear a los más de 92 mil fallecidos por coronavirus en todo el país, en la previa de la campaña electoral y en momentos en que el plan de vacunación empieza a mostrar señales de aceleración, después de meses de retrasos que la oposición buscó capitalizar activamente.

Golpeado internamente, Fernández buscó dar una señal de empatía de cara a la sociedad -el evento fue transmitido por cadena nacional, la segunda del año después del mensaje de marzo ante la inminencia de la segunda ola y frente a la entonces escasez de vacunas- y un llamado de “unidad y solidaridad” en vísperas de la campaña electoral que despierta tensiones tanto en el oficialismo como en la oposición.

Horacio Rodríguez Larreta, por ejemplo, se hizo un hueco en la agenda partidaria que lo consume en el último tiempo casi a tiempo completo, y volvió a mostrarse en un acto junto al jefe de Estado para depositar una rosa blanca al pie de las velas. La última foto juntos había sido a mediados de abril, en pleno conflicto por la presencialidad escolar.

El jefe de Gobierno está enfrascado en una pelea interna en la que se busca dirimir quién lidera al PRO, si él o Mauricio Macri. El caso de Fernández es un tanto más complejo: hace rato que nadie discute la jefatura de su vicepresidenta.

Frente a ese escenario, el Presidente le prende velas a la campaña de vacunación y a que se cumpla el pronóstico que el ministro de Economía, Martín Guzmán, trazó puertas adentro respecto del incremento de precios. El ministro asegura que, a la hora de votar, la inflación debería estar amesetada hacia la baja.

Con ese panorama, Fernández volverá a volar este lunes por la noche hacia Europa, aunque las negociaciones con el FMI y el Club de París no estarán en el centro de su itinerario de viaje.

El mandatario participará de un seminario sobre género como una muestra de galantería hacia Emmanuel Macron, que colaboró en las conversaciones del país con los organismos de crédito.

Preocupados por la variante “Delta”, las autoridades francesas pidieron una comitiva más reducida que la de la anterior gira, de mayo. Además del staff fijo de viajeros integrado por Julio Vitobello y Juan Pablo Biondi -además de Fabiola Yáñez-, esta vez serán de la partida la secretaria Vilma Ibarra y la ministra Elizabeth Gómez Alcorta, acordes a la agenda principal del viaje. La Casa Rosada armó una serie de eventos para robustecer el viaje, previsto hasta el viernes.

A la vuelta, como el anterior periplo europeo, Fernández deberá abocarse definitivamente a la campaña. Lo esperan la pandemia, el plan de vacunación y el impacto de los precios en el bolsillo. Y algo más relevante: la preocupación creciente de sus socios por su rol en la coalición.

Fuente Clarin