Como es habitual, el ex ministro de Economía del menemismo, Domingo Cavallo, analizó el problema actual que enfrenta la economía. “La crisis actual es más difícil de resolver” que una hiperinflación, aseguró. Y advirtió que “si el Gobierno devalúa sin estar convencido y unido puede ocurrir un Rodrigazo”.
El ex ministro de Economía aseguró que la situación económica hoy “es muy complicada”. “Hace diez años que vivimos en estanflación”, dijo. Y según su visión “es el problema económico más complicado para resolver, más que una hiperinflación”.
“Cuando se produce un fenómeno de hiperinflación como ocurrió entre el 88 y el 90, queda en evidencia que la organización de la economía y los manejos que se hicieron hasta ese momento deben ser cambiados integralmente”, mencionó.
En un evento organizado por el Foro Empresario Argentino, el economista aseguró que un acuerdo con el FMI debería incluir reformas económicas y de apertura pero que “no deberían ser impuestas”.
“Es un fenómeno dramático, grave. Pero si uno encuentra la forma de señalar una nueva organización económica y convence a la gente de que a partir de ese momento las reglas van a cambiar, las explica bien y la gente le cree, uno puede parar la híper”, analizó. Y agregó: “Vivimos hace diez años en estanflación, que es el problema económico más complicado para resolver, más que una hiperinflación”.
Luego se explayó acerca de por qué una estanflación es más complicada de resolver que una híper. “Una estanflación es más complicada porque la gente no está convencida de que se necesitan grandes cambios. Más bien se piensan en soluciones que son parches, que son muy parciales. Se arregla uno y se desarregla otro, que es lo que pasó a lo largo de los últimos diez años”, aseguró Cavallo.
En ese sentido, opinó que la Argentina está en “una situación particularmente difícil”. “El Gobierno sigue confiando en controles, en intervenciones, en estatizaciones, en cierres de la economía que son la causa de que estemos tan mal”, aseveró.
El ex titular de Hacienda durante los ´90 habló, también, del ministro de Economía Martín Guzmán. “Entró al Gobierno con la misión y la idea de la normalización de la deuda que ciertamente era algo que se necesitaba. Pero en todos los demás aspectos no influyen sus opiniones, no las conozco, pero las imagino porque es un economista profesional relacionado a un premio Nobel como (Joseph) Stiglitz, por lo que no se puede decir que no conoce la teoría económica”, opinó.
El rol de Axel Kicillof
En ese sentido, Cavallo dijo que “el Gobierno tiene otros integrantes y tiene una gran influencia intelectual de la gente que rodea a Cristina Kirchner” como es el caso del gobernador Axel Kicillof, que, a su entender “tiene ideas completamente diferentes a las convencionales que han permitido que progresen muchos países del mundo”.
“Desde que lo designó a Kicillof como ministro de Economía ella se convenció de algo completamente diferente. (Inició una) marcha hacia ideas socialistas pero antiguas, no socialistas post caída del muro de Berlín”, sentenció.
Su diagnóstico fue contundente: “El Gobierno sigue confiando en controles, en intervenciones, en estatizaciones, en cierres de las economía que son la causa de que estemos tan mal”.
Por último, consultado sobre una posible devaluación tras las elecciones de octubre próximo, el padre de la convertibilidad dijo que “algo van a tener que hacer porque el tipo de cambio va a quedar atrasado. Si siguen las recomendaciones de Kicillof, van a tratar de recuperarlo gradualmente”.
¿Habrá una devaluación tras las elecciones de octubre?
Hacia adelante, el ex funcionario menemista no cree que el Gobierno pueda cambiar el panorama. “No veo que esta situación que cambie mucho cualquiera sea el resultado. Sí puede llegar a cambiar a partir de 2023, salvo que con motivo del resultado el Gobierno decida pegar un giro de 180 grados en la forma como enfoca la economía. No creo que eso pueda ocurrir. Si Alberto Fernández tuviera todo el poder y no tuviera a Cristina manejándolo tras bambalinas, a lo mejor uno podría concebir que pegue ese giro”, reflexionó.
Sin embargo, para Cavallo, “se necesita un gran liderazgo político y una gran capacidad de persuadir a la gente. Es la propia Cristina la que podría dar ese giro. Alguna vez entendió cómo funciona una economía bien organizada”, concluyó.
Qué fue el Rodrigazo
El rodrigazo fue una explosión inflacionaria. Se dio a partir de junio de 1975, cuando el recién asumido ministro de Economía, Celestino Rodrigo, intentó corregir abruptamente una serie de presiones y desajustes acumulados desde 1973 por los gobiernos de Cámpora, Perón e Isabel Perón.
Para eliminar la distorsión de los precios relativos, el ministro de entonces intentó una política de shock que incluyó una fuerte devaluación de la moneda y aumentos de tarifas públicas de hasta 180%, y topes de aumentos salariales acordados en negociaciones colectivas, cuyo fin era retrasar los salarios reales.
Las medidas dispararon la inflación, que pasó del 24% en 1974 al 182% en 1975, dando inicio a una década y media de tasas de inflación superiores al cien por ciento anual.
Ese produjo consigo también el desabastecimiento de gran cantidad de productos esenciales, como alimentos, combustibles y otros insumos para transporte.
El Rodrigazo tuvo lugar durante la presidencia de María Estela Martínez de Perón y la gestión del por entonces hombre fuerte del gobierno peronista, José López Rega.
SN
Fuente Clarin