Bianca Jagger le solicita al régimen de Daniel Ortega que le permita visitar las cárceles de Nicaragua para constatar el estado de por lo menos 150 presos políticos, tal como lo hizo a comienzos de julio hace 42 años durante la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.
Jagger, 71 años, es fundadora y presidente de The Bianca Jagger Human Rights Foundation y esta semana testificó sobre la crisis de su país natal, Nicaragua, ante miembros del Congreso de los Estados Unidos que discuten la aprobación de nuevas leyes para que el régimen nicaragüense permita elecciones libres y democráticas.
La defensora de derechos humanos salió de Nicaragua cuando era una adolescente y aún se llamaba Bianca Pérez-Mora Macías. Llegó a Paris con una beca bajo el brazo a estudiar Ciencias Políticas. Su vida cambió en 1971 cuando se casó con la estrella de los Rolling Stones, Mick Jagger, y se convirtió en icono de la moda mundial y en actriz.
Durante las últimas cuatro décadas se ha dedicado a demandar el respeto a los derechos humanos, particularmente los derechos de las mujeres, los pueblos indígenas y la protección del medio ambiente en diversas partes del mundo, incluyendo regiones en conflicto de América Latina, Bosnia, Afganistán, India, Sri Lanka y Palestina, entre otras. Ha estado ligada a organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, Human Rights Watch, y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Reconoce en esta entrevista con Infobae que al principio simpatizó con la revolución sandinista que derrotó a la dictadura somocista que gobernaba su país. Sin embargo, en pocos años sintió que los principios que inspiraron esa revolución fueron traicionados por Daniel Ortega.
A pesar de ser una personalidad mundial, Nicaragua siempre ha estado en su agenda y en su corazón. Días después del terremoto que asoló Managua en diciembre de 1972, convenció a su marido y a los Rolling Stones para realizar un concierto de ayuda humanitaria para las víctimas. Este sería el primero de su tipo para esta banda.
Llegó también en Nicaragua en julio de 1979, a finales de la guerra contra Somoza, visitando a los presos políticos de la dictadura, y acompañó en 2017 en las montañas nicaragüenses a los campesinos que se oponían a la construcción de un canal interoceánico. Estuvo en la fatídica marcha “De las Madres”, el 30 de mayo de 2018, cuando francotiradores del régimen de Daniel Ortega dispararon a matar.
-Como nicaragüense ¿cómo ha tomado la crisis en su país?
-Yo siempre he tenido un pie en Nicaragua y otro aquí donde vivo (Inglaterra). Trato de prestarle la voz a las personas que están en peligro de ser asesinadas, asediadas y secuestradas por el régimen sanguinario de Daniel Ortega y de su cómplice, Rosario Murillo.
-Usted dice que el régimen de Daniel Ortega es igual o peor al de Anastasio Somoza de hace 42 años. ¿Puede explicarnos por qué dice eso?
-Yo salí de Nicaragua como adolescente y mi experiencia fue a través de los ojos de mi madre, de lo que supe y de lo que he podido conocer y estudiar sobre Somoza. Claro que la dinastía de los Somoza fue sangrienta y brutal. El triunfo de la Revolución Sandinista trajo esperanza y alegría a millones de personas en Nicaragua y en todo el mundo, incluyéndome a mí. Creíamos que la revolución iba a traer libertad, justicia y democracia, pero no fue así. Daniel Ortega traicionó los principios que inspiraron a esa revolución. Ortega, a lo largo de sus años en el poder, ha desmantelado todas las instituciones legales y democráticas de Nicaragua. Su objetivo es perpetuarse en el poder a toda costa, estableciendo una nueva dinastía tiránica. La represión brutal e implacable de Ortega es comparable o peor que la de Somoza. ¿Hasta qué punto Daniel Ortega se está sirviendo de un sistema jurídico totalmente subyugado a su régimen? Cualquier defensor de los derechos humanos, periodista, líder político, estudiantil o campesino tiene que estar listo para que lo secuestren, que lo hagan desaparecer.
A principios de julio de 1979 hice una campaña para recaudar fondos para la Cruz Roja británica, y fui a Nicaragua. Somoza me permitió a regañadientes que entrara con la Cruz Roja nicaragüense a las cárceles. Cómo es posible que un dictador como Anastasio Somoza haya permitido visitar las cárceles y hoy tenemos a estas 30 personas, entre ellas siete candidatos a la presidencia, que han sido secuestrados, los han hecho desaparecer y son rehenes, no les permiten visitas médicas, humanitarias, no se sabe si están vivos o están muertos, y a sus abogados no se les ha permitido visitarlos ni tener sus expedientes.
“Daniel Ortega traicionó los principios que inspiraron a la revolución. Desmanteló todas las instituciones legales y democráticas de Nicaragua
-¿Está satisfecha con la respuesta que el mundo ha dado la crisis en Nicaragua?
-El mundo no le está prestando suficiente atención a Nicaragua. En estos últimos años vemos crisis en todo el mundo. Hay pandemia, lo que está ocurriendo en Venezuela, en Cuba, en Irán, en Siria, en Afganistán, y nosotros (Nicaragua) somos un país pequeño de seis millones de habitantes que no tiene petróleo. Y se equivocan en no prestarle atención a Nicaragua porque geopolíticamente el régimen de Daniel Ortega representa un peligro para la seguridad nacional de toda la región, particularmente con el esfuerzo que está haciendo Ortega de recrear un escenario similar al que existió en los años 80 de la guerra fría para servirse de eso. Ante su plan maquiavélico, la comunidad internacional debe dar una respuesta contundente, proporcional a la represión de Ortega y al grito del pueblo nicaragüense de ayuda para ser libre. Las declaraciones de condena y las resoluciones son bienvenidas, pero son insuficientes.
-¿Estaría dispuesta a ir a Nicaragua como lo hizo durante la dictadura somocista?
-Yo le he hecho un llamado a Daniel Ortega, solicitándole que me permita la entrada a las cárceles de Nicaragua con organizaciones de reputación como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas, la Comisión interamericana de Derechos Humanos, y he invitado a una delegación bipartidista de congresistas para que nos acompañen si nos permitieran entrar.
-¿Está consciente que por el hecho de ser nicaragüense podría ser acusada de “traición a la patria” según las nuevas leyes?
-Claro. Pero yo soy británica también. Esas son acusaciones falsas. Es como Daniel Ortega se ha servido de las leyes. Leyes ficticias para perseguir y aniquilar a la oposición en Nicaragua.
-¿Su llegada a Nicaragua podría significar una acusación de este tipo?
-Es posible. Es posible. Estos secuestros y detenciones son parte de una estrategia maquiavélica concebida por Daniel Ortega y Rosario Murillo para evitar unas elecciones libres, justas y democráticas.
-¿Cuál es su opinión de esas elecciones previstas para noviembre de este año?
-Deben ser declaradas nulas e ilegitimas. Para que sea legítimo el proceso electoral de noviembre de 2021, se deben cumplir cinco condiciones: una, liberación inmediata de todos los presos políticos bajo cargos falsos y fraudulentos, como la alta traición y el lavado de dinero; dos, retiro inmediato de todas las inhibiciones espurias a cargos de elección popular; tres, restitución inmediata de todas las libertades civiles y políticas de los ciudadanos nicaragüenses; cuatro, cese inmediato de todos los actos de represión e intimidación que el régimen está llevando a cabo con total impunidad, con la ayuda de su Policía, Ejército, fuerzas paramilitares y turbas de simpatizantes bajo su control y los realizados por su corrupto sistema judicial; y quinto, compromiso, no negociable, de someter el proceso electoral a una amplia observación nacional e internacional. Si Ortega no está dispuesto a cumplir con estos cinco puntos para el 2 de agosto de 2021, último día permitido por el calendario electoral para la inscripción de candidatos, la comunidad internacional no debe ni puede reconocer el proceso electoral y sus resultados y debe declarar ilegítimo al régimen de Daniel Ortega.
-Sin embargo, hay cierta oposición participando en este proceso electoral. El partido Ciudadanos por la Libertad ha anunciado sus candidatos.
-¿Cómo es posible que se estén prestando a ese juego? Me siento como el resto de los nicaragüenses, que se sienten traicionados. ¿Cómo mintieron y engañaron? ¿Cómo es posible que estén faltándole el respeto a las casi 400 personas que han sido asesinadas en Nicaragua, a los casi 150 prisioneros políticos, a esos 30 rehenes que han sido secuestrados y desaparecidos en Nicaragua simplemente porque querían participar en elecciones libres, democráticas y justas? ¿Cómo es posible que estén listos para ir así y ser parte de unas elecciones fraudulentas?
La comunidad internacional no debe ni puede reconocer el proceso electoral y sus resultados y debe declarar ilegítimo al régimen de Daniel Ortega
-¿Cuál debería ser entonces la actitud de esta oposición?
-Es declarar que no pueden participar en vista de las circunstancias y en vista que sus colegas y amigos están desaparecidos, que son rehenes. Cómo pueden participar en unas elecciones donde todos los periodistas, los políticos, los defensores de derechos humanos, los campesinos, las mujeres, los estudiantes, todos, están con la valija lista para escaparse de Nicaragua y salvarse.
-Usted pide que se incrementen las sanciones internacionales contra el régimen de Ortega, pero estas leyes también van a afectar a la población.
-He abogado porque las leyes que se apliquen no causen daño al pueblo, que sean aplicadas específicamente a Daniel Ortega, a su familia, a los allegados, a los partícipes de su régimen que son corruptos y que están cometiendo graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos. Lo que estamos viendo es que el régimen de Daniel Ortega no tiene limites en la represión, los nicaragüenses en estos momentos son rehenes de este estado terrorista, criminal. Este es un tirano sanguinario, que nada lo va a detener porque el teme que si pierde el poder tendrá que comparecer ante la justicia. Ellos dos (Daniel Ortega y Rosario Murillo). Esa es la razón por las que son tan incoherentes, desquiciados mentales.
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Fuente Infobae