Aunque no le gusta hablar del tema, el gobierno vive un festejo con los dólares aportados por el Fondo Monetario Internacional aún cuando la mayoría de ellos los destine a pagarle al mismo organismo.
La entrada el lunes de US$4.334 millones por el aporte extraordinario del FMI a los países miembros para atender los gastos ocasionados por la pandemia de Coronavirus llevaron las reservas netas del Banco Central a cerca de US$10.000 millones, el nivel más alto de los últimos años.
Tanto el ministro Martín Guzmán como el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, respiran aliviados: tienen más dólares para llegar hasta las elecciones y para mantener el férreo control cambiario que vienen manteniendo en el último año y medio.
Con esos dólares el gobierno le pagará al Fondo US$1.900 millones el 22 de septiembre y otra cifra igual el 22 de diciembre por vencimientos de capital. El resto se lo llevarán otros organismos internacionales y el pago de intereses.
Cómo lo había adelantado la vicepresidente, Cristina Kirchner, la plata del FMI se destinará a pagar deuda y los mercados le dieron una señal positiva.
La suba de las acciones argentinas que cotizan en el exterior del día siguiente al ingreso de los fondos se interpretó como una señal de alivio en medio del agobio por la pandemia por las encuestas que coinciden en reflejar el pesimismo de los argentinos sobre su futuro económico.
La baja del dólar “contado con liquidación(CCL)”, un segmento al que el Banco Central le dio un tiro de gracia al obligar a los compradores a tener una cuenta personal en EE.UU. para poder operar, también alentó a los funcionarios a especular sobre el futuro de corto plazo del dólar blue y la brecha cambiaria.
Si bien no cantan victoria, en el Banco Central destacan la reducción en las operaciones con dólares libres. Entre el dólar bolsa(MEP) y el CCL ahora se operan US$40 millones diarios cuando antes eran US$60 millones y casi todas las operaciones se concentran en el MEP.
El Central cerró el grifo del CCL y aunque una parte se irá al Senebi(operaciones entre particulares) cree tener estabilizados a los dólares libres. ¿Apostarán ahora a bajar la brecha cambiaria y especialmente con el dólar blue?
La brecha blue($182)-mayorista($97,45) es de 87%, muy alta pero estabilizada y, según el ministro Guzmán, la intención sería bajarla gradualmente y apostando a una baja del blue más que a una suba del oficial.
Guzmán, como todos los ministros de Economía de los últimos 50 años, insiste en que no devaluará más el peso porque eso impulsa la inflación y hace caer el salario real.
El punto es interesante porque refleja. una vez más, que la discusión económica en la Argentina se hace por el espejo retrovisor.
El 6 de mayo de 2013 un informe del estudio de Miguel Bein titulado “10 años después, ¿quedan balas en la cartuchera? incorporaba el concepto “pesos para todos” y decía : “entre 2008 y 2011 la fuga de capitales funcionó como el principal mecanismo de esterilización de la política monetaria que mantuvo sistemáticamente tasas de interés para el ahorro en pesos fuertemente negativas. El drenaje lento de las reservas del Banco Central desde entonces es la contracara de esta situación, que se agudizó a partir de 2010 y se profundizó en 2011 cuando se acabó el superávit de la cuenta corriente”, o sea se terminaron los dólares.
La Argentina tiene larga experiencia en mantener artificialmente baja la tasa en pesos en el intento de expandir el consumo cuando, simultáneamente, se atrasa el precio del dólar para favorecer el poder de compra de los salarios.
Una situación típica de los oficialismos cuando enfrentan cualquier elección, el punto está en que en algún momento se acaban los dólares para financiar las importaciones y el camino es una devaluación , aunque contradigan el deseo de los ministros, o el cepo cambiario como fue el que aplicó Cristina Kirchner a partir de octubre de 2011, después de ganar la elección por 54% de los votos.
Así vale la pregunta de si el Central apostará a reducir la brecha cambiaria para achicar la expectativa de una devaluación en el futuro cercano.
La respuesta de los funcionarios es que no. Creen que lo peor que podrían hacer esa destinar reservas para controlar al blue y, destacan la advertencia de Kristalina Georgieva sobre que la plata extra del FMI se puede usar para atender la pandemia o el fortalecimiento de las reservas pero no para “mantener políticas insostenibles”.
Casi semanalmente el ministro Guzmán ratifica que está negociando un acuerdo con el FMI que, aunque no lo dice así, se alcanzaría después de las elecciones de noviembre y antes de que finalice marzo.
El motivo es obvio, en el primer trimestre de 2022 hay vencimientos por US$7.206 millones (US$6474 millones de capital y US$733 millones de intereses) y, sin acuerdo con el FMI, el default sería inevitable.
La política kirchnerista no siempre responde a la lógica de la matemática financiera y el resultado de la elección legislativa será determinante para imaginar con más precisión la respuesta oficial al posible acuerdo con el FMI.
El estancamiento de los últimos años deja en claro que vivir sin crédito y con desconfianza financiera está lejos de ser un camino viable para el crecimiento. Pero ya está demostrado que así como hay muchos países que crecen, hay otros que retroceden y por muchos años.
Fuente Clarin