Al militante mapuche le dispararon en la cabeza con calibre 22, según los forenses. Se investiga si los tiradores estaban en el predio o si entraron y salieron.
El militante mapuche asesinado en El Bolsón, Elías Garay, y su compañero Gonzalo Cabrera, que resultó herido, fueron baleados con un rifle calibre 22, según los primeros resultados de las pericias balísticas realizadas en el servicio forense de Bariloche.
Este elemento probatorio confirma que las armas utilizadas no corresponden a las fuerzas regulares de seguridad, y concede crédito a la versión que dieron a conocer los propios ocupantes de la Lof Quemquemtreu, sobre la que pesa una orden judicial de desalojo de las tierras en Cuesta del Ternero a la que la PDH (Asamblea Permanente de los Derechos Humanos) interpuso un recurso de amparo, de que los perpetradores fueron dos cazadores que les dispararon a ambos jóvenes en el campo vecino propiedad del empresario Rolando Rocco.
El predio está en tela de juicio por una adjudicación realizada por el Servicio Forestal Andino para la explotación comercial de especies exóticas.
“Lo que pudimos saber es que aparentemente dos individuos ingresaron con armas largas, vestidos de civil, y se encontraron con la gente de la comunidad”, señaló Nelson Ávalos, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) del Noroeste de Chubut, quien se encontraba el domingo en el nosocomio de El Bolsón.
Descartada desde el principio la intervención policial, los encargados de investigar la muerte del joven por un tiro directo a la cabeza comenzaron a barajar hipótesis, que comienzan por descartar que medio alguna discusión, de modo que el asesinato fue premeditado.
Una línea de investigación apuntaba a que el ataque podría haber provenido de organizaciones de vecinos armados que se formaron desde que empezaron a proliferar las ocupaciones y actos de vandalismo sobre las propiedades en la zona, que hasta se vincula y comunica entre los miembros a través de cuentas en Facebook. Otra, menos verosímil, apunta a que hubo una refriega entre dos bandos del mismo grupo de encapuchados que participan de la toma en Cuesta del Ternero. Vecinos del pareje ubican el comienzo de una eventual presunta reyerta el viernes anterior, cuando ya se había dispuesto el desalojo, y algunos de ocupantes se retiraron, junto con los de las organizaciones de derechos humanos y otros que les brindan asistencia política y logistica, pero el domingo a la mañana se arrepintieron y, al volver, fueron increpados e invitados a retirarse por los que se habían quedado en la toma, lo cual derivó en el enfrentamiento.
En ese caso, los rifles calibre 22 de los que salieron las balas tendrían que haber sido los llamados hechizos, que son los que usan los mapuches y no precisamente para cacerías, debido a que no acostumbran a dispararles a las presas sino que les ponen trampas.
Conjeturas
Al parecer, los que se retiraron habían sido principalmente quienes tenían antecedentes policiales y temían ser puestos presos si los detenían durante un procedimiento judicial, como sucedió la vez pasada en Mascardi. Pero si esa fuera la causa, la duda que despierta es ¿por qué se habrían arrepentido y regresado a la zona ante ese riesgo latente? Otro aspecto a resolver es si los tiradores, que portaban armas largas, ingresaron a la zona de acampe sin ser vistos desde el cerco policial montado en el área, o si hubo vista gorda. Varios testimonios coincidían en que se trataba de dos cazadores que se les escaparon a los guardianes del orden. De no ser nada de eso, la conclusión es que ya estaban adentro, con la aquiescencia del dueño, y la siguiente pregunta sería cómo lograron ser literalmente tragados por la tierra. La declaración que haga el joven que fue operado en el hospital a la fiscal que viajó para tomársela echará luz sobre si les dispararon de cerca o desde lejos y en qué circunstancias, si hubo o no amenaza previa, y si eran conocidos o no.
No sólo está en juego el esclarecimiento de un crimen, sino el modus operandi de los autores, que llevaría a explicar qué quiso decir Miguel Pichetto cuando denunció que era el primer acto separatista en la Argentina y se refirió a un “desarrollo complejo” del enfrentamiento hacia “rumbos desconocidos”. Todos los lugareños, y por ende las autoridades, saben que las estancias de los magnates Lewis y Benetton tienen custodias fuertemente armadas, y que empresarios, referentes políticos de derecha y propietarios de viviendas vandalizadas en Mascardi crearon un grupo llamado Consenso Bariloche, para hacerles frente a las reivindicaciones territoriales mapuches. Pero también se conoce la contraparte insurgente, que opera alrededor de la causa mapuche y su histórica aspiración como pueblo originario.
En el programa radial de Jorge Lanata, el periodista Gonzalo Sánchez exhibió un informe periodístico sobre la acción de grupos armados vinculados a antiguas milicias terroristas y llamó al Gobierno a asumirlo y combatirlas.
Fuente Urgente24