Por Raúl J. Pérez Rodríguez –Especial Total News Agency-TNA-
Es deber de todo Estado prepararse para defender sus intereses nacionales, su soberanía e independencia y su integridad territorial, y en el caso del ciberespacio, su integridad ciber territorial relacionada transversal y directamente con todos los otros dominios de la defensa.
Las relaciones internacionales se caracterizan por la anarquía debido a la ausencia de una gobernanza mundial, lo que influye en que los Estados se comporten y relacionen entre sí priorizando sus intereses y objetivos nacionales, en perjuicio de otros Estados.
Toda esta situación de amenaza y riesgo constante hace que los Estados se preparen para garantizar su independencia, soberanía y seguridad nacional a través de la creación / activación de medios, instituciones e infraestructuras que le permitan mantener y accionar su defensa nacional ante la agresión de otro Estado.
Tradicionalmente la defensa de un Estado se ha conducido a través de tres dominios: terrestre, marítimo y aéreo; y a partir de la segunda mitad del siglo XX también en el espacio. La irrupción de las tecnologías de la información y comunicaciones, en especial Internet, han propiciado la existencia de un quinto dominio que defender, el dominio del ciberespacio.
El ciberespacio es un dominio virtual en el cual confluyen toda clase de actores (estatales y no estatales) donde las operaciones de ataque y defensa son muy diferentes a las conducidas en el mundo físico, pero con una capacidad de destrucción y afectación tal, que pueden paralizar e inhabilitar una o varias infraestructuras críticas de un Estado, tocando transversalmente a todas sus instituciones y organismos de mando y control.
Es deber de todo Estado prepararse para defender sus intereses nacionales, su soberanía e independencia y su integridad territorial, y en el caso del ciberespacio, su integridad ciber territorial relacionada transversal y directamente con todos los otros dominios de la defensa.
Todo Estado debe invertir en Ciberdefensa, entendiéndose por esta “las actividades y operaciones reactivas y proactivas conducidas en el ciberespacio para garantizar la seguridad, soberanía e independencia de su integridad ciber territorial”. El desarrollo y crecimiento exponencial de las tecnologías asociadas a la digitalización suponen una mejora en la eficiencia productiva de las organizaciones y de los gobiernos, pero también representan una serie de amenazas a las vulnerabilidades existentes en la infraestructura digital instalada por parte de adversarios con diversidad de intereses. De esto se trata, de minimizar las vulnerabilidades para reducir los riesgos que presuponen estas amenazas al punto de prevenirlas o destruirlas en caso de materializarse, por medio de un robusto sistema de ciberdefensa nacional.
La inteligencia de ciberamenazas o ciberinteligencia, de acuerdo con el CERT – UK, es el conocimiento resultante sobre las amenazas basándose en evidencias concretas incluyendo capacidades, infraestructura, motivación, objetivos y recursos del atacante. Por lo tanto, permite detectar indicadores relacionados a ciberamenazas, extraer información referente a métodos de ataque, identificar amenazas de seguridad y tomar decisiones con antelación con el fin de responder a posibles ataques de manera precisa y contundente. Se desarrolla en los sistemas adversarios.
Complementariamente, el Prof. Manuel Torres Soriano de la Universidad Pablo de Olavide incorpora la definición de cibercontrainteligencia: “todos los esfuerzos realizados por una organización de inteligencia para prevenir que adversarios, organizaciones de inteligencia enemigas u organizaciones criminales puedan acceder o recopilar información digital sensible o inteligencia a través de ordenadores, redes y equipamientos asociados”. La cibercontrainteligencia se conduce en los sistemas propios.
Un Sistema de Ciberdefensa Nacional debe partir de un órgano del poder ejecutivo de primer nivel, rompiendo los paradigmas tradicionales e innovando organizacionalmente para garantizar su eficiencia y eficacia al momento de cumplir con sus funciones. Un “Ministerio de Ciberdefensa” sería la organización ideal para que el Sistema de Ciberdefensa pueda cumplir su cometido, no adscrito a otro ministerio ni cualquier otra dependencia, sino dependiente directamente del poder ejecutivo; su rango de ministerio le permite actuar como ente rector, participar, dictar lineamientos al más alto nivel de gobierno, de obligatorio acatamiento por todo el Estado, maximizado si se coordina con el poder legislativo a través de la creación de una ley de ciberdefensa o su inclusión dentro de la ley de defensa nacional.
Su transversalidad le permite controlar operativamente (más no administrativamente) a las dependencias u oficinas de ciberseguridad y ciberdefensa existentes en otros organismos del Estado, tanto nacionales como regionales, incluso llegando a todos los poderes públicos: ejecutivo, legislativo, judicial y electoral. Además, deberá organizarlos como una “Comunidad de Ciberdefensa”con unidades o equipos de respuesta rápida ante incidentes e interrelacionados con el sector privado, a fin de crear y activar la “Comunidad Ampliada de Ciberdefensa”.
Deberá regir, organizar, coordinar y administrar la formación y la capacitación en ciberseguridad y ciberdefensa, a través de instituciones educativas especializadas para tal fin y tener las competencias para autorizar y homologar las formaciones que se hicieren en otros centros educativos (privados y públicos)
Los funcionarios adscritos al Ministerio de Ciberdefensa deben ser profesionales de carrera similares a los que hacen vida laboral en las instituciones de inteligencia de estado, cuerpos de seguridad y orden público, y fuerzas armadas, con escalafón jerárquico y formación especializada en una institución educativa para tal fin, tanto a nivel técnico, grado y posgrado; apegados a leyes y reglamentos que garanticen la disciplina y el cumplimiento del deber al tratarse de una responsabilidad tan álgida como lo es la seguridad y defensa ciber territorial.
La propuesta de un Sistema de Ciberdefensa Nacional operacionalizado por medio de un Ministerio de Ciberdefensa es un paradigma disruptivo e inédito y de esto precisamente se trata, porque las actividades y operaciones que se realizan en el ciberespacio y las amenazas a las que están expuestas se basan en la disrupción y deben ser contrarrestadas de la misma manera.