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Hay una razón especialmente fuerte por las que empresas de servicios financieros suelen patrocinar eventos deportivos. Una hipoteca, un seguro de vivienda, un plan de pensiones… Carecen de épica y sentimiento, pero están entre las decisiones de la vida de una persona con más potencial devastador si se elige mal. Con el deporte pasa lo contrario. Es todo sentimiento y, como decía Galiano, de las cosas que no importan, el fútbol es la más importante. Sustituyan fútbol por su deporte favorito. Por eso bancos, gestoras de fondos y, ahora, el mundo cripto buscan este tipo de patrocinios deportivos. Pero eso es una cosa. El siguiente nivel es buscar como patrocinador un chiringuito financiero en la lista negra de la CNMV, como pretendía hacer ayer la Real Federación Española de Fútbol. Ahí ya no solo se busca asociar un servicio financiero a un sentimiento, se busca sobre todo una pátina de legalidad y legitimidad. Un papelón de la RFEF, vaya. Tanto si lo sabían como si no.

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