Por Malú Kikuchi
De acuerdo al diccionario, resentimiento es, sentimiento persistente de disgusto o enfado hacia alguien por considerarlo causante de cierto daño u ofensa que se manifiesta en palabras o actos hostiles. Cristina Fernández de Kirchner encaja en esta definición.
El resentimiento de CFK hacia casi todo y todos, tiene íconos importantes que jalonan su rencor. Porque el resentimiento hace que ni olvide ni perdone y ese sentir se convierte en rencor. El rencor es un daño moral que exige venganza. Es lo que hace Cristina.
Argentina está transitando una crisis fenomenal y el Presidente de la NO gestión, forzado por los gobernadores del FdT, tuvo que actuar. Hizo lo que no quería hacer, nombrar a Sergio Massa super ministro de economía. Y pasar a ser un Presidente decorativo.
Desde que Alberto dejó la jefatura de gabinete de CFK en 2008, habló sobre el gobierno de CFK en medios audiovisuales diciendo lo que pensaba de la gestión de Cristina. Los dichos no fueron amables. Cristina escuchó y se prometió ni olvido ni perdón.
Ya está, lo consiguió por retorcidos caminos, pero ha sido una venganza muy efectiva. Lo hizo presidente y procedió a esmerilarle el poder todos los días, por cartas públicas, discursos y a través de sus seguidores. El Presidente ayudó mucho y Ella lo congeló.
Alberto ha pasado a ser el Presidente de un sistema parlamentario. No gobierna, no decide. Es, después del pueblo argentino, el mayor perdedor de esta jugada. Del circense enroque de personajes en el gabinete y de las renuncias, no vale la pena decir nada.
Papelón inverosímil. Después de la renuncia de Guzmán al ministerio de economía, nadie aceptaba el puesto. Por descarte se lo ofrecieron a Silvina Batakis, ex minisitra de Scioli. Asumió el 4/7, fue a Washington a hablar con el FMI, volvió el 28/7. Ya no era ministra.
Se acumulan los papelones. Scioli, al que Cristina no considera, ya lo candidateó a presidente en 2015 con el lastre de Carlos Zannini de vice. Un oscuro personaje, desconocido por el gran público y el monje negro de CFK. Scioli vuelve a Brasil como embajador.
Scioli fue un buen embajador ante Brasil. Lo trajeron de apuro para reemplazar a Kulfas. Como ministro no hizo nada. 46 días después desaparece el ministerio de la producción y Scioli vuelve a Brasil. ¿Con qué cara insiste en presentar credenciales? Scioli humillado.
Después de las PASO y de una feroz carta de CFK al Presidente, Ella impuso a Manzur como jefe de gabinete. El acto tuvo 2 objetivos, eliminar a Santiago Cafiero (que Alberto llevó a cancillería) y “poner músculo político” a la gestión. Manzur debió abandonar Tucumán.
¿Por qué? El 8/9/2018, Manzur osó decir: “El ciclo de Cristina es un ciclo político que está concluido”. En los primeros días de Manzur como Jefe de Gabinete fue el hiper kinético Juan 23, candidato a presidente. Hoy a Manzur lo sostienen en el puesto los gobernadores.
Cristina consiguió que Manzur desapareciera del radar político. Un enemigo menos. Enemigos que quizás no lo sean, pero Ella los percibe así y actúa en consecuencia. Nadie puede negarle una gran inteligencia para hacer el mal. Y eso lo hace muy bien.
Y ahora le toca el turno a Massa. Un Massa que prometió meterla en la cárcel (algo que le compete a la justicia y no a un político). Massa que prometió terminar con los ñoquis de la Cámpora. Massa que hizo imposible el sueño de “Cristina eterna”. Imperdonable.
Massa le sirve a Cristina para inertizar del todo a Alberto Fernández. Y dependerá de las medidas que tome Massa, que nadie cree que pueda ser un títere de Cristina, cómo reaccionará Ella. Massa tiene dos caminos posibles, ninguno de ellos le gustará a CFK.
Massa puede ejecutar las políticas económicas necesarias, las reformas estructurales que acompañaría la oposición. Si disminuye los subsidios y los impuestos y se abre al mundo, Cristina no lo aceptará. Lo hará responsable del ajuste. Será un muerto político.
Si Massa continúa con las políticas económicas propuestas por Kicillof, Argentina se hundirá más de lo que ya está. Cristina lo hará responsable del fracaso. Ella quedará al margen de este gobierno fallido y de sus funcionarios aunque todos sean “sus” funcionarios.
Y ese será el destino de Massa programado por Cristina. Habría que recordar el auto epitafio que escribió el Cardenal Richelieu (1585-1642, 1º ministro del rey Luis XIII de Francia): “Hice poco bien y mucho mal; el mal que hice lo hice bien y el bien que hice lo hice mal”.