Por Germán de los Santos
El plan habría sido ideado por Mario Segovia, “el Rey de la Efedrina”, y el peruano Julio Rodríguez Granthon, ambos alojados en el módulo Nº6 del penal federal, que fue allanado el lunes; los posibles blancos son edificios de la policía, fiscalías, juzgados y el Monumento a la Bandera
ROSARIO. Las fuerzas de seguridad en Santa Fe están en alerta ante la posibilidad de un atentado con un coche bomba, que habrían planeado desde la cárcel de Ezeiza los narcos Julio Rodríguez Granthon, conocido como El Peruano, y el Mario Segovia, el Rey de la Efedrina.
El lunes pasado fue allanado el módulo Nº6 del penal de Ezeiza, donde se encuentran alojados estos nuevos socios en el narcotráfico rosarino. También hubo más de 50 allanamientos en la zona oeste de la ciudad, donde está parte de los búnkeres de venta de drogas que maneja Rodríguez Granthon, un sector atravesado por una violencia que parece irrefrenable: se produjeron más de 40 asesinatos en los barrios Ludueña y Empalme Graneros.
Estos operativos tuvieron como objetivo investigar si existían planes de Segovia y Rodríguez Granthon para realizar un atentado con explosivos en edificios públicos. El miércoles a la noche, dos días después de los allanamientos, la Policía de Santa Fe emitió un alerta sobre un posible ataque con explosivos dirigido a miembros de la fuerza, según confirmaron fuentes del Ministerio de Seguridad provincial, de la Nación y de la Justicia federal. En medio de este estado de alerta se produjo, este jueves al mediodía, el incendio de dos autos en una cochera ubicada en Sarmiento al 500, en pleno centro de Rosario.
Fuentes de la Policía de Santa Fe señalaron que buscan dos autos, un VW Bora y un VW Fox, donde podrían estar guardados y activados los explosivos, listos para detonar. Los blancos en alerta son las sedes de la Policía Federal y de la Policía de Santa Fe, las fiscalías y los juzgados federales y el Monumento a la Bandera, según información judicial.
El mensaje que circula desde anoche en la policía señala que “se recibió un alerta […] de que Julio Rodríguez Granthon, “El Peruano”, quien fuera objeto de un allanamiento en el penal de Ezeiza, estaría preparando o habría preparado a través de terceros […] un “cochebomba” y sería dejado y/o abandonado en la vía pública, sin precisar mayores datos […] por lo tanto, se recomienda extremar los recaudos de seguridad para el personal desplegado en áreas de empeñamiento y en la ciudad de Rosario”.
En otro tramo, el mensaje que recibieron los policías señalaba que se advierte que “en caso de detectar un “vehículo en estado de abandono en vía pública” en cualquier punto de la ciudad […] actuar con la precaución del caso e informar la novedad en forma inmediata a los canales correspondientes de cada fuerza y horizontales para la correspondiente intervención técnica especializada y de la Justicia”.
La testigo
La saga de los posibles atentados con explosivos comenzó el 16 de agosto pasado, cuando las autoridades tomaron conocimiento de que una mujer –que no dio su identidad– contó que había ido a visitar a la cárcel de Piñero a un preso llamado Andrés Benítez, que está vinculado a Rodríguez Granthon, quien le relató que su jefe –según el informe Nº 1115/2022, que se encuentra en el expediente– “estaría planeando diversos atentados a edificios gubernamentales” de Rosario.
La testigo dijo que los atentados estarían siendo planeados por el Peruano, y advirtió que quien le proveía los explosivos sería el llamado rey de la Efedrina Mario Segovia. Ambos se encuentran alojados en el Módulo 6 del penal de Ezeiza, y según esta declaración, serían socios del negocio narco en Rosario. La testigo aportó además el dato de que Rodríguez Granthon guardaría los teléfonos celulares -con los que se comunica con los miembros del grupo criminal– en su celda, detrás una de las paredes del baño, y que estaría pagándole a personal del Servicio Penitenciario Federal (SPF) en Ezeiza por poder tenernos y usarlos.
El piloto peruano Rodríguez Granthon, condenado por narcotráfico y acusado de planear la ejecución del exconcejal Eduardo Trasante, ocurrida el 14 de julio de 2020, es un narco que pretende ampliar su negocio de venta de drogas. Según una investigación de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), su organización cambiaba el dinero de la recaudación de los búnkeres en la cueva financiera que manejaba el expresidente de Terminal Puerto Rosario Gustavo Shanahan, que está procesado y con prisión domiciliaria.
La declaración de la testigo de identidad reservada derivó en que el lunes pasado el fiscal federal Javier Arzubi Calvo y su par Pablo Socca, del Ministerio Público de la Acusación de Santa Fe, ordenaran 57 allanamientos en la zona oeste de Rosario, donde están desplegados los búnkeres de venta de droga que maneja Rodríguez Granthon. Siete personas quedaron detenidas. Pero lo que más interesaba a los investigadores era allanar las celdas de Segovia y Rodríguez Granthon en Ezeiza. Se están peritando diez teléfonos celulares para detectar qué planes para atentar contra edificios públicos tenían los dos reclusos.
Alianza carcelaria
Desde hace tiempo, la Procunar, a cargo de Diego Iglesias, investiga las maniobras de Segovia en el penal de Ezeiza, donde el año pasado tomó contacto con Rodríguez Granthon, luego de que fuera trasladado desde el penal de Piñero al penal federal tras el golpe comando a la cárcel santafesina, en junio del año pasado, cuando se fugaran ocho presos.
En la penitenciaría de Ezeiza, Segovia y Rodríguez Granthon forjaron una nueva sociedad. En junio del año pasado, la Procunar ordenó varios allanamientos en la celda del Rey de la Efedrina y en residencias que el narco tiene en Rosario. En su mansión del barrio de Fisherton acopiaba cantidad de materiales y herramientas para construir explosivos de “alto poder de fuego”, con detonadores a control remoto y TNT.
Un informe del área de explosivos de la Policía Federal Argentina señaló que, en su mansión de Álvarez Condarco 472 bis, Segovia tenía todos los componentes para hacer detonar un explosivo de alto poder destructivo, que configura un peligro para la “seguridad nacional”. Los había adquirido en la llamada Deep Web, la internet oscura.
En los allanamientos que realizó la Policía Federal se encontraron, además, manuales para desarmar y manipular explosivos, un fusil AR15 –similar al M16 que usan los marines norteamericanos– en la vivienda de su hermano Hernán, expolicía de la provincia.
La pregunta que se hacían en ese momento los investigadores de la Justicia federal de Lomas de Zamora y de la Procunar era qué planeaba hacer Segovia con las bombas que construía su hijo Matías, con la guía y el asesoramiento de expertos a los que pagaba a través de sitios online en Canadá y los Estados Unidos. Durante tres años, Segovia padre e hijo se capacitaron a través de la web oscura en la manipulación de explosivos.
Estado de conmoción
Una respuesta podría ser lo que manifestó la testigo de identidad reservada hace dos semanas, cuando Andy Benítez, miembro de la banda del Peruano Rodríguez Granthon, le confió que su jefe planeaba atentados contra edificios públicos. La hipótesis de mayor peso , según señalaron los investigadores, es que podría tratarse de un plan de Rodríguez Granthon y Segovia para generar un estado de conmoción, haciendo circular la versión que llegó a la policía de que planeaban un atentado con explosivos.
La posibilidad de un atentado con explosivos o con un coche-bomba abriría un nuevo capítulo en el crimen organizado de Rosario, cuya poder escaló desde hace una década con una violencia extrema. Hasta ahora se conocieron atentados a balazos contra edificios públicos y residencias de jueces, como los que planearon a partir de 2018 la banda de Los Monos y Esteban Alvarado, pero esos ataque no provocaron víctimas: solo apuntaron a provocar conmoción por los blancos elegidos.
Fuente La Nación