Por Eduardo Paladini
La vicepresidenta había prohibido abrir un canal de diálogo. Hasta que un incidente torció la decisión.
El video, en movimiento y varias veces con el foco perdido, dura 1 minuto y 26 segundos. Es una de las noticias centrales de este domingo, tras el sábado de furia en la puerta de la casa de Cristina Kirchner en Recoleta, donde manifestantes se enfrentaron con la Policía de la Ciudad. En la escena, se lo ve a Máximo Kirchner forcejando con los agentes, primero avanzando y luego reculando, después de intentar pasar un vallado dispuesto por las fuerzas de seguridad. En medio de insultos y forcejeos, el hijo de la vicepresidenta se termina retirando rodeado por media docena de compañeros.
Según pudo reconstruir Clarín, fue ese hecho de violencia, pasadas las 19 horas, lo que convenció a Cristina de torcer una decisión hasta entonces inamovible: según transmitían los pocos dirigentes autorizados a dialogar con la Ciudad, tenían prohibido avanzar en cualquier tipo de negociación para descomprimir la situación.
“Hasta que hubo ese incidente con Máximo, los kirchneristas tenían prohibido hablar con nosotros. Pero eso convenció a Cristina de que había que calmar la situación. Entendió que esto iba en serio, aunque estuvieran Kicillof, el Cuervo Larroque o su hijo. A ella tampoco le convenían incidentes con heridos graves en la puerta de su casa”, contó a Clarín una alta fuente que siguió minuto a minuto la discusión.
El diputado nacional intentó pasar el vallado y tuvo un fuerte choque físico y verbal con los efectivos policiales.
Cerca de las 20 se abrió por fin ese canal de diálogo entre Juan Martín Mena, viceministro de Justicia de la Nación y hombre de extrema confianza de la vice, y Marcelo D’Alessandro, ministro de Seguridad de la Ciudad y a cargo del operativo.
La charla, como contó este diario, se hizo en oficinas del Gobierno nacional y contó con otros miembros de ambas administraciones, como Aníbal Fernández y Wado de Pedro (ministros de Justicia y de Interior en representación de la Rosada) y Jorge Macri (ministro de Gobierno porteño).
“Actuar” no, “aguantar” sí
A esa hora, claro, también había preocupación en la Ciudad. Básicamente porque no se sabía cuánto podrían resistir los policías porteños sin reprimir. Los agentes que estaban en el “territorio” le pidieron varias veces al jefe de la fuerza permiso para “actuar”. La orden fue de “aguantar”. Eso explicaría el resultado de los incidentes, con más policías que militantes heridos.
“El larretismo está exultante porque mostró que no se puede hacer cualquier cosa en la Ciudad y todo terminó bien. Hasta Patricia Bullrich mandó felicitaciones por el operativo”, aseguró una fuente cercana al jefe de Gobierno, en clave de interna. No es lo que transmite -por ahora en privado- la titular del PRO, que le reclama más firmeza a Larreta.
“Lo que elogió Patricia fue la decisión inicial del operativo. Pero ella no está de acuerdo con que se haya levantado y le regalaran la calle al kirchnerismo”, aseguró a este diario una fuente cercana a la ex ministra.
En el Gobierno porteño insisten en que la decisión de poner las vallas era porque tenían certeza de que los militantes kirchneristas armarían una feria y acamparían en la zona. Algunas fuentes del oficialismo niegan que eso estuviera en sus planes.
En lo que hay coincidencia este domingo a la tarde es en que la situación está mucho más calmada y así debería seguir si se cumple el acuerdo alcanzado anoche. Mientras, diputados del Frente de Todos salieron en defensa de su ex jefe de bloque.
“Repudiamos la represión ejercida por la policía de la Ciudad de Buenos Aires contra nuestro compañero Máximo Kirchner en la jornada de ayer. Exigimos al gobierno de la Ciudad identifique a los policías comprometidos con la acción represiva. En las próximas horas evaluaremos la realización de las acciones legislativas, políticas y legales correspondientes”, escribieron en un comunicado.
Fuente Clarin