La intervención del mercado eléctrico por parte de Bruselas ya está en camino. Esta semana la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que veía necesaria una actuación de emergencia para atajar los precios y el ejecutivo comunitario ya está empezando los trabajos en esa línea. Según ha adelantado ‘El País’ y ha podido confirmar El Confidencial, uno de los puntos que está sopesando para abaratar la factura de los europeos es poner un límite a la cantidad que cobran las empresas de renovables y que contribuyen al precio final del kilovatio que pagan los ciudadanos.
Esta medida formaría parte de la batería que preparan para hacer frente a la crisis energética desatada tras la invasión de Rusia a Ucrania. Otro de los ejes fundamentales para hacer frente a esta crisis es la reducción colectiva y coordinada de la demanda de electricidad, algo en lo que Bruselas lleva meses trabajando y para lo que ya ha pedido a los Estados miembro que desglosen sus propios planes nacionales. Esta última línea afectaría tanto a los hogares como a las empresas.
La factura de la luz se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de los gobiernos de los Veintisiete, pero también de la Comisión. Con objeto de lograr un abaratamiento, España y Portugal ya consiguieron impulsar la conocida como excepción ibérica, que consiste en fijar un tope máximo sobre el precio del gas que alimenta las centrales eléctricas de forma excepcional y transitoria.
Sobre el tope a las renovables, lo que proponen los técnicos de la Comisión es lo siguiente: “Un tope en el precio de la electricidad ganada por los generadores ‘inframarginales’ para garantizar que no logran ingresos significativos excesivos respecto a su coste”. Se trataría por el momento de una de las propuestas que estudia Bruselas, pero que por el momento no se ha plasmado en un documento que se haya debatido por parte de los Estados miembro.
Francia descarta el Midcat
El debate energético es en estos momentos uno de los principales, si no el principal, campo de debate en Bruselas. Otro de los elementos clave son las vías de suministro de gas alternativas a Moscú, especialmente para los países más dependientes del gas ruso. Dentro de la búsqueda de fuentes y gasoductos alternativos, España ha vuelto a poner sobre la mesa la construcción del conocido como Midcat, el viaducto que conectaría nuestro país con Alemania mediante los Pirineos. Madrid y Berlín han hecho tándem en las últimas horas, París dijo hace 48 horas que lo examinaría pese a sus reticencias, pero este jueves ha terminado de descartar un proyecto que nunca le ha entusiasmado.
Las grandes empresas piden ayudas directas por la elevada factura del gas
“Aumentar la capacidad de interconexión entre España y Alemania a través de Francia exigiría un refuerzo sustancial de la red francesa, que llevaría años y costaría varios miles de millones de euros. Por tanto, no es una respuesta a la actual crisis energética”, han declarado fuentes cercanas al Ministerio de Transición Ecológica francés.
El rechazo francés se ha visto acompañado en Bruselas. La Comisión Europea considera que las evaluaciones técnicas demuestran que la nueva infraestructura no lograría ningún beneficio y podría tardar hasta siete años en completarse, según ha comentado a Bloomberg un funcionario de la UE.
La intervención del mercado eléctrico por parte de Bruselas ya está en camino. Esta semana la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció que veía necesaria una actuación de emergencia para atajar los precios y el ejecutivo comunitario ya está empezando los trabajos en esa línea. Según ha adelantado ‘El País’ y ha podido confirmar El Confidencial, uno de los puntos que está sopesando para abaratar la factura de los europeos es poner un límite a la cantidad que cobran las empresas de renovables y que contribuyen al precio final del kilovatio que pagan los ciudadanos.
Fuente El Confidencial