De custodios presidenciales y custodiados, junto a historias personales.
“Cristina Fernández de Kirchner está viva gratis, de milagro, la atacó un tipo que en su vida agarró un arma, esa es la verdad”. Es lo que piensa un hombre con más de tres décadas cuidando personas de relieve global a este medio. Pasaron quince días desde que el país quedó al borde del colapso institucional, si la bala de Fernando Sabag Montiel hubiera salido y terminado con la vida de la vicepresidenta.
La Justicia investiga ahora el accionar de la banda habiendo descartado la idea de un lobo solitario que sin argumentos y en soledad decidiera cometer un magnicidio. MDZ conversó con quienes cuidan presidentes, estrellas de rock, de fútbol, quienes tuvieron custodia, y pudo entender por qué lo que sucedió no fue sorpresa y puede volver a pasar mientras esta nota es leída.
Carlos Ruckauf tuvo más de diez años custodia mientras fue vicepresidente, canciller, gobernador y otros cargos más que lo obligaron a aceptar el cuidado por parte del Estado hacia su persona. Lo recuerda con seriedad, con respeto por quienes lo custodiaban, incluso por el fallecido custodio Adrían Falduto, quien fue fusilado por dos ladrones que entraron a robar el 5 de abril de 2002 a la confitería La Villete, en la esquina de Salguero y Juncal, en el barrio de Recoleta.
“Yo siempre me encargué de estar alineado a lo que me planteaba la custodia, sí era importante que se mantenga la distancia prudente para poder hacer una vida lo más normal posible, pero respetando lo que me decían, me sentí siempre protegido, con mucha profesionalidad, todos los que somos custodiados tenemos la tendencia por diversos factores a no permitir que se haga todo”, reconoció a este medio Ruckauf. La falta de obediencia como cultura propia de la clase dirigente argentina se refleja en cada testimonio.
Moro Rodríguez carga en su memoria décadas de haber cuidado por momentos la vida de presidentes, jugadores de fútbol, mandatarios internacionales, militares y estrellas de rock. La planificación, el método, la puntualidad, la tecnología, la formación internacional, el estado físico, todo, dice Moro, es una conjunción que la seguridad tiene que tener para evitar desastres. En línea con Ruckauf, la desobediencia de los argentinos custodiados como punto en común.
“Todos cuando cuidamos a otro trabajamos con seudónimo, el cuidado también, las comunicaciones son meticulosas y justas, todo está calculado, lo que pasó con Cristina es un desastre absoluto, fallaron todos los elementos que deberían estar chequeados”, define crítico Moro.
“Siempre que cuidé líderes extranjeros, el respeto fue total, cumpliendo protocolos a rajatabla sin chistar, nadie se raja, todo se conversa y se avisa, acá, en Argentina, usualmente pasa lo de Cristina, o lo de Nisman, el mal uso de la custodia, el desobedecer por las dudas, el gesto infantil de Cristina de querer hacer lo que quiere casi le cuesta la vida, es increíble”, dice mientras se agarra la cabeza.
Recuerda a la pasada cuando literalmente entró en un ascensor de un empujón a un presidente de facto en la última dictadura saliendo de un departamento en Belgrano tras una reunión. “Cuando terminó el quilombo nos miró y dijo, la próxima que la patada en el culo sea más leve”, dijo entre risas el comandante en jefe que había sido “extraído” de la zona de peligro subiéndolo en un ascensor de emergencia. “Así era la custodia, no se jodía nunca, acá se cuidan vidas, nosotros sabemos que salimos pero podemos no volver, esto no es joda, los políticos no tienen idea de lo que pasa y Cristina es la muestra más clara”, analizó.
Marcelo Segarra fundó hace 31 años SEGAR SEGURIDAD, una empresa que custodia desde artistas internacionales a dirigentes políticos y peleas de boxeo y familias enteras que por distintos motivos prefieren vivir custodiados. Todos coinciden en lo mismo, Ruckauf, Moro y Segarra. “Ningún líder internacional, ningún cliente privado actúa como actuó Cristina, lo que hizo es delirante y tiene una custodia que si bien los actuales no los conozco, siempre fue de primer nivel internacional, Cristina despreció la seguridad de su persona, su familia y la paz del país”, sentenció en conversación con MDZ.
Dueño de su empresa, está acostumbrado a vivir con el estrés de los clientes que requieren autos blindados, compañía las 24 horas del día y acompañamiento a todos lados. “Los políticos argentinos tienen que subordinarse a lo que dice la custodia, esto pasó porque son argentinos, siempre en contra de las normas, yo sólo trabajo con gente que se deja custodiar, sino me levanto y me voy, prefiero no tener un problema”, cuenta, al tiempo que “los recorridos implican análisis de ruta previo, choferes experimentados en evasión, hay muchas cosas que los clientes, los líderes, los jefes de estado no tienen que saber, tienen que obedecer y dejarse cuidar, es la única manera de que el trabajo sea exitoso”, resumió.
“Yo aceptaba cuando me decían que no porque había un riesgo, cuando había un desplazamiento y un adelantado planteaba que había que frenar y yo lo aceptaba, lo que no me gustaba era violar los semáforos y el uso indebido de la sirena, algo que no ocurre en ningún lugar del mundo”, recuerda quien fuera gobernador hasta que fue ungido vicepresidente de la Nación junto a Carlos Menem en su segundo mandato, ese que nadie votó y arrasó en las urnas.
“El hecho que vivió Cristina fue muy particular, se desaconseja saludar gente de noche, los dos cordones miran hace el público y las espaldas del custodiado, fue rarísimo que alguien logre acercarse tanto, como diría mi abuela, de noche todos los gatos son pardos, hay que tener cuidado”, contó.
“La custodia debe tener de noche anteojos especiales, no vieron el arma y para extraerla (sacar a Cristina de la escena de peligro) tenían que tirarse encima y meterla en el auto”, definió quien paseó en un auto junto a Al Gore, el vice presidente de EEUU durante su mandato.
Fuente MDZ