Por Tom Balmforth y Pavel Polityuk
KIEV, 1 oct (Reuters) – Rusia dijo el sábado que sus
tropas habían abandonado un bastión clave en el este de Ucrania
ocupado, una derrota punzante que llevó a uno de los aliados más
beligerantes del presidente Vladimir Putin a pedir que Rusia
considere recurrir a las armas nucleares de bajo grado.
La caída de Lyman se produjo justo un día después de que
Putin proclamara la anexión de cuatro regiones ucranianas -entre
ellas Donetsk, donde se encuentra Lyman- y las pusiera bajo el
paraguas nuclear de Rusia, en una ceremonia que fue condenada
por Kiev y Occidente como una farsa ilegítima.
“En relación con la creación de una amenaza de cerco, las
tropas aliadas fueron retiradas del asentamiento de Krasny Liman
a líneas más ventajosas”, dijo el Ministerio de Defensa de
Rusia, utilizando el nombre ruso de la ciudad.
La declaración puso fin a horas de silencio oficial por
parte de Moscú después de que Ucrania dijera primero que había
rodeado a miles de tropas rusas en la zona y luego que sus
fuerzas estaban dentro de la ciudad de Lyman.
Ramzan Kadyrov, el líder de la región sureña de Chechenia
que se describe a sí mismo como un soldado de a pie de Putin,
dijo que sentía que tenía que hablar tras la pérdida del
territorio.
“En mi opinión personal, deberían tomarse medidas más
drásticas, hasta la declaración de la ley marcial en las zonas
fronterizas y el uso de armas nucleares de bajo rendimiento”,
escribió Kadyrov en Telegram.
Otros altos aliados de Putin, incluido el ex presidente
Dmitri Medvédev, han sugerido que Rusia podría tener que
recurrir a las armas nucleares, pero el llamamiento de Kadírov
fue el más urgente y explícito.
Putin dijo la semana pasada que no fingía cuando afirmó que
estaba preparado para defender la “integridad territorial” de
Rusia con todos los medios disponibles, y el viernes dejó claro
que esto se extendía a las nuevas regiones que Moscú ha
reclamado.
Washington dice que respondería con decisión a cualquier uso
de armas nucleares y ha explicado a Moscú las “consecuencias
catastróficas” a las que se enfrentaría.
(Información adicional de Jonathan Landay, Felix Light y Mark
Trevelyan; redacción de Tom Balmforth; edición de Mark
Trevelyan, Editado en español por Juana Casas)
Fuente La Nacion