Por Jorge Lanata
Cristina, Máximo, Larroque y Moyano hicieron oír sus reclamos. El “vamos viendo” contra un plan y la frase de un oficialista que da por pérdida la elección: “No le hagamos el ajuste a Juntos por el Cambio.
Sergio Massa lleva poco más de dos meses en el cargo y el pacto de silencio que se había autoimpuesto el kirchnerismo ya empezó a resquebrajarse: la aceleración de la inflación y la pérdida del poder adquisitivo fueron motivo suficiente. Cristina abrió el fuego cuando se difundieron los datos de pobreza e indigencia.
Luego Máximo Kirchner, hace una semana en un acto en Morón, fue más explicito: ”Me preguntaba por qué nuestro país fue puesto de rodillas por la cerealeras. Hubo que generarles otro dólar para que liquiden lo que producen en nuestro suelo y que es parte de la riqueza y de los bienes naturales de nuestra patria”.
Después el Cuervo Larroque agregó en declaraciones a Futurock: ”Hay un obsceno espectáculo de ganancias siderales que son privilegio de ciertos grupos concentrados de la economía, que además tienen un excedente para operar y especular en el mercado financiero. El Estado tiene que ir a fondo para ordenar esa situación”.
Remató Pablo Moyano en la reapertura de la paritaria de Camioneros, el martes: ”Creo que así como se le dio el beneficio al campo, que en un mes se la llevaron con pala, el gobierno también tiene que empezar a distribuir entre los trabajadores. Queremos más de un 100 por ciento, más un bono a fin de año y la suba de todos los adicionales que tenemos en más de dieciocho ramas”.
El kirchnerismo volvió a hablar de economía para marcar posición frente a su propia tropa y a la vez, para diferenciarse de un gobierno que no aprueba.
“No quedaba más opción que hacer el dólar soja, pero tenemos que marcar que la medida nos repele y tampoco es para festejarla”, le dijo a este diario un funcionario de La Cámpora.
El kirchnerismo cree que las elecciones del año pasado se perdieron por la economía y no por las mala administración de la pandemia. A la vez, según números que maneja el propio Ministerio de Economía, la inflación escaló hasta el principal nivel de preocupación entre los votantes del Frente de Todos.
El último trimestre del año va a estar signado por las renegociaciones salariales, mientras el ministro de Trabajo Claudio Moroni -que se resiste con uñas y dientes a abandonar su escritorio- aseguró que “es muy difícil que los salarios se recuperen con una inflación tan alta”.
“Las opiniones están divididas en dos -sostiene un funcionario nacional alineado con La Cámpora-. La mitad del gabinete económico, con Rubinstein a la cabeza, llevaría adelante un plan de estabilización que incluyera una devaluación, reducción del déficit y acuerdo de precios y salarios. Ellos dicen que con eso se baja la inflación, pero no hay marco político para eso”
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Pablo Moyano busca ceerrar para este año una paritaria récord del 130%. Foto Archivo Clarín
La otra mitad es la del equipo “vamos viendo”: hay que ir,mes a mes, viendo cómo va la cosa. El objetivo hasta fin de año es acumular reservas. Es muy difícil que la inflación esté por debajo de los tres dígitos este año. La necesidad política implica que por lo menos la inflación sea a la baja en los cuatro meses anteriores a la elección.
Plata en los bolsillos
Massa está a favor de eliminar las primarias, porque cree que puede mejorar la economía. A la vez, como político, sabe que necesitará pequeños “planes platita” para compensar el humor social. Por un lado, un grupo de diputados de extracción sindical entre los que está Sergio Palazzo reclamó adelantar la suba del mínimo no imponible de Ganancias para evitar que los aumentos salariales sean alcanzados por el gravamen.
Este mes se anunciará también un bono para indigentes, promesa que se le hizo a Grabois. El bono debería llegar a unos cuatro millones de personas y supone un aporte de unos $ 50.000 millones. El pequeño problema es que los fondos que separó Massa de la recaudación por el dólar soja apenas alcanzan para un tercio de la suma necesaria.
Del lado de los trabajadores un bono para fin de año comenzó a ser el reclamo en las paritarias. Axel Kicillof es uno de los que milita en “poner más plata en el bolsillo de la gente” y hace hincapié en las “ganancias extraordinarias” que tuvieron las empresas.
Algunos costados del ajuste, entre tanto, quedan en suspenso: la quita de subsidios a la energía quedó en el limbo por la dificultad de avanzar con la segmentación y las dudas sobre el impacto que podría tener un incremento en las facturas en la antesala del año electoral.
Todo está en discusión: “No le tenemos que hacer el ajuste a Juntos por el Cambio”, le dice a Clarín un dirigente que ya da por perdida la elección.
Fuente Clarin