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Pocos dirigentes han recibido de parte de Máximo Kirchner un elogio como el que el diputado nacional le dedicó este lunes a Sergio Massa. Dos días antes el secretario general de La Cámpora, Andrés Larroque, había destacado el esfuerzo del ministro de Economía. Es evidente que lo cuidan. Massa es la tabla de salvación para un espacio político frustrado con la experiencia Alberto Fernández a tal punto que Cristina Kirchner hoy no es candidata.
“Está administrando consecuencias” analizó Kirchner la gestión de Massa y agregó que tiene “un conocimiento sobre el Estado enormemente superior al de Martín Guzmán”
“Todo puede pasar, nadie sabe nada”, traducía al diputado Kirchner alguien que lo conoce de cerca. Otros están seguros de que apenas usó el verbo ‘creer’ para no anticipar la renuncia a una candidatura para la que ya hay un operativo clamor. Necesitan mantener la llama del kirchnerismo encendida hasta la elección del 2023.
Sin embargo hay varias señales, más allá de las palabras que siempre se pueden cambiar y justificar.
Primero, CFK no habló en la tremenda movilización del 2 de septiembre, convocada para respaldarla a horas del atentado que sufrió. Tampoco hubo mensaje en la misma Plaza de Mayo el 17 de octubre cuando su hijo asumió un rol protagónico. A excepción de algunos gestos, se mantiene en la reserva después de confrontar con el Presidente por un cambio en la política económica. Y hasta su hijo le apunta en público sus errores: ayer mismo en la entrevista señaló que se equivocó cuando puso a dedo a Fernández.
Finalmente las encuestas le advierten que el intento de asesinato no modificó el escenario. como tampoco la estrategia de victimización frente al Poder Judicial y las causas en su contra.
La pregunta es sencilla. ¿Por qué la Vicepresidenta volvería a encabezar un proceso electoral cuando varios son los ministros que salen corriendo del Gobierno? ¿Por qué si en 2019 evaluó que con su candidatura no alcanzaba para ganar sí alcanzará dentro de un año? Este Gobierno, el que ella integra y que empujó al nominar a Alberto Fernández para encabezar la fórmula, lleva tres años con inflación, más pobreza e indigencia. Sería la primera vez que el peronismo termina peor de lo que empezó.
Algo debe haber pasado el fin de semana último en Santa Cruz, donde el diputado y su madre festejaron el cumpleaños de la menor de las nietas de la Vicepresidenta.
Cristina Kirchner podría decir: “No se hagan los rulos”, como en la previa a su reelección en el 2011. En ese caso sólo se presentó por la muerte de Néstor Kirchner, trágico hecho del que esta semana se cumplen doce años. Varios consultados se excusaron de cualquier pronóstico y recordaron que hace poco aseguró que nadie habla por ella. Ni siquiera su hijo.
SANGRÍA DE MINISTROS Y FALTA DE CANDIDATOS
Jorge Ferraresi del riñón kirchnerista, se vuelve a Avellaneda en una semana. Hace rato viene pidiendo un plan electoral con una acción por semana y una mejor comunicación. Si lo escuchan, es evidente que no le hacen caso.
También se fue Juan Zabaleta y ya avisó que se irá Juan Manzur. Todos quieren cuidar sus territorios y la sangría seguirá incluso en el gabinete de Axel Kicillof.
Jorge Capitanich guardó su sueño presidencial porque antes, le aconsejó algún consultor, tiene que preservar Chaco. Más o menos la misma opinión tienen hoy el resto de los jefes provinciales.
En ese marco ya saca pecho Mauricio Macri que no dice si será o no candidato pero encorseta a Juntos por el Cambio con su “para qué” mientras preanuncia medidas “drásticas” reformas: laboral, previsional, fiscal, educativa y un gran achique del estado.
Si Cristina fuera candidata y no ganara la revancha de la oposición sería tremenda
“Si Cristina fuera candidata y no ganara, la revancha de la oposición sería tremenda. Si ahora hay lawfare y ella pierde van a querer meterla presa como sea”, anticipan adeptos que se resignan y se convencen de que iría como candidata a senadora por Buenos Aires al igual que en el 2017 o hasta como candidata a diputada nacional.
LA LISTA DE PRECANDIDATOS K
Máximo Kirchner pasó de decir que como hijo prefería que no se exponga a informar que “creo que no será candidata”. También ninguneó una posible reelección de Alberto Fernández en caso de que se mantengan las PASO. ¿Será el actual Presidente el precandidato oficial? “Por lo menos extraño”, dijo, que el Presidente vaya a una PASO con otros competidores.
Desde el kirchnerismo están los que alientan a Eduardo ‘Wado’ de Pedro, figura que elogió Máximo Kirchner pero que rodeó de otras posibilidades. “Hay varios gobernadores”, señaló sin dar nombres. Suena entre ellos Kicillof. Si el bonaerense sube un escalón entonces Martín Insaurralde o Wado de Pedro -que se muda a Mercedes- irían para la gobernación.
En la nómina de presidenciables no se alistó Máximo Kirchner -tampoco se le preguntó-, sueño que albergan dirigentes de La Cámpora convencidos de que para preservar poder y espacio tiene que estar el apellido liderando las boletas.
La elección en Brasil también funciona como espejo. Crecen las derechas en Europa, en la región y en Argentina. La opción Javier Milei puede restar a Juntos por el Cambio o partir a la oposición si Macri insiste en sumarlo. Sin embargo la disciplina de la alianza que gobernó del 2015 al 2019 puede mantener cohesionado a ese sector a pesar de las profundas diferencias.
En el albertismo en cambio creen que el Frente de Todos irá dividido como en 2017 cuando CFK fue candidata a senadora por Unidad Ciudadana porque no quiso confrontar en la PASO con Florencio Randazzo y su jefe de campaña, Alberto Fernández. Como entonces no tendrían chances de ganar sin la suma de kirchnerismo, massismo, albertismo y todas las tribus del Frente de Todos.
Massa, que todavía se aleja de cualquier hipótesis electoral, podría ser un candidato de unidad. Pero también falta mucho tiempo para esa definición. El ministro se preserva.
Fuente El Cronista
