Por Jorge Lanata
El Mundial disimula todo y en la Rosada apostaban a sólo tener que definir cómo y cuándo “poner plata en el bolsillo de la gente”. El bono le gana la suma fija. Y rezan para que Argentina le gane a México.
“Lo que debemos pensar ahora los argentinos es ver cómo ganamos el Mundial con Messi “, dijo el Presidente durante una entrevista con France 24 en su viaje a París. Desde entonces y hasta hoy -y seguramente hasta fines del año- el Gobierno no tiene Plan B.
“Hay que esperar hasta el sábado”, dijo, lacónico, un funcionario de primera línea del Gobierno pocos minutos después de la derrota argentina contra Arabia Saudita; en la Casa Rosada el fixture del fútbol moldea el fixture de la política.
Este sábado la Selección juega con México y el miércoles 30, contra Polonia por el Grupo C. Si vuelve a casa anticipadamente será la peor noticia para el Gobierno. Y la realidad social y económica volverá a ser el centro de atención. En la Rosada saben que el fútbol disputa la agenda pública y ha sido evidente también en los ratings de la televisión.
El Gobierno actúa como si este año ya hubiera bajado la persiana; aprobado el Presupuesto la semana pasada, lo único que queda es rezarle a la pelota. El único tema en discusión es cómo y cuánto “poner plata en el bolsillo de la gente” en diciembre. El Presidente se viene resistiendo a otorgar una suma fija por decreto -como piden Cristina y Massa- pero avanzaría en dar un bono de fin de año para los trabajadores.
La discusión por la eliminación de las PASO ha quedado en el olvido: los K no pueden conseguir los votos y ya no insisten. Solo queda pendiente un debate propuesto por los gobernadores peronistas -con Capitanich a la cabeza- que plantea, entre otras cosas, reducir el tiempo entre las PASO y las generales y no realizar primarias en un espacio en el que no haya más de una lista.
El Presidente prorrogó por decreto las sesiones ordinarias del Congreso hasta el 31 de diciembre, pero no impulsa ningún proyecto en particular. “No se sabe si llegaremos a un acuerdo para sesionar”, dicen en la bancada oficialista del Senado.Sergio “Oso” Leavy con Cristina en 2019, cuando fue pre candidato a gobernador del Frente de Todos en Salta,
El bloque, dividido de manera ficticia en dos, tuvo bajas a partir de la enfermedad de José Mayans y de la licencia de Sergio “Oso” Leavy quien pidió ausentarse entre el 5 y el 16 de diciembre. Obviamente se va a Qatar. El salteño es multitasking: en 2019 fue, al mismo tiempo, intendente con licencia en Tartagal, diputado en ejercicio, senador nacional electo y precandidato a gobernador. Así las cosas, el oficialismo solo tiene 34 votos y necesita aliados para llegar al quórum.
“La política está planchada -le dice a Clarín un funcionario cristinista-. Mientras Argentina esté en el Mundial no vamos a hacer nada político o partidario de importancia”.
Los goles de Arabia y el precio del dólar
En los grupos de Whatsapp de la City el martes, después del segundo gol de Arabia Saudita, se preguntaban cuáles eran las puntas de compra y venta del dólar. Dicen que eran en broma, o era un poco en serio. El dólar ya marcó esta semana la temperatura de diciembre: el Contado con Liquidación aceleró hasta superar los $ 330.
Economía se enfrenta a un diciembre complejo. Necesita renovar vencimientos de deuda por $ 640.000 millones y colocar $ 500.000 millones de deuda nueva en el mercado local antes de que termine el año. Si no junta esos fondos deberá ajustar más el gasto o volver a encender la maquinita.
Los bancos e inversores institucionales que ayudaron a Massa con la renovación de los vencimientos que dejó Guzmán son los mismos que ahora están reticentes para prestarle más fondos al Estado. La situación con los prestamistas privados es tan negativa que se analizó colocar deuda en las provincias y municipios. Massa sabe que volver a encender la maquinita dinamitaría el acuerdo con el Fondo Monetario, y la opción de ajustar más el gasto en una economía que muestra signos de recesión se enfrenta al combate con la política.
“Hay fricción hasta para cortar gastos que todos saben que no se van a ejecutar”, le dijo a este diario un hombre clave del equipo económico. El team de economistas encabezado por el viceministro Gabriel Rubinstein ya probó el espacio que deja el kirchnerismo: querían bajar el gasto en el Presupuesto hasta que el déficit estuviera debajo de 1,9% para dar mayor señal de austeridad. Y la ley que terminó saliendo del Congreso tiene casi $ 600.000 millones adicionales de gasto que, por supuesto, no tienen fuentes de financiamiento.
“Si estamos al límite, con una devaluación del 30% nos alcanza para llegar al final del mandato” dice un hombre del equipo económico.
¿Messi está mejor? Le ganamos a México ¿no?