Con unos indicadores económicos y sociales cada vez más críticos, Argentina ha optado por estrechar todavía más sus relaciones con China, un país con el que comparte una “asociación estratégica integral” desde 2014 que se ha profundizado durante los últimos meses de pandemia.Por Javier Castro Bugarín
En este último tiempo, la cooperación entre ambos Estados no se ha limitado únicamente al ámbito sanitario, sino que también se ha traducido en una mayor relación comercial, económica y política, en un momento particularmente delicado para nuestro país, en recesión desde mediados de 2018 y con una preocupante escasez de reservas monetarias.
En opinión de Sebastián Schulz, investigador del Centro de Estudios Chinos del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI), la llegada de Alberto Fernández a la Casa Rosada a finales del año pasado supuso un refuerzo y una “rejerarquización” de la relación bilateral con el gigante asiático.
“El discurso de Alberto Fernández en Naciones Unidas (septiembre de este año) estuvo en fuerte sintonía con el discurso de Xi Jinping (presidente de China), en relación a la apuesta por el multilateralismo, la cooperación sur-sur y el rol de los emergentes en el combate por la pandemia del covid-19”, expuso en declaraciones a Efe el experto.
UN ALIADO EN MATERIA SANITARIA
En 2014, la entonces presidenta y actual vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, suscribió con el mandatario chino, Xi Jinping, un acuerdo de “asociación estratégica integral”, el segundo mayor estatus que confiere Pekín a un país en sus relaciones bilaterales y que, en este caso, abarca la cooperación en materia de política internacional, economía, cultura, educación, ciencia y defensa.
Dicho pacto puso en marcha numerosos proyectos, incluyendo la construcción de una estación espacial bajo control de Pekín en la provincia central de Neuquén, pero cobró todavía mayor importancia con la llegada de la pandemia de covid-19.
En este marco, Aerolíneas Argentinas realizó hasta septiembre un total de 35 vuelos especiales a China para la obtención de material sanitario, transportando un total de 887 toneladas de mascarillas, guantes, máscaras, trajes de bioseguridad y componentes para la fabricación de reactivos.
Además, dos barcos zarparon desde Shanghái hacia la provincia de Buenos Aires con un total de 33 contenedores de insumos, una carga equivalente a lo que pueden transportar quince aviones.
“La ayuda enviada por China fue fundamental para la situación actual de nuestro país, incluso porque la actitud de China se contrapuso con la de otras potencias, que o no pudieron o no quisieron encabezar la política de ayuda internacional”, explicó Schulz.
No menos destacable fue el acuerdo alcanzado en agosto para realizar en Argentina los ensayos clínicos de la vacuna producida por el grupo chino Sinopharm, la tercera que está en pruebas en la Argentina.
MAYOR VÍNCULO COMERCIAL
Pero la sanitaria no es la única crisis que asola a nuestro país: fruto de la parálisis provocada por el coronavirus, la economía argentina se desplomó un 19,1 % en el segundo trimestre de este año, el desempleo trepó hasta el 13,1 % de la población activa y la pobreza aumentó hasta afectar al 40,6 % de los argentinos.
En este contexto de agravamiento generalizado de los indicadores, el comercio bilateral con China resistió, hasta el punto de que el país asiático se convirtió en abril en el primer socio comercial de Argentina, que concretó exportaciones por valor de 509 millones de dólares, un avance interanual del 50,6 %, según datos del Instituto de Estadísticas y Censos (Indec) argentino.
Para Jorge Malena, director del programa ejecutivo sobre China contemporánea de la Universidad Católica Argentina (UCA), que China se mantenga como primer socio comercial de Argentina “puede sostenerse en el tiempo”, puesto que cuenta con “una mayor capacidad de financiamiento de las exportaciones argentinas que Brasil”.
“La recuperación económica de Argentina podría comenzar a través del comercio con China, debido al restablecimiento de la actividad industrial en China y su continua demanda de los productos que exporta Argentina”, fundamentalmente carne y soja, explicó a Efe el analista.
En este sentido, ambos países firmaron en julio un preacuerdo para la producción de carne de cerdo en Argentina, debido al déficit chino en este campo por una reciente epidemia de peste porcina africana, y, según Malena, también podrían incrementarse las exportaciones de cebada, vinos y carne vacuna tras las restricciones chinas a estos productos procedentes de Australia.
EL SIGUIENTE PASO: LA FRANJA Y LA RUTA
Por otra parte, China también garantizó en agosto la estabilidad financiera de Argentina con la renovación del SWAP por valor de 18.500 millones de dólares, una cifra que equivale al 45 % de las reservas del Banco Central Argentino (BCRA).
“Sin el SWAP con China, hoy nuestra situación financiera sería muy difícil”, aseguró Sebastián Schulz.
Pero esta no fue la única noticia en este sentido: el Senado aprobó en septiembre un proyecto de ley para el ingreso del país en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, creado por Pekín en 2016, abriendo así una alternativa para la financiación mientras Argentina continúa sin acceso a los mercados de crédito internacionales.
La adhesión a este organismo resulta particularmente relevante ya que constituye, en palabras de Jorge Malena, el “pilar financiero” de la ambiciosa iniciativa de la Franja y la Ruta -también conocida como “las Nuevas Rutas de la Seda”-, el multimillonario plan global de infraestructuras e inversiones promovido por Pekín desde 2013.
En una reciente charla telefónica entre Alberto Fernández y Xi Jinping, el mandatario argentino expresó su determinación por “comenzar las negociaciones tendientes” al ingreso en dicha iniciativa, sumándose a otros 19 países de América Latina y el Caribe que ya estamparon su firma en este acuerdo.
“Que Argentina ingrese en las Nuevas Rutas de la Seda es importante para China, ya que sería el primer país de peso de la región que firma la iniciativa, de peso en términos de PIB, población y recursos, ya que ni México ni Brasil, por distintas razones, han adherido la iniciativa”, afirmó Schulz sobre un proyecto que implicaría, en el caso argentino, más infraestructuras nacionales y nuevos corredores comerciales con los países de la región.
¿CÓMO AFECTA ESTO A LA RELACIÓN CON EE.UU?
Si bien China ha cobrado una importancia mayúscula para Argentina en el periodo reciente, con planes para la eliminación de los visados a turistas chinos y la futura apertura de un nuevo consulado en el centro de China, no menos importante es la relación con Estados Unidos, un país que concentra la mayor parte de acreedores de su deuda externa.
En este sentido, Malena reconoció que la eventual incorporación de Argentina a la Franja y la Ruta “podría influir en que se vea dificultado el acceso al proyecto ‘Growth in the Americas’ (América Crece)”, iniciativa lanzada por Washington el pasado mes de diciembre, aunque esto no significa necesariamente un deterioro de la relación bilateral.
“Si consideramos nuestra tradición diplomática, cultura política, intereses económicos y demandas coyunturales, lo más beneficioso para Argentina sería mantener lazos fluidos con ambas potencias, practicando una pragmática equidistancia”, subrayó el politólogo de la UCA (EFE).
Fuente La Prensa