Pasó más de una década de aquella salidera bancaria que marcaría para siempre la vida de Carolina Píparo (44), cuando un disparo provocó la muerte de su bebé, Isidro, quien nació en una cesárea de urgencia y sobrevivió una semana. En la madrugada del Año Nuevo, volvió a ser víctima de un robo de motochorros, también en La Plata, pero quedó en medio de las críticas por haber atropellado, con el Fiat 500 conducido por su marido, Juan Ignacio Buzali (47), a dos jóvenes en moto a los que confundieron con los delincuentes.
En una entrevista con Clarín, la diputada bonaerense de Juntos por el Cambio rechazó el pedido de renuncia a su banca y a la Secretaría de Asistencia a la Víctima y Políticas de Género del municipio platense, que formularon legisladores kirchneristas, y negó que hayan intentado hacer “justicia por mano propia” cuando se encontraron con los motociclistas.
-¿Cómo analizás hoy lo que pasó, a tres días del hecho?
-La verdad que estamos mal, porque primero es una cuestión que pasó a ser política, que ya no tiene nada que ver con lo que pasó, que lamentablemente se pierde el foco que yo fui robada a mano armada por seis tipos y hoy por ejemplo había dos móviles de TV en la casa de mi suegro, que es una persona grande, que está sola y justo hoy se cumple un año de la muerte de mi suegra. Están pasando por un límite que ya no tiene nada que ver, que si yo no fuera la acompañante del auto en un accidente nadie estaría hablando.
-¿Qué opinás de los pedidos de renuncia?
-Me parece una canallada. Salen a pedir la renuncia de una víctima. En mi caso lo único que fui es víctima. Mi marido tiene que dar una explicación por la maniobra, por lo que fuera, y la dará ante la Justicia, porque siempre estuvo a derecho y va a estar a derecho, pero lo que están haciendo es una inmoralidad. Que se ocupen del delito, porque mientras nosotros estamos charlando a muchas personas la están afanando motochorros. Esto no le importa al gobierno provincial, al gobierno nacional ni a nadie. Lo único que interesa es esta política berreta que han venido a hacer.
-¿Qué sentís cuando dicen que usaste el homicidio de Isidro para hacer política?
-Siento lo mismo, que son canalladas. Daría la vida porque me hubiera muerto yo y no mi hijo. A mí la política no me desespera, me dedico hace tres años, me queda un año en la banca y no sé ni siquiera si voy a seguir. Lo hago responsablemente como cualquier laburo que hice en mi vida. Estas personas que me piden la renuncia se mueren sin la política, yo no me muero, mientras pueda aportar algo me voy a quedar y de ninguna manera voy a presentar ninguna renuncia por ser víctima de seis motochorros.
-¿Te llamaron en algún momento Berni o Kicillof?
-No, ninguno. Al contrario, ¿sabés qué? Desde el primer minuto que terminamos en la comisaría pedí los audios del 911 y no los liberaron hasta ayer. Permitieron durante horas que se dude. Primero escuché debates que no existía la modalidad de robo entre tres motos. Dudaron no solamente de mí, dudaron de todos los vecinos que llamaron.
El Fiat 500 que conducía el marido de Carolina Píparo, detenido frente a Plaza Moreno.
-Algunos lo siguen poniendo en duda al robo también.
-A robo lo supo el Ministerio de Seguridad desde el minuto uno. ¿Por qué dejaron correr eso? Están diciendo ‘justicia por mano propia’. Este accidente sucedió bastante después, 30 minutos después del robo. Nosotros llamamos al 911 y nos quedamos dando vueltas hasta que apareciera la Policía.
-Entonces negás que hayan querido hacer justicia por mano propia.
-Mirá si los voy a buscar en una ciudad de 200 kilómetros cuadrados. Es una locura.
-¿Por qué siguieron a las motos?
-Primero el 911 no venía. Entonces reitero la llamada. La Policía vino y me dijo: ‘tenés que ir a hacer la denuncia’. Obviamente seguí toda las normas que había que seguir. Estaba yendo a la comisaría, me cruzo con tres motos, una con el buzo que yo reconozco, y la verdad mis cosas ya las consideraba perdidas. Me comuniqué con el 911.
-¿Ustedes los siguen para recuperar las cosas?
-No, no quería recuperar nada. Le avisé al 911. Las cosas no me importaron. Lo que no quería es que le pasara a otro. ‘Estoy detrás de las personas que me robaron, vengan’, les dije. Iba avisándoles a ellos en qué lugar estaban. En un momento los perdimos cruzaron el semáforo en rojo. Nosotros no cruzamos en rojo. Cuando mi marido dobla nos encontramos con cinco motos y nos sentimos encerrados, sentimos que nos iban a matar. Después la maniobra que hace mi marido la tiene que explicar él porque todavía no declaró.
Luis Lavalle fue atropellado por el marido de Carolina Píparo en La Plata.
-¿Querían escapar porque se sentían en peligro?
-Estábamos en peligro, claramente. Todo el tiempo estuvimos en peligro.
-Para los investigadores, estos dos jóvenes no tenían nada que ver con el robo.
-Eso lo determinará la Justicia. Nosotros tenemos este choque y automáticamente se nos vienen cuatro motos encima. No es que nadie se queda en el accidente, se nos vienen encima.
-¿Vos estabas convencida que eran los ladrones?
-Yo estaba convencida que me iban a matar. Esa era la realidad. Yo gritaba a los autos ‘llamen a la Policía, están atrás nuestro, nos persiguen, vengan’. Cuando encontramos el primer control, paramos. Nos querían linchar, matar, esa era nuestra sensación. Si nos paraban en una calle oscura, ¿qué nos iban a pedir? ¿Los papeles, cuatro motos con ocho tipos?
-¿En algún momento lo llamaste al responsable de la seguridad en el municipio, Darío Ganduglia?
-No, no tenía celular, no tenía ningún contacto. Darío estaba recorriendo los controles. No sé cómo estaba ahí. Habría que preguntarle a él.
-En una imagen del video se ve que bajás del auto hablando por teléfono.
-Sí, con el teléfono de mi marido. Al 911 todas las llamadas que hice fueron con el teléfono de mi marido, pero los contactos los había perdido a todos, no los tiene mi marido.
-¿Por qué se le hizo el control de alcoholemia tan tarde a tu esposo?
-En el primer control seguimos porque se nos vinieron encima. Ojalá aparezcan las cámaras de la Catedral, que están enfrente. Cuando aparece el segundo control, que paramos y había policía armada, los logran contener. Pero querían seguir atacándonos. Yo le decía a mi marido ‘no te bajes’. Yo me bajo y digo ‘hubo un accidente, quiero saber qué pasó’. Pasaron tres horas hasta que me enteré. Me decían: ‘señora, no hay ningún reporte, no hay ninguna persona, no hay ninguna moto’. Yo estaba desesperada por saber qué había pasado. No encontraban a nadie herido en ningún hospital. Era nuestra única preocupación.
El Fiat 500 conducido por el marido de Carolina Píparo, perseguido por los motociclistas.
-En un video se vio cuando una mujer les gritaba ‘asesinos’.
-Sí, cae una mujer y me dice ‘asesina’. Yo pensé: murió alguien en el accidente (llora). Pensé que había muerto alguien y no me lo querían decir. Ahí nos mandan a la comisaría y a las cinco de la mañana nos dicen que uno de los heridos no necesitó asistencia y otro ya estaba en su casa con cuatro puntos en la cabeza. Ahí automáticamente me descompuse en la comisaría, porque pude respirar. Eran las seis de la mañana cuando alguien me dijo cómo estaban.
-¿Y lo de la alcoholemia cómo fue?
-A nosotros nos mandaron primero a una comisaría por el robo, segundo a la otra comisaría por el accidente. Nosotros estuvimos hasta las ocho y media de la mañana, hasta que nos dijeron ‘retírense y dejen el auto’. Estuvimos hasta que nos echaron. Al otro día lo llaman a mi marido para reconocimiento y le pregunta un médico si le permite sacarle sangre para la alcoholemia. Y mi marido dice: ‘¿Cómo si me permite? Hagan lo que tengan que hacer’. Esa fue la situación. No le encuentro ningún otro sentido que no sea política sucia a toda la sarta de barbaridades que se están hablando.
-¿Cuando escuchás hablar a la víctima de la moto, qué sentís?
-No lo escuché. Vi las fotos.
-Dijo que lo atropellaron y arrastraron la moto más de cuatro cuadras.
-Yo lamento un montón lo que le pasó. El abogado me recomendó que no nos contactemos con ellos.
-¿Tu cargo en la Municipalidad es ad-honórem?
-Sí.
-Que te robaron?
-Nunca nadie me preguntó sobre la plata. Sí me preguntaron qué tenía: mi celular, mi billetera con todos los documentos y algunas pertenencias mías.
-¿Era algo de valor sentimental vinculado con Isidro?
-Sí. No sé si el que lo encuentre se va a dar cuenta (vuelve a llorar). Era un pañuelo blanco y una carta. Cuando a mí no me podían trasladar ni a él, por el estado de salud, entonces pusieron un pañuelo blanco de mi suegra para llevarle a él y que sintiera mi olor, porque era importante. Me lo pusieron un día y al otro día a él. Y la carta se la había escrito a él y siempre la llevaba conmigo.
-Ahora entonces hay que esperar qué dictamina la Justicia.
-A mí no me tiene que dictaminar nada la Justicia. Yo fui víctima de un robo.
-Se llegó a decir que vos incitabas a Ignacio a atropellarlos e incluso hasta que manejabas el auto.
-La realidad es que son eso: son todo lo bajo que puede ser la política.
EMJ
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