Por Ernesto Bobek Cáceres
Y cuando creíamos haberlo visto todo, se fueron abriendo ventanas desde donde funcionarios, allegados al gobierno y algunos personajes con poder real o aparente dejaron ver con orgullo o jactancia cómo en plena pandemia y escasez alarmante de vacunas saltearon el orden racional de vacunación para inocularse ellos. Fotos, selfies, risas, dedos en V!!
La vacuna Sputnik estaba muy cuestionada, hasta que expertos internacionales e importantes organismos de salud de otras latitudes dieron a conocer los resultados de estudios de donde se desprendían las bondades de la hasta entonces “pichicata rusa”.
Y es a partir de ese momento cuando afloró lo peor de esos humanoides devenidos en políticos, funcionarios y militantes. El hedor de la inmundicia flota en el aire. Un pueblo azotado económicamente con demasiados cierres forzosos sin sentido, no entendía cabalmente -y menos lo hará ahora-, de qué modo las autoridades que presiden nuestra patria estaban priorizando la salud. Cómo se prioriza sin obtener un mínimo racional de vacunas para garantizar porcentajes ostensibles de inoculación?
Nuestro ex ministro de Salud no acertó una sola tecla ya que desde un primer momento afirmó que el COVID 19 no llegaría a nuestras tierras (Ginés dixit) quedando claro que confundió una batería Ludwig con un piano Steinway & Sons. No hubo música; solo relato.
Y el ministro fue sacrificado como peón de ajedrez. En las atrocidades cometidas y que están recién comenzando a salir a la luz, González García tiene responsabilidad directa, pero no es exclusiva ni excluyente. Así como el tango se baila de a dos, tendrán que asumir su dolosa responsabilidad los receptores de vacunas fuera de las prioridades establecidas, por ser personal esencial, de salud y por edad.
Y la hoy ministra no puede engañar a nadie manifestando que la gente que se vacunó en el Ministerio fue un tema puntual que desconocía. Si desconocía estando allí, o miente o es manifiestamente inútil para siquiera secundar cualquier campaña racional que intente optimizar la acciones sanitarias para minimizar las consecuencias de la pandemia, sobre todo antes de que llegue la nueva ola que ya azota a otras latitudes con mucha más capacidad económica de respuesta.
Cómo se califica legalmente lo acontecido? Posibilidades hay muchas. Desde malversación de caudales públicos, incumplimiento de los deberes de funcionario público, y por qué no delitos de lesa humanidad? Tal vez haya que revisar el concepto de lesa humanidad y analizar la posibilidad de delitos de traición a la Patria. Indudablemente habrá posturas disímiles y críticas a la mera puesta sobre la mesa de estos delitos. Pero nadie puede ni debe olvidar que de un lado y otro, quienes facilitaron la vacuna a quien no debía recibirla y el avispado receptor, estuvieron jugando domo dioses, permitiendo que corrieran riesgo de muerte gente que por problemas de exposición, de salud o edad tenían una lógica prioridad de vacunación.
Las elecciones de medio término están demasiado cerca para el oficialismo. Ya se nota la desesperación por despegarse de las responsabilidades. Ginés en su renuncia giró a una secretaria. Vizzoti alega que ella no vio nada irregular, pese a que era la viceministra de Salud y lógicamente estaba presente en el lugar de los hechos que motivaran muchas y justas denuncias.
Ante una pandemia que nadie esperaba lo mejor que puede hacer el presidente, es poner al frente de Salud a alguno de los tantos expertos médicos reconocidos internacionalmente de que disponemos en vez de instalar a políticos médicos que responden a consignas que no son las que debieran seguir sin traicionar su juramento hipocrático. Esto sería ni más ni menos que cambiar para que no cambie nada; y esa película de pésimo final la vimos muchas veces y ya la paciencia se agotó.
Resta confiar en la Justicia para que con bases sólidas en la etapa de investigación, y preservando el legítimo derecho de defensa, pueda identificar y condenar a los responsables de las atrocidades cometidas con la mayor celeridad posible.
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