¿Se secuestraron 388.827,80 gramos de cocaína o fueron 362.174,64?, ¿no habrán sido en realidad 389.240,60?, ¿la droga fue descubierta el 8 de diciembre de 2016 o el 13 de ese mismo mes?.
Aunque parezca mentira, a casi cuatro años y medio del hallazgo de 12 valijas repletas de cocaína escondidas en la Embajada Rusa en la Argentina, el caso suma sorpresas, contradicciones y puntos oscuros. El peso del cargamento y el momento en el que se encontró son algunos de ellos.
Esto quedó en evidencia una vez más el jueves pasado durante la cuarta audiencia del juicio oral que lleva adelante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 4 contra el ex policía de la Ciudad Iván Blizniouk (38) y el mecánico Alexander Chikalo (40).
Ambos están presos acusados de ser parte del plan para enviar la droga a Rusia a través de correo diplomático. El envío recién se concreto un año después (diciembre de 2017). Para entonces hacía rato que la justicia Argentina había reemplazado la cocaína por harina, con miras a una entrega controlada.
En esta última audiencia completó su declaración como testigo ante los jueces Jorge Gorini Ricardo Basílico y Néstor Costabel el segundo comandante de Gendarmería Sergio Schoninger, quien estuvo a cargo de buena parte de la investigación del caso. Su testimonio ya había ocupado toda la audiencia anterior.
La sinceridad del gendarme -especialista en casos antidrogas- decantó una sensación palpable desde el día “uno” de debate: la de que los rusos entregaron el caso a paquete cerrado (método usado también por la DEA norteamericana), sin dar demasiada ayuda a las autoridades argentinas, más allá de su línea de sospechosos con poca posibilidad de ser controvertida o completada.
El juicio tiene a dos acusados sentados en el banquillo. Y la Embajada Rusa lo sigue por Zoom.
“Los primeros meses no tuvimos un ida y vuelta con los rusos. Fue muy difícil investigar al comienzo de la causa. Hay que entender que esto fue una cuestión internacional. La droga estaba en territorio ruso porque la embajada es territorio ruso. Hasta fines de 2017 hubo muy poca colaboración y eso nos preocupó mucho”, declaró Schoninger.
El testigo no admitió esto porque sí.
Ya en las tres audiencias anteriores había quedado bastante claro que, según la documentación rusa (calificada de reservada), la droga había sido encontrada por el servicio secreto el 8 de diciembre de 2016, cinco dias antes de que el embajador se reuniera con la ministra Patricia Bullrich para contarle lo que pasaba. Recién a partir de allí tomó cartas en el asunto Gendarmería, PROCUNAR y el juez federal Julian Ercolini y el fiscal Eduardo Taiano.
“A nosotros nos dieron intervención el día 13 y comenzamos a trabajar la madrugada del 14 de diciembre para cambiar la cocaína por harina. ¿Qué hicieron antes ahí los rusos?, ¿hicieron pericias?: No sé. Supongo que lo manejaron de acuerdo a sus protocolos internos”, aclaró Schoninger, negando absolutamente la información de un documento ruso -fechado 13 de diciembre de 2017- según el cual el día 8 de diciembre de 2016 ya estaba Gendarmería en la embajada.
Cuestión de peso
Es sobre estos “al menos” cinco días de misterio (entre el 8 y y el 13 de diciembre de 2016) que interrogaron una y otra vez al testigo los abogados defensores de los acusados. Pero no fue el único punto en el que se detectaron contradicciones.
Iván Blizniouk, ex subinspector de la Policía de la Ciudad, quedó detenido tras los allanamientos y la detección de la cocaína.
En la causa abierta en la Argentina existen al menos tres diferentes cantidades de droga secuestrada. Quienes llevan adelante investigaciones por narcotráfico saben que pequeñas diferencias son comunes. Pero en este caso el cotejo llega a dar una margen de 26 kilos. Y lo más extraño de todo es que las contradicciones se dan en dos documentos enviados por la Federación Rusa, no en las actuaciones realizadas en nuestro país..
De acuerdo a la pericia realizada por Gendarmería, dentro de las 12 valijas había 389.240,60 gramos de cocaína. Ese es el peso que aparece en el requerimiento de elevación a juicio firmado por el fiscal Taiano el 21 de mayo de 2018.
Un número similar -388.827,80 gramos- figura (aunque con un evidente error de tipeo) en un documento ruso fechado el 17 de noviembre de 2017 titulado “Asunto: Realización de Operacion Conjunta” que fue traducido por una interprete contratada por Gendarmería e incluido como prueba en la causa de Comodoro Py.
Sin embargo en las actas de enjuiciamiento hechas en Moscú a los sospechosos detenidos en rusia el número de droga es sensiblemente menor.
En esas actas las autoridades rusas hablan de 362.174,64 gramos. Este último pesaje se repite al menos en tres documentos y es entre 26 y 27 kilos menor a la información no solo del expediente argentino sino también de otros documentos de la Federación Rusa.
¿Error de tipeo?, ¿mala interpretación de la traductora contratada por Gendarmería?, ¿un tropezón trabajando con el alfabeto cirílico?, ¿o algo más?.
Un tercer punto que quedó en la superficie y sobre el que las defensas machacan es el mecanismo que se usó para controlar las valijas una vez que se reemplazó la cocaína por harina.
Parte de las actas hablan de rastreadores satelitales puestos por Gendarmería. Pero también existe un acta en la que autoridades de esa fuerza le reclaman a la embajada de la Federación Rusa que coloque estos rastreadores en las valijas.
Puntos oscuros y más puntos oscuros que, pese a las limitación del Zoom, van quedando a la vista de todos los presentes. Incluso de la embajada de Rusia, presente entre el público virtual de la sala, pese a la oposición de los dos detenidos.
Fuente Clarin