Cuando Norma Wambold (68) habla de su hijo, el abogado Salvador Altamura (48), lo hace en presente. Sabe de las probabilidades y del tiempo, pero la falta de un cuerpo que despedir la obsesiona. Este martes se cumple el primer aniversario de su desaparición y ella sostiene que hay más personas involucradas en el crimen: “No me puedo dejar caer porque tengo que saber lo que pasó“, dice.
Salvador desapareció el 13 de julio de 2020 en Quilmes después de salir a caminar con su amigo, Darío Rubén Dening (53), que un mes y medio después terminó detenido en Entre Ríos cuando intentaba escapar.
El 26 de agosto, el prófugo quiso pasar en bicicleta por el puesto caminero Brazo Largo, alrededor de las 4.30 de la madrugada, con 600 mil pesos y 30 mil dólares con los que quiso sobornar a los policías.
Dening es el principal sospechoso por la desaparición de Altamura y está a un paso de llegar a juicio, acusado de “robo calificado” y “homicidio criminis causa” (cometido para encubrir otro delito, en este caso el robo).
Salvador Altamura, el abogado desaparecido, y su amigo Darío Dening, detenido por el caso.
Para la familia del abogado, este hombre no actuó solo y se robó “mucho más dinero” del que le secuestraron aquel día.
Hasta que lograron detenerlo, Dening era solo una figura sospechosa. Era un amigo de la infancia que, con el correr de los años, se había distanciado de Altamura.
Hacía unos cinco años que habían vuelto a vincularse y, por la pandemia de Covid-19, pasaron mucho tiempo juntos en 2020. En el galpón de Dening, donde el abogado solía guardar sus motos, o en las caminatas al parque cuando las actividades permitidas eran pocas.
En eso estaban ese día de julio cuando Salvador despidió a su novia en su departamento y salió a caminar con Dening. Lo que pasó con él después de eso todavía es un misterio que los investigadores no han podido develar.
Salvador Altamura era piloto amateur de motociclismo.
Contradicciones
Lo cierto es que su amigo relató lo que pasó con varias contradicciones y nunca estuvo claro qué ocurrió después de aquella caminata.
Alrededor de las 17.10, el teléfono de la víctima dejó de funcionar, el rastreador de su teléfono quedó inactivo y, coincidentemente, alguien vandalizó un poste de luz del barrio de Dening por lo que ninguna cámara de seguridad logró captar los movimientos del día en esa zona.
Cuando todos estaban preocupados porque Altamura no respondía el teléfono y nadie sabía adónde estaba, alrededor de las 4 de la mañana, un hombre usando su moto entró al edificio del abogado. Ese hombre, según describieron fuentes del caso, tenía un casco pero su contextura física era diferente. La víctima medía 1,90 metros y quien llegó en su moto era más bajo y más robusto, como Dening.
Las imágenes, importantes gastos y lujosas compras fueron las primeras señales de alerta para la familia y los investigadores.
“Nosotros insistimos desde un primer momento en que era imposible que se hubiera ido por sus propios medios. Porque antes que cualquier otra cosa él tiene una hija y es una hija que tiene adoración con su papá. Es imposible que él se pudiera ir, desaparecer así, dejando a mi nieta. Estaba absolutamente presente por lo cual descartamos de plano que él se haya ido por su propia voluntad. Lo que pasó es que a mi hijo no lo buscaron”, insiste Norma.
Es que Altamura era abogado pero no ejercía su profesión. Según trascendió durante los primeros días de la investigación era prestamista, algo que su familia desmiente categóricamente. Todos coinciden en que “tenía una buena mirada para los negocios”. Por eso y porque nunca hallaron su moto fue que primero sospecharon que podría haberse ido por alguna decisión personal.
Darío Dening fue detenido cuando con un pedido de captura vigente por el caso Salvador Altamura intentó ingresar a Entre Ríos.
“Nosotros, investigando por nuestra cuenta, empezamos a sospechar de Dening. También la Policía sospechaba mucho de él, por detalles y pruebas que fueron apareciendo. Además, llama muchísimo la atención que él no hable, que no diga ni una sola palabra. No declara, nunca se comunicó con nosotros desde que desapareció mi hijo”, especula Norma en diálogo con Clarín.
La investigación primero estuvo en manos del fiscal Ariel Rivas, de la UFI N° 1 de Quilmes, pero después pasó a estar a cargo de Ximena Santoro, de la fiscalía N° 7. Santoro amplió la acusación contra Dening que no está sólo acusado por el robo del dinero, sino también por el homicidio. El 16 de junio volvió a indagarlo, pero otra vez se negó a declarar.
Ahora esperan que la causa sea elevada a juicio en las próximas semanas, aunque no está claro si continuarán con la investigación para buscar a sus cómplices.
El abogado era piloto amateur de motociclismo. Y Dening, mecánico de motos, vinculado a la importación de repuestos y de un equipo de competición.
El dinero incautado a Dening en Entre Ríos.
“Darío es muy lanzado, pero no es tan prolijo para hacer una cosa como esta y que a un año no se sepa nada. Tuvo que tener asesoramiento de alguien, ayuda, y hasta algún policía que le avisó o lo ayudó. Además, mi hijo tenía más dinero, muchísimo más. Podría haberlo repartido entre otras personas o tenerlo escondido”, sospecha la mamá de Altamura.
Y cerró: “Lamentablemente tengo que ser realista y pensar que ya no está, realmente tendría que ser un milagro que estuviera vivo. Mi intuición me dice que ya no está hace tiempo. Yo lo quiero a encontrar, si está vivo, que ojalá sea así. Y, si no, quiero encontrar su cuerpo, que tenga un lugar de descanso, que nos podamos despedir de él como se merece… que la hija tenga un lugar adonde ir a visitar a su padre”.
EMJ
Fuente Clarin