El jefe de la Unidad de Terapia Intensiva de la Clínica Olivos, donde fue operado Diego Maradona semanas antes de su muerte, complicó la situación del neurocirujano Leopoldo Luque y de la psiquiatra Agustina Cosachov, al asegurar que eran sus médicos de cabecera y que fueron ellos quienes decidieron la externación a pesar de que era desaconsejado.
Se trata del médico Fernando Villarejo, jefe de la UTI de la Clínica Olivos, donde Maradona fue sometido a una cirugía por un hematoma subdural y estuvo internado entre el 4 y el 11 de noviembre, quien declaró hoy como testigo ante los fiscales de San Isidro que tienen a su cargo la investigación por la muerte del exfutbolista.
“Dejamos asentado que la externación no era lo adecuado a nuestro juicio para el paciente, por el entorno y las circunstancias. Desde el punto de vista clínico estaba para ser dado de alta, pero tenía muchas alteraciones vinculadas a cuadros psiquiátricos, estaba muy inestable“, dijo el médico, quien agregó que Maradona “era autoagresivo. No detectaba el riesgo“.
Un nuevo testimonio complicó la situación de Leopoldo Luque. Foto: EFE
“Él quería hacer las cosas que quería hacer, y el entorno se lo dejaba. Por ejemplo, si un paciente así quiere tomar alcohol o drogas, y uno se lo permite, está dejando que se autodestruya. Era muy difícil la relación con él, y también con su entorno”, explicó.
Respecto a ese entorno, el facultativo aseguró que “estaban de cinco o seis personas permanentemente en el lugar y no cumplían con las normas habituales de distanciamiento“.
Luego, apuntó directamente a Luque y a Cosachov, al asegurar que “eran sus médicos de cabecera”.
“Ellos querían llevárselo, eran los que conocían al paciente, yo no coincidía con el criterio”, dijo Villarejo, tras lo cual agregó que “se necesita otro entorno para resolver el problema que él presentaba. El entorno no iba a funcionar. Todos hacían lo que el decía, lo que va en contra de un paciente autodestructivo”.
“Nosotros planteamos la opción a un instituto de rehabilitación a cargo de nuestro psiquiatras, y de acompañantes terapéuticos. Cosachov y Luque no lo aceptaron. No lo quisieron. Lo que hicieron no era lo adecuado ni lo recomendado”, explicó.
Diego Maradona murió en noviembre del año pasado en una casa de un barrio privadao de Tigre, poco después de ser operado. Foto: AFP
Por otra parte, en la jornada de ayer declaró como testigo el neurólogo Jorge Eduardo Macia (58), quien fue contratado por Medidom, la empresa en la que la prepaga Swiss Medical tercerizó la internación domiciliaria de Maradona, para hacer a domicilio una evaluación neurológica.
El médico aseguró que evaluó al extécnico de Gimnasia en la casa del barrio San Andrés de Tigre el 12 de noviembre, es decir, al día siguiente de que Maradona fuera externado de la Clínica Olivos, y que lo vio “lúcido lo que significa que estaba ubicado en tiempo, en persona y en espacio”.
“No encontré al examen déficit motor, eso, aclaro que es el equivalente a que no le faltaba fuerza en ningún miembro, ni brazo, ni pierna. Tampoco le encontré déficit sensitivo y ni signos extrapiramidales, que son los signos que presenta la enfermedad de Parkinson”, dijo Macia en su declaración, a la que accedió Télam.
Contó que el paciente estaba en la habitación donde había “una cama de dos plazas, un sillón cómodo donde se encontraba Maradona sentado, tenía una cómoda a la derecha y enfrente de él un televisor muy grande en que él miraba fútbol”.
El neurólogo relató que antes de ir habló con una de las imputadas de la causa, la médica Nancy Forlini, coordinadora de la internación de Maradona para Swiss Medical, y que ella le dijo que “necesitaba una evaluación” pese que el paciente “tenía médico tratante” y que “no decidiera tratamientos” porque de eso estaban a cargo los médicos particulares.
Otras dos declaraciones testimoniales a las que accedió Télam son las de Enrique Esteban Barrio (51) y Germán Dornelli (35), jefe y empleado respectivamente, del área administrativa de Swiss Medical a cargo de la operativa y la logística de cuidados domiciliarios para los afiliados y que fueron convocados porque ellos figuran en los mails donde se ordenó el servicio para Maradona.
La ronda de testigos continuaba estos días en la Fiscalía General de San Isidro, por donde restaban declarar Pablo Dimitroff, director médico de la mencionada clínica; la psiquiatra de Swiss Medical Marcela Waisman; Rocío Oliva, la última pareja que tuvo Maradona; y el abogado Víctor Stinfale.
Maradona murió a los 60 años el 25 de noviembre de 2020 al mediodía, en una casa del barrio privado San Andrés, de Tigre, donde transitaba la internación domiciliaria que está bajo investigación penal en la justicia de San Isidro, que imputó a siete profesionales de la salud, entre ellos Luque y Cosachov, por “homicidio simple con dolo eventual”, figura penal que prevé de 8 a 25 años de prisión.
Fuente: Télam
DD
Fuente Clarin