Ayer se ordenó la detención de los seis policías de la Ciudad para indagarlos por falsedad ideológica; privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional; encubrimiento agravado por la condición de funcionario público y por ser el delito precedente especialmente grave; amenazas y odio racial.
Testimonios clave: los jóvenes que iban con Lucas González y los padres de los mismos relataron de manera coincidente que los policías de la Ciudad que llegaron tras el asesinato de Lucas, “mantuvieron un vallado impenetrable”. Ello, a criterio de los fiscales del caso, fue para asegurar el resultado ilegal del procedimiento fraguado.
Los policías -entre ellos mujeres- les manifestaron a las víctimas dichos discriminatorios y de odio, tales como “hijo de puta.. Sos un villero. A ustedes también hay que pegarle un tiro en la cabeza.
Otro de los testigos señaló que también los policías se expresaron con estas palabras: “¿hay domos acá?. ¿Hay cámaras de seguridad?, entonces nadie graba, ni saca fotos”.
Obviamente la intención era “ocultar lo que en rigor de la verdad había sucedido, un terrible hecho de homicidio y tentativas de otros homicidios”, estimaron los investigadores, según la acusación que pesa sobre los policías acusados de encubrimiento y que fueron detenidos ayer.
El caso del crimen de Lucas dejó al descubierto el accionar de altos funcionarios policiales de la Ciudad. Los acusados de encubrir el asesinato de Lucas son el Comisario Fabian Alberto Du Santos, el Principal Héctor Cuevas y las Oficiales Lorena Miño y Micaela Fariña, pertenecientes a la nómina de la Comisaría Vecinal 4D de la Policía de la Ciudad; el Comisario Juan Romero y al Subcomisario Roberto Inca de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad. Todos acusados de hecho insertar datos falsos en las actuaciones labradas por personal de la División Intervenciones Judiciales la Policía Federal Argentina.
Según surge del expediente, de acuerdo a fuentes de la investigación, al llegar el personal policial les refirió a los jóvenes frases intimidantes y discriminatorias, tales como: “a estos villeritos, hay que darle un tiro en la cabeza a cada uno. Donde tenes la falopa, donde está el arma con la que mataste a tu amigo”, denotando un significativo odio racial hacia los adolescentes. De ahí que la acusación también incluye amenazas y odio racial.
En la causa se cuenta con la declaración testimonial de Nicolás, que se encontraba en el parque Pereyra, cuando escuchó una frenada de un automóvil sobre la avenida Iriarte, un choque y después disparos.
“Cuando escuché la frenada, dirigí la vista hacia la avenida y vi que un auto se había cruzado a una Volkswagen Suran y de allí bajaron tres hombres y escuchó disparos”. A su vez, expuso que: “yo pensé que estaban robando la Suran porque el carro que se cruzó no tenía ni la sirenita ni nada. Los chicos se asustaron, aceleraron y tocaron al piloto de adelante. Es ahí que el copiloto dispara contra la Suran”.
Expresó que no sólo observó la balacera, sino que transcurrido unos 20 minutos aproximadamente, se presentó donde había finalizado el recorrido de la Suran, en el que se trasladaban las cuatro víctimas, zona que se había cercado y rodeado por personal de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad.
El testigo aportó una filmación tomada desde su teléfono celular en el que se avizora a lo lejos a los chicos en el piso reducidos.
Para los fiscales, los protagonistas en el suceso ilícito “tuvieron tiempo de sobra para fraguar el procedimiento policial, que les permitió tiempo de sobra para enmascarar la situación de sus compañeros policías”.
De las actuaciones labradas por el personal de la División Intervenciones Judiciales de la Policía Federal Argentina, se desprende que a las 12:00 horas se les dio intervención por este caso. Pero se debe sumar, al menos, una hora para enarbolar el procedimiento y comparecer en el lugar, “lo que abona la afirmación de que los acusados contaron con un tiempo excesivo (más de 3 horas) para armar esta “mise en scene”.
Fraguaron un procedimiento policial “plantando” un arma de utilería en el vehículo que era tripulado por las víctimas, “legitimando” los disparos que efectuaron sus compañeros policías, para que bajo el ropaje de un procedimiento “legal y lícito”, “escenificando el contexto en el que, en rigor, se habían desarrollado los sucesos y la atroz conducta, esto es, el homicidio agravado, las tentativas de homicidios y las privaciones ilegales de la libertad”, dice la acusación contra los 6 policías acusados del encubrimiento.
Los Comisarios Juan Romero de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna 4D de la Policía de la Ciudad, y Fabian Alberto Du Santos de la Comisaría Vecinal 4D de la Policía de la Ciudad, “por sus superioridades jerárquicas no podían ser ajenos a estas conductas ni desconocer las maniobras que -bajo su mando- fueron llevadas a cabo por sus subalternos, teniendo en cuenta que sus inmediatos inferiores y un numeroso grupo de policías a sus cargos, realizaron estos hechos”.
“En el marco del desempeño funcional de parte del personal de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna 4D de la Policía de la Ciudad y de la Comisaría Vecinal 4D de la Policía de la Ciudad, se valió de su estructura para concretar una serie de maniobras ilícitas, con total desprecio al derecho que gobierna la función policial y como capital simbólico que ello acarrea”, dice la acusación fiscal.
En la causa “existen elementos serios y concordantes, para sospechar del actuar ilegal de las oficiales Lorena Miño; Micaela Fariña; el principal Héctor Cuevas; el Subcomisario Roberto Inca y los Comisarios Fabian Alberto Du Santos y Juan Romero”, surge del expediente.
Fuente Ambito