Tras este duro mensaje, la compañía dio a conocer su postura a través de un comunicado en The New York Times. Allí explica que mantendrá las compras del crudo ruso para abastecer las refinerías y vender a los clientes en las estaciones de servicio con nafta y diésel. El dinero obtenido será enviado a un fondo especial dedicado “al pueblo de Ucrania”.
Al mismo tiempo, la petrolera más grande de Europa afirmó que los países europeos quieren que la energía de Rusia se mantenga ya que un corte de suministro supondría graves consecuencias de escasez lo que paralizaría no solamente el comercio sino la vida cotidiana de los ciudadanos. La empresa describió que la compra de petróleo es una “difícil decisión” para “evitar disrupciones en el mercado”.
“Sin un abastecimiento continuo de crudo a las refinerías, la industria energética no puede asegurar su continuidad en la provisión de productos esenciales a las personas en Europa en las semanas siguientes”, manifestó Shell. Ante la posibilidad de una alternativa, la petrolera aclaró que es probable que “no lleguen a tiempo”.
Shell había anunciado el lunes que dejaría los proyectos en conjunto con la empresa Gazprom, la compañía monopólica de gas ruso, incluido las instalaciones en las islas Sakkalin al este de ese país. Asimismo, la compañía se comprometió a frenar su participación en el gasoducto Nordstream 2, un ambicioso proyecto que prevé conectar Rusia con Alemania, y que había desatado resquemores en otros países de Occidente por el poder que representa para Putin. Si bien la obra ha sido prácticamente finalizada, ha sido bloqueada en las últimas semanas.
Shell consignó que buscará alternativas para comprar crudo a otras fuentes, pero indicó que anular las importaciones de Rusia no sucederá de la noche a la mañana.
Pese a las sanciones, EEUU tampoco contempla discontinuar las importaciones de petróleo ruso, un elemento vital para la economía norteamericana. Así lo aclaró la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki. Sin embargo, aclaró que se analizan “opciones” para recortar el consumo estadounidense de la energía rusa.
Fuente Ambito