“Vengo a buscar la fuerza del pueblo. Sí, ganaré”, aseguró el lunes durante un baño de multitudes en Normandía (noroeste) la candidata de Agrupación Nacional (RN), que en 2017 perdió el balotaje ante el liberal Emmanuel Macroncon un 33,9% de votos.
Cinco años después, los sondeos le dan 10 puntos más de intención de voto, algo insuficiente por el momento para derrotar a Macron. Pero la progresión atestigua su éxito en ahuyentar los temores sobre su partido y mostrarse como capaz de gobernar.
De lograr las llaves del Elíseo, Marine Le Pen, de 53 años, coronaría así con éxito su estrategia de borrar la imagen extremista del partido desde que en 2011 tomó las riendas del entonces Frente Nacional (FN), fundado por su padre Jean-Marie Le Pen.
Marine Le Pen fue apartando a los miembros destacados de los sectores racista y antisemita, incluso a su padre, y otros se unieron a las filas de su rival Éric Zemmour, que, según los observadores, busca resucitar el tradicional FN.
En la primera vuelta, “la mera presencia de Éric Zemmour, percibido como más radical que ella tanto en el fondo como en la forma”, recentró “mecánicamente la imagen de Le Pen”, tuiteó Mathieu Gallard, analista de Ipsos France.
Marine Le Pen “se hace la simpática y lo aprovecha. Y, además, nos hemos habituado a los extremos”, lamentó el ministro de Agricultura próximo a Macron, Julien Denormandie, sobre el auge de la candidata de extrema derecha, que aborda su tercera elección presidencial.
La política visitó mercados, subió a tractores y dió entrevistas íntimas… para diferenciarse de Macron, percibido como “arrogante”.
Según un sondeo de Ipsos/Sopra Steria, un 57% de franceses dice que Le Pen les inquieta, frente a un 49% respecto a Macron. Pero uno de cada dos estima que conoce bien los problemas de la gente, el doble que para su rival liberal.
Marine Le Pen centró su campaña en criticar el alza de los precios de la energía en Francia, en un contexto de temor sobre la pérdida de poder adquisitivo, y en asegurar que no atrasará la edad de jubilación de los 62 a los 65 años como propone Macron, sino adelantarla a 60 en algunos casos.
Sin embargo, “su programa apenas ha cambiado respecto a los fundamentos del FN, como la inmigración y la identidad nacional”, explicó recientemente a la AFP Cécile Alduy, profesora de la universidad estadounidense de Standford.
Sus planes pasan por frenar la migración y combatir la “ideología islamista”: reservar las ayudas sociales a los franceses, acabar con la reagrupación familiar o prohibir el velo en el espacio público, entre otras propuestas.
“Pero ha elegido un vocabulario diferente para justificarlo: en nombre del laicismo y los valores republicanos, e incluso del feminismo”, agregó Alduy, especialista del discurso de extrema derecha.
Vestida con colores claros y sonriendo todo el tiempo, Marine Le Pen ha optado por aparecer como la candidata de la “paz civil” y la “unidad nacional”, y busca “hacer olvidar la dureza de su programa”, según la Fundación Jean-Jaurès.
Fuente Ambito