El pedido del ministro de Defensa se enmarca en la ofensiva del ultraderechista Bolsonaro, quien desde hace meses levanta sospechas -sin presentar pruebas- sobre la confiabilidad de las urnas electrónicas y defiende un conteo de votos paralelo, controlado por las Fuerzas Armadas.
Advertencia
La semana pasada, el Departamento de Estado norteamericano realizó una inusual defensa del sistema electoral brasileño y se filtró que el jefe de la CIA, William Burns, llevó en julio del año pasado a Brasilia la inquietud de su Gobierno sobre una posible crisis institucional en caso de que Bolsonaro se niegue a reconocer el resultado de la elección presidencial. Bolsonaro debe dejar de socavar la confianza pública en el sistema electoral, fue el mensaje que Burns dejó a interlocutores de máximo nivel en Brasilia.
El escenario temido por la administración de Joe Biden en el país más poblado de América Latina es que un eventual desconocimiento del resultado provoque una crisis similar a la desatada por Donald Trump en Estados Unidos, que llevó el 6 de enero del año pasado al trágico copamiento del Capitolio por parte de una turba de extrema derecha.
De acuerdo con las encuestas, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva es favorito para imponerse a Bolsonaro en la primera vuelta del 2 de octubre por un margen de entre 5 y 13 puntos porcentuales. Para el balotaje del 30 de octubre su ventaja va todavía más allá, aunque el mandatario saliente ha logrado cierta recuperación en los últimos meses.
Concesión
Ante la presión militar, el presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Edson Fachin -quien también es uno de los once magistrados del Supremo Tribunal Federal (STF)-, autorizó la divulgación de los documentos que contienen las preguntas sobre el proceso electoral formuladas por los militares.
Según el diario O Estado de São Paulo, las Fuerzas Armadas enviaron en los últimos ocho meses 88 preguntas al TSE para poner de manifiesto su desconfianza sobre supuestas vulnerabilidades en el proceso de votación con urna electrónica.
Cabe recordar que el mismo se utiliza en Brasil desde las municipales de 1996 sin que jamás se hayan registrado quejas ni sospechas de irregularidades.
Crítica
La participación de militares en la comisión creada por el TSE para aumentar la transparencia de las elecciones –decidida por el entonces presidente del TSE, Luis Roberto Barroso, en respuesta a las críticas de Bolsonaro– es vista hoy como un “error”, ya que proporciona “munición” adicional al escepticismo del líder derechista sobre el funcionamiento del sistema electoral, señalan observadores políticos. Asimismo, otorga a los militares un rol tutelar sobre el funcionamiento del sistema electoral ampliamente considerado peligroso.
“El TSE, hasta donde sabemos, declaró la confidencialidad de las sugerencias propuestas por las Fuerzas Armadas para reducir al máximo la posibilidad de fraude. El señor Barroso dijo recientemente que las urnas son inexpugnables. Si son inexpugnables y no están sujetos a fraude, ¿por qué ocultar este documento a las Fuerzas Armadas y a la población brasileña?”, dijo Bolsonaro la semana pasada.
“Las Fuerzas Armadas no van a participar como simples espectadoras del proceso electoral. Eso no va a pasar. Las Fuerzas Armadas tienen un comando cibernético con cientos de soldados que se graduaron de las mejores universidades de Brasil e hicieron un trabajo muy acertado”, añadió, al expresar su idea de que los militares realicen un escrutinio paralelo al oficial.
Planes
Bolsonaro, excapitán del Ejército, debe anunciar en los próximos días que su candidato a vicepresidente será el general retirado Walter Braga Netto, su ex jefe de gabinete y ex ministro de Defensa.
El gobierno de Bolsonaro ha nombrado a más de 6.000 militares en cargos públicos y es la única gestión desde el fin de la dictadura (1964-1985) que reivindica al régimen de facto y las torturas ejercidas contra los presos políticos.
El Partido de los Trabajadores (PT) de Lula da Silva dice confiar en que las Fuerzas Armadas no se politizarán a favor de Bolsonaro ni socavarán la democracia, pero sigue los acontecimientos con preocupación.
Fuente Ambito