Tarik El Fahsi tiene 18 años. Llegó con 11 de forma irregular a España; ha estado acogido en centros de menores y ahora es camarero en Jerez de la Frontera (Cádiz). Tiene permiso de trabajo y dice que sus jefes Manuel y Ana lo tratan como a un hijo. Cuenta que dejó Marruecos porque es diabético y allí no estaba controlado. Su historia es una de miles, en concreto Tariq engloba esos datos de 9.300 ‘menas’ y jóvenes de entre 18 y 23 años extutelados que han podido acceder al mercado laboral en los últimos seis meses, tras la reforma del Reglamento de Extranjería el pasado octubre. Los datos los presentó ayer el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, acompañado de algunos de estos nuevos trabajadores: 3.504 de quienes han conseguido autorización para trabajar son menores y 5.817, jóvenes extutelados. «Se ha llegado a más del 60% de las personas a las que estaba previsto alcanzar con este cambio normativo», detalló el ministro. El objetivo eran 15.000, 8.000 de ellos ‘menas’. Hay otros 1.200 expedientes en tramitación que tras resolverse supondría alcanzar un 70% de esos potenciales beneficiarios. Antes del cambio en el Reglamento de Extranjería (apoyado por once comunidades autónomas), la mayoría de estos jóvenes se veían abocados a la ilegalidad al cumplir los 18 años. La situación administrativa mayoritaria era la de residencia no lucrativa, es decir, no podían trabajar. Ahora, según Escrivá, cuatro de cada cinco tienen permiso de trabajo. Casi 2.500 han encontrado empleo en los últimos meses y 1.150 se dieron de alta en la Seguridad Social el mismo mes que consiguieron los papeles. 3.504 son los menores extranjeros acogidos que ya cuentan con autorización para trabajar. El cambio del Reglamento de Extranjería estaba dirigido a 8.000 menores
5.817 es el número de extutelados (de entre 18 y 23 años) que también han obtenido el permiso de trabajo de los 7.000 posibles beneficiados El cambio también se ha reflejado en los sectores productivos. Antes de la reforma la mayoría trabajaba en la agricultura y en condiciones precarias. En los últimos meses se han incorporado a la hostelería, sobre todo, también a la agricultura, pero de forma reglada, y al comercio. Una vez que acceden al mercado laboral se da una gran movilidad entre sectores y así muchos pasan por los ya citados, además de las manufacturas y la construcción. Cuando se aprobó el cambio normativo, surgió la preocupación por si esta flexibilidad para obtener papeles podía suponer un ‘efecto llamada’, sobre todo tras la crisis de Ceuta aún muy reciente. En dos días de mayo más de un millar de menores lograron colarse en la ciudad. El ministro no hizo ninguna alusión a este posible efecto ni aportó datos más allá de los económicos. «Todo puertas cerradas»
Tocaba sacar pecho de un cambio normativo limitado a tres artículos pero con efectos prácticos de calado. Para ello además de las cifras, desde Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, optaron por poner cara e historias a los números con la intervención de varios exmenas. Además de Tarik, otro de estos nuevos trabajadores -Elhouceine Er raqioui- explicó que pasó cuatro años formándose pero no podía trabajar por esa irregularidad sobrevenida. «Mi sueño es coger mucha experiencia en hostelería y abrir un negocio aquí en España. Antes de la reforma, todo eran puertas cerradas».
Fuente ABC