El incidente tuvo lugar el 26 de mayo, cerca de Orlando, en el centro de Florida. La policía acudió a la residencia de la víctima tras recibir una llamada de emergencia. Al llegar, los agentes encontraron a una mujer, Marie Ayala, haciéndole un masaje cardíaco a su esposo, Reggie Mabry, herido por un disparo.
El hombre, de 26 años, murió poco después en el hospital.
En un primer momento, la policía creyó que la causa de muerte estaba relacionada con un suicido, explicó en rueda de prensa el sheriff del condado de Orange, John Mina. Pero el mayor de los tres niños de la pareja, un chico de cinco años, informó a los agentes que había sido su hermano de dos años quien había disparado a su padre por la espalada, añadió.
Según relatan documentos judiciales, el pequeño encontró la pistola en una bolsa que Mabry había dejado en el suelo y le disparó a su padre por la espalda mientras éste jugaba a un videojuego en la computadora. Toda la familia se encontraba en el único dormitorio de la vivienda cuando ocurrieron los hechos.
Mabry y Ayala estaban en libertad condicional después de cometer delitos de negligencia infantil y de consumo de narcóticos, dijo el sheriff.
Ayala, de 28 años, quedó detenida por homicidio involuntario, tenencia de arma de fuego por parte de un delincuente condenado y violación de la libertad condicional.
“Los propietarios de pistolas que no aseguran bien sus armas están a una fracción de segundo de que ocurra una de estas tragedias en sus hogares”, lamentó Mina. ”Ahora estos niños han perdido a sus dos padres. Su padre está muerto. Su madre está en la cárcel. Y un chico tiene que vivir sabiendo que disparó a su padre”.
Fuente Ambito