
El test de Bechdel da una pauta de cuál es el rol de las mujeres en las películas ¿Qué tiene que tener una película para pasar este test? Tiene que haber dos personajes femeninos con nombre, que hablen entre sí, sobre algo que no sea un varón, y por más de un minuto. Parece una consigna sencilla, pero para tener una idea, en las últimas nominaciones a los premios Oscar, solo dos de las nominadas a mejor película lograron pasar el test. Cuesta pensar, si invirtiéramos los géneros, en obtener estos resultados.
Personajes, voz y corporalidad
El Instituto Geena Davis -que se ocupa de analizar representaciones en el cine- muestra en un estudio del 2018 que en las películas no solo hay más personajes masculinos que femeninos, sino que ellos hablan más y son protagonistas de las historias. Al mismo tiempo, las mujeres aparecen -en mayor medida que los varones- sexualizadas y desnudas. Casi no hay personajes de otras identidades de género.
En otro estudio de 2019, el mismo instituto se centra en la cuestión de la edad, y los resultados son elocuentes: las mujeres de más de 50 años representan sólo una cuarta parte del total de los personajes de esa edad, y no tienen roles protagónicos. El reloj parecería correr más rápido para las mujeres en el cine.
El lugar en la industria
¿Cómo resolver esto? La problemática es cultural, y responde a varias causas, pero de forma rápida podemos encontrar una: el escaso lugar que las mujeres tienen en la industria cinematográfica. Las nominaciones a los premios Oscar de los últimos 10 años indican que para mejor dirección el 7% fueron mujeres, para mejor fotografía el 4%, y como mejor guión el 12%. Donde sí hay mujeres es en las nominaciones a mejor maquillaje, donde representan el 49%; y mejor vestuario, única categoría donde son mayoría, con el 66%.
Contar con más mujeres ocupando estos espacios es un primer paso para empezar a contar otras historias. Como Thelma y Lousie, que si bien fue rupturista hace 30 años por proponer otras representaciones de mujer, historias como aquella tampoco abundan hoy en la industria.
Desde Grow- Género y Trabajo este año estamos realizando una campaña de sensibilización sobre la violencia simbólica, donde problematizamos los mensajes que se reproducen desde diversos ámbitos, que naturalizan roles, corporalidades, profesiones, entre otros aspectos. El cine es uno de esos espacios. Reflexionar qué es lo que se representa es fundamental para empezar a contar otras historias, que nos permitan crear una sociedad más justa.