Los jefes diplomáticos de Estados Unidos y China expresaron el sábado una esperanza cautelosa de que podrán evitar que las tensiones entre sus países se salgan de control, en una reunión celebrada al margen de la cita del Grupo de los 20 en Bali.
Ninguna de las dos partes esperaba grandes acuerdos entre el secretario de Estado Antony Blinken y el ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi, pero las dos potencias moderaron su tono e intensificaron la interacción, en momentos que Occidente está enfocado en la invasión rusa a Ucrania.
“En una relación compleja y trascendente como la de Estados Unidos y China, hay mucho de qué hablar”, dijo Blinken mientras él y Wang posaban ante fotógrafos en un hotel en la isla indonesia de Bali.
“Esperamos tener una conversación productiva y constructiva”, agregó.
Por su parte, Wang indicó que el presidente chino, Xi Jinping, cree en la cooperación y el “respeto mutuo” entre las dos mayores potencias económicas mundiales.
“China y Estados Unidos son dos grandes países, así que es necesario que los dos países mantengan intercambios normales”, expresó Wang.
“Al mismo tiempo, necesitamos trabajar juntos para asegurar que esta relación continúe avanzando en el camino correcto”, señaló.
Daniel Kritenbrink, principal diplomático estadounidense para Asia Oriental, dijo previamente que Blinken buscaría “salvaguardas” en la rivalidad con China, y hará “todo lo posible por asegurar que evitemos cualquier error que pueda llevar inadvertidamente a un conflicto”.
En la primera reunión cara a cara de Blinken y Wang desde octubre, se espera que las dos partes preparen las conversaciones virtuales que sostendrán los presidentes Xi y Joe Biden en las próximas semanas.
Tras un prolongado distanciamiento entre los dos países durante la pandemia, sus jerarcas de Defensa, Finanzas y Seguridad Nacional han conversado, así como sus jefes militares.
El diario estatal chino Global Times, usualmente crítico de Estados Unidos, publicó que la creciente diplomacia “pone de relieve el consenso entre las dos partes por evitar una escalada de la confrontación”.
Pero las tensiones persisten, en especial sobre Taiwán, ante la preocupación estadounidense de que China aumente la presión sobre la isla de gobierno democrático que considera parte de su territorio.
– China “mesurada” con Ucrania –
La posición estadounidense sobre China se ha endurecido en los últimos años, y Biden mantuvo lo fundamental de la línea dura de su antecesor, Donald Trump, en su relación con Pekín.
Pero Blinken, en un discurso reciente, dejó claro que Washington no busca una nueva “Guerra Fría”, pese a mantener las críticas, como acusar a China de genocidio contra los pobladores uigures, de mayoría musulmana.
Se espera que el gobierno de Biden levante algunas de las tarifas que impuso Trump a los productos chinos para aliviar la inflación, que se ha convertido en un problema político en Estados Unidos.
Autoridades de Washington también se mostraron cautelosamente optimistas con la postura china sobre Ucrania, al condenar su apoyo retórico a Rusia aunque sin ver señales de que Pekín haya brindado apoyo material a Moscú.
“Lo más impresionante es lo mesurado y, de alguna forma, sutil” que fue China sobre Ucrania en la reunión del viernes durante la cita del G20, dijo un alto cargo estadounidense.
Estados Unidos encabeza los intentos por aislar al ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, quien según diplomáticos abandonó la reunión de G20 ante las críticas occidentales.
Wang no ofreció “un apoyo firme o alguna señal de que China y Rusia tienen algún pacto”, dijo el funcionario estadounidense, que requirió el anonimato.
Pero autoridades estadounidenses han dicho que la pequeña luna de miel con China podría ser fugaz.
Se espera que Xi haga grandes cambios en su equipo de política exterior durante el Congreso Nacional del Partido Comunista que se efectuará este año.
Sin embargo, Craig Singleton, especialista en China en la Fundación para la Defensa de las Democracias, anticipó que Xi volverá a designar a tecnócratas que puedan trabajar con Washington.
“La razón es simple, la economía China enfrenta grandes obstáculos y los dirigentes chinos parecen dispuestos a reconocer que la retórica agresiva de China ha sido contraproducente”, afirmó.
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Fuente La Nacion