“Nuestro sistema basado en la libertad en el que nos hemos acostumbrado a vivir, a veces, cuando tenemos que defenderlo, puede suponer hacer sacrificios”, abundó el mandatario.
Para Macron, el momento actual “puede parecer estructurado por una serie de graves crisis” y por lo que podría ser “el fin de la abundancia”, “de las evidencias” y “de la despreocupación”. “Por mi parte, creo que lo que estamos viviendo es más bien del orden de una gran agitación o de un gran cambio”, agregó el mandatario de 44 años, cuyo primer mandato estuvo marcado además por las protestas sociales y la pandemia.
En la agenda de los próximos meses figuran desafíos como la “sobriedad energética” y la transición ecológica, y sus planes para retomar la reforma del desempleo, en un momento en que no cuenta con mayoría absoluta parlamentaria. Una de las cuestiones clave será la renovación de los topes de precios de la electricidad y el gas que expiran a fines de año, así como la rebaja de los carburantes, que en conjunto han contribuido a mantener la inflación francesa más baja que la de muchos países de la Unión Europea, pero que pesan mucho sobre las finanzas públicas. La reforma de los regímenes de pensiones y de las prestaciones por desempleo también está en marcha y podría desencadenar protestas callejeras.
“Nos opondremos a estos nuevos sacrificios”, dijo Philippe Martínez, jefe del sindicato CGT,
Fuente Ambito