Por Santiago Dapelo
Al menos por el momento no habrá cambios en la custodia de la vicepresidenta, aunque todo está en análisis; el ministro de Seguridad estuvo parte del día con Alberto Fernández; parte del kirchnerismo lo cuestionó
ras el intento de asesinato contra Cristina Kirchner, Aníbal Fernández quedó en el centro de las críticas por las fallas del operativo de seguridad. Y si bien desde un sector del kirchnerismo pidieron su renuncia, el ministro de Seguridad continuará en su cargo y al menos por ahora no habrá cambios en la custodia personal de la vicepresidenta, aunque todo “está abierto”, indicaron fuentes oficiales.
“Sigue colaborando con la investigación y poniendo todos los recursos necesarios para que se esclarezca”, confió uno de los funcionarios más cercanos al presidente Alberto Fernández.
Aníbal Fernández, que esta semana decidió reforzar los cuidados de Cristina Kirchner, pasó gran parte del día en la Casa Rosada. Incluso el Presidente lo sentó a su derecha durante el encuentro con los ministros. Ahí participó de la reunión de gabinete, donde realizó un informe sobre lo que sucedió y detalles de Fernando Andrés Sabag Montiel, el hombre de 35 años de nacionalidad brasileña que atacó a la expresidenta.
Después de ese encuentro, el responsable de Seguridad subió al primer piso de la Casa Rosada hasta el despacho presidencial, donde siguió reunido con el jefe de Estado. Por ahí también circularon otros ministros, como Juan Zabaleta (Desarrollo Social), Gabriel Katopodis (Obras Públicas), Santiago Cafiero (Canciller), Jorge Taiana (Defensa) y el titular de la AFI, Agustín Rossi, entre otros.
Cerca de Fernández argumentaron que el ministro de Seguridad aguardará el avance de la investigación judicial antes de realizar cualquier movimiento. “Estamos ajustados a derecho”, respondieron allegados. En este punto, hoy fueron varios los custodios de la vicepresidenta que declararon como testigos ante la jueza federal María Eugenia Capuchetti.
La falta de reacción de los efectivos que debían cuidar a la expresidenta generó un fuerte malestar en parte del kirchnerismo. Una de las que expresó ese enojo fue la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. “Con el derecho que me dan los 45 años de lucha ininterrumpida luchando por defender a la gente que amo, por inepto y descuidado, exijo la renuncia de Aníbal Fernández”, lanzó en un comunicado. Y agregó: “Y ojalá muchos me acompañen para lo mismo, porque no supo cuidar a la vicepresidenta”.
El senador Oscar Parrilli, uno de los exégetas de Cristina Kirchner, reconoció: “Tiene que haber un replanteo de toda la manera en la que ella se contactaba con la gente, a ella le hacía muy feliz”. Para el extitular de la AFI, el atentado puso bajo revisión la seguridad de la vicepresidenta y advirtió que “tiene que haber cambios”.
Desde la oposición también le reclamaron respuestas al ministro. Un grupo de diputados opositores pidió citar a Aníbal Fernández “con el objetivo de proporcionar las explicaciones pertinentes sobre las medidas de seguridad tomadas para con la vicepresidenta”.
También le exigen los detalles de sobre “la seguridad de los funcionarios a cargo de la policía federal que dependen de su cargo como ministro de Seguridad”. El proyecto de resolución lo firmaron Graciela Ocaña, Gerardo Milman, Fabio Quetglas, Karina Banfi, Héctor Stefani, Pablo Torello, Humberto Schiavoni y Alejandro Finochiaro, entre otros.
Desde que comenzó la vigilia en la puerta del domicilia de la expresidenta, en Juncal y Uruguay, fueron varios los momentos en que la seguridad en torno a Cristina Kirchner fue puesta en debate, como cuando salió a hablar a la militancia, el sábado pasado.
Esto provocó una escalada de tensión con la Ciudad, que tuvo su pico el último sábado, luego del conflicto con las vallas. Tras la decisión de sacar a la policía porteña, Aníbal Fernández sostuvo públicamente que había ampliado la custodia de Cristina Kirchner. Esto sucedió cinco días antes del atentado.
Miembros del entorno de la vicepresidenta advirtieron que el intento de asesinato podría cambiar la dinámica de sus contactos con la gente. La primera salida de Cristina Kirchner de su departamento tras el ataque hizo relativizar esa posibilidad. Es que apenas tocó la calle se acercó a los militantes que aguardaban para saludarla.
Fuente La Nación