Trabajar y cobrar el ingreso mínimo vital (IMV) es compatible, pero hasta ahora los hogares que tuviesen ingresos no recibían toda la cuantía, sino la parte que les faltaba para llegar a la renta mínima garantizada por el Estado (en el caso de una persona soltera y sin hijos es 5.900 euros, y se va incrementando en función de la situación familiar). Los que se pasaban de ese umbral directamente dejaban de recibir la retribución, tras la revisión anual que hace el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). El resultado: de alguna manera, el ingreso mínimo vital podría desincentivar la búsqueda de empleo o la mejora de las rentas laborales.
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El Gobierno quiere evitar esta situación, conocida como ‘la trampa de la pobreza‘, y por eso otorgará de oficio un incentivo salarial complementario al IMV. Esto permitirá a los perceptores mantener el subsidio intacto, en algunos casos, o al menos una parte del mismo, en otros, cuando su situación laboral mejore. La medida, aprobada este martes en el Consejo de Ministros, beneficiará a unas 100.000 familias (uno de cada cinco perceptores), pero no se hará efectiva hasta el 1 de enero de 2023. Según fuentes del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, los beneficiarios empezarán a recibir el incentivo a mediados del año que viene, una vez que el INSS compruebe su situación con los datos de la renta de 2022.
A diferencia de otras ayudas, como la solicitud del propio ingreso mínimo, el incentivo se concederá de forma automática, sin necesidad de que el perceptor lo solicite. Con esto, el Ejecutivo busca evitar los cuellos de botella que se han producido en la tramitación del IMV, que solo llega al 22% de los hogares en riesgo de pobreza. Numerosos expertos defienden que este método es más efectivo e incluso más eficiente, al ahorrar costes burocráticos, que los complejos procesos de solicitud, aun a riesgo de que algunas familias sin derecho a los subsidios se beneficien.
El Ejecutivo niega que la medida vaya a tener coste alguno, gracias al aumento de las cotizaciones sociales al incentivar el empleo
Fuentes del Ministerio de Seguridad Social niegan que el Gobierno haya detectado que el actual IMV esté desincentivando la entrada de trabajadores en el mercado laboral o incluso favoreciendo su salida, como ocurre en Italia con el conocido como ‘redditto di cittadinanza’. El nuevo incentivo, argumentan, ya estaba contemplado en el real decreto que alumbró el IMV, en diciembre de 2021, y que ahora se perfecciona con una medida que añadirá eficiencia a la equidad que se buscaba con el subsidio.
El Ejecutivo también niega que la medida vaya a tener coste alguno. Pese a que el Estado tendrá que complementar —parcial o totalmente— la parte de la renta mínima garantizada que hasta ahora no cubría por venir de las rentas del trabajo, el incentivo que supone para la mejora de la situación laboral compensaría ese gasto. En otras palabras: lo que la Administración tenga que pagar para financiar el nuevo mecanismo lo estará recibiendo por otro lado gracias a las cotizaciones a la Seguridad Social de la masa laboral que, o bien se incorpore al mercado, o bien aumente su número de horas trabajadas, estimulada por el incentivo aprobado este martes.
Javier Brandoli. Roma
Fuentes del Ministerio aseguran que, en el peor de los casos, por cada euro invertido en la medida se recibirá un euro adicional de las nuevas contribuciones sociales generadas por el cambio de comportamiento de los perceptores. En el mejor, la ratio será de 3,5 a uno. “No genera coste fiscal y puede tener ingresos”, añaden estas fuentes. Se trata, por tanto, de un incentivo al empleo, pero que será asumido por el INSS en lugar del SEPE, que depende del Ministerio de Trabajo y es el encargado —junto a las comunidades autónomas— de las políticas activas en este ámbito.
Así se calcula el incentivo
El Gobierno habilitará una calculadora para que los beneficiarios del ingreso mínimo vital puedan saber, con antelación, cuáles serán sus ingresos al sumar el propio IMV, el incentivo y las rentas laborales. Así, podrán decidir con todos los datos en la mano si les sale o no a cuenta aceptar un trabajo, y hasta qué punto lo podrán compatibilizar con las ayudas públicas.
La medida está pensada para que nadie pierda dinero por trabajar más: “La idea es que la gente modifique sus comportamientos”
El cálculo del incentivo se basa en un complejo sistema estudiado en el mundo académico, y que el propio ministerio ha simulado con los datos del INSS para diseñar las horquillas. El Gobierno establece tres tramos de ingresos: hasta el 60% de la renta mínima garantizada por la composición de su hogar, entre el 60% y el 100% o más del 100%. En el primero, los beneficiarios del IMV que aumenten sus rentas laborales podrán mantener el 100% del subsidio, por lo que el incentivo les cubrirá la diferencia entre la renta mínima garantizada y sus ingresos. Esto es así porque se considera que, cuando los salarios son más bajos, el riesgo de abandono del mercado laboral es mayor. En el segundo, el incentivo les cubrirá un porcentaje de esa diferencia, en función de su situación familiar y de si trabajaban previamente o no. En el tercero, se les abonará una parte todavía más pequeña, pero garantizará que podrán seguir cobrando el IMV hasta alcanzar unos ingresos 1,7 veces superiores a la renta mínima garantizada que les corresponde.
El objetivo final es que nadie pierda dinero por empezar a trabajar o trabajar más. “La idea es que la gente modifique sus comportamientos”, concluyen las mismas fuentes. El problema es que la medida resultará más efectiva durante los ciclos de crecimiento económico, con un coste mínimo en relación con el incremento de ingresos por las cotizaciones sociales, mientras que en los ciclos recesivos la efectividad será más limitada.
Trabajar y cobrar el ingreso mínimo vital (IMV) es compatible, pero hasta ahora los hogares que tuviesen ingresos no recibían toda la cuantía, sino la parte que les faltaba para llegar a la renta mínima garantizada por el Estado (en el caso de una persona soltera y sin hijos es 5.900 euros, y se va incrementando en función de la situación familiar). Los que se pasaban de ese umbral directamente dejaban de recibir la retribución, tras la revisión anual que hace el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS). El resultado: de alguna manera, el ingreso mínimo vital podría desincentivar la búsqueda de empleo o la mejora de las rentas laborales.
Fuente El Confidencial