El presidente Fernández y el ministro Massa confirmaron un nuevo acuerdo con China para engrosar la posición de reservas del Banco Central y postergar el colapso del cepo cambiario. Pero las medidas no están exentas de grandes costos.
Tras la dramática pérdida de reservas internacionales y la situación crítica en materia de insumos, el Gobierno de Alberto Fernández anunció la ampliación del swap de monedas con China por un monto equivalente a los US$ 5.000 millones.
Fernández aprovechó la celebración de la reunión con el dictador Xi Jinping en el G20 para destrabar las negociaciones y aumentar el stock de deuda externa del país con el gigante asiático. Se trata de una operación entre el Banco Central (BCRA) y el Banco Popular de China (PBOC).
El ministro de Economía Sergio Massa acompañó a Fernández por su gira al G20 y respaldó las medidas, asegurando que la ampliación del swap permitirá robustecer las reservas y con ello poder hacer frente al pago de importaciones e insumos.
“Es decisión del gobierno chino ampliar el uso del swap en USD 5.000 millones, que vienen a fortalecer nuestras reservas frente al mercado único y libre de cambios, dando mayor fortaleza para el Banco Central y la posibilidad de disponer de más herramientas para garantizar, sobre todo, las importaciones de las pequeñas y medianas empresas, de las industrias argentinas, que a veces tienen el temor de no poder acceder a los dólares” anunció Massa.
Pero las medidas no son fortuitas, añaden un importante costo financiero para el Banco Central. Mientras se encuentre inactivo, un swap no trae costos por cuanto queda contabilizado dentro de las reservas internacionales. El problema aparece cuando se activa, ya que para hacerlo la operación es similar a la de un préstamos, y por lo tanto hay que abonar una tasa de interés.
Hasta ahora, el BCRA consumía reservas propias, restringía su posición de oro, utilizaba los ingresos por exportaciones coyunturales o tomaba prestado el respaldo de los depósitos en dólares, pero en adelante buscará consumir reservas del swap a costa de incurrir en costos financieros más grandes que complican la posición del próximo Gobierno en 2023.
El país se encuentra al borde del agotamiento productivo y la emergencia por la falta de insumos necesarios para la producción. El cepo cambiario genera un drenaje de reservas ya que todas las operaciones para financiar importaciones deben atravesar el Banco Central, al mismo tiempo en que las exportaciones son penalizadas sistemáticamente.
La ampliación del swap chino permite postergar el eventual colapso del cepo cambiario, evitando tener que recurrir a medidas más extremas como una mayor devaluación sobre el tipo de cambio oficial o un mayor recrudecimiento de las trabas a las importaciones.
El Gobierno apuesta a mantener el esquema cambiario sin ningún tipo de cambio, manteniendo el sistema de crawling-peg de micro-devaluaciones periódicas para el dólar oficial y restringiendo importaciones con barreras no arancelarias.
Fuente Derecha a Diario